Vanguardia

Muchos huevos

- ‘CATÓN’ CRONISTA DE LA CIUDAD

El filólogo francés Pierre Ferran recogió en su libro “Les O” cinco expresione­s mexicanas, y las explica.

“Andar pisando huevos”. Significa obrar con extremada precaución.

“Cuesta un huevo”. Expresa que algo es muy caro o muy difícil.

“Decir el huevo y quien lo puso”. Es cantarle sus verdades a alguien.

“Hacer algo a huevo’”. Quiere decir hacer algo a la fuerza.

“¡A huevo!”, interjecci­ón popular empleada para denotar la obligatori­edad de realizar una acción.

Mil y un voquibles más tenemos los mexicanos en que aparecen el huevo y su pareja con su equívoca significac­ión testicular. También los franceses tienen lo suyo. Hay un moralizado­r proverbio galo donde la palabra “oeuf”, huevo, rima con “beuf”, buey. Dice ese refrán: “El que roba un huevo roba un buey”. Es decir que quien obra mal en las cosas pequeñas también obrará mal en las grandes.

Fabergé, ahora un nombre célebre en artes de perfumería, se hizo famoso fabricando huevos de Pascua de prodigiosa belleza para el Zar de todas las Rusias. Los hacía de oro y plata con añadidura de piedras preciosas, y les ponía música, o trucos ingeniosos de movimiento que causaban sorpresa y regocijo. Joyas de colección, en la actualidad un huevo de Fabergé cuesta uno del que lo paga.

Las señoras de antes remendaban los calcetines usando un huevo de madera fina, muy pulido y fragante. A las gallinas se les ponían huevos de yeso para incitarlas a empollar otros de verdad. Los americanos, que se la pasan haciendo experiment­os, acaban de concluir uno muy interesant­e: puestos dos grupos de huevos en dos incubadora­s puestas en lugares alejados entre sí, en una se tocaba música mientras los huevos se incubaban, en la otra no. Cuando nacieron los pollitos se pusieron juntos los de las dos incubadora­s y luego se les tocó la misma música. Los pollitos de la incubadora que había tenido música se congregaro­n junto a la bocina; los otros no. Sacaron por conclusión los experiment­adores algo que se sabía ya: si una señora embarazada escucha música clásica cerca de la fuente de sonido, su hijo adquirirá el gusto por la buena música desde antes de nacer.

Ahora recuerdo una anécdota. A cierto pedagogo una señora embarazada le preguntó a qué edad debería comenzar a educar a su hijo cuando naciera éste. Le preguntó el educador:

-¿Cuánto tiempo tiene usted de embarazo, señora? -Seis meses -respondió ella.

-Pues ya lleva usted perdido medio año -le dijo el sapientísi­mo señor.

Significa eso que la educación de un niño debe empezar desde el principio, ab ovo, o sea desde el huevo.

A huevo.

 ??  ?? ARMANDO FUENTES AGUIRRE
ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico