Vanguardia

EDITORIAL ‘Blindar’ ciudades y regiones, ¿es esa la solución?

-

Tras los violentos sucesos registrado­s el fin de semana anterior en el municipio de Villa Unión, el Gobierno de Coahuila anunció ayer una inversión de 100 millones de pesos para la construcci­ón y equipamien­to de tres bases de operacione­s –destinadas al Ejército y a la Guardia Nacional– en la región de los Cinco Manantiale­s.

La medida implica fortalecer la estrategia de seguridad desplegada en nuestra entidad en los últimos años y que ha implicado, sobre todo, una fuerte inversión en infraestru­ctura para la operación de las fuerzas armadas del País en Coahuila.

“Lo que buscamos es que de manera permanente se quede ya un equipo y que podamos salvaguard­ar toda la parte en nuestra frontera con Tamaulipas y Nuevo León”, afirmó el titular del Ejecutivo Estatal luego del anuncio.

Explicó adicionalm­ente que la decisión obedece al hecho de que “la extensión de nuestros municipios es sumamente grande. Existen muchas entradas dentro de los ranchos hacia Coahuila y (por eso) tenemos que, de manera estratégic­a, ubicar ahí una base militar que ya de manera permanente nos permita trabajar en los operativos coordinado­s que hoy tenemos, sin que se tengan que estar trasladand­o de otras partes”.

La decisión es, a primera vista, impecable. Y lo es porque se trata de una respuesta proporcion­al a lo ocurrido, sobre todo si se considera –viendo los hechos en retrospect­iva– que de haber contado con dichas instalacio­nes probableme­nte no se habrían registrado los enfrentami­entos que ya arrojan un saldo de 23 personas muertas entre presuntos delincuent­es, policías y civiles.

Sin embargo, la misma lógica utilizada para considerar un acierto la medida obliga a cuestionar qué ocurre ahí donde no existen instalacio­nes de este tipo. ¿Se encuentra la población de estos lugares a merced de la delincuenc­ia porque no existen bases de operacione­s para personal militar y de las distintas corporacio­nes policiales?

Contestar de manera afirmativa la interrogan­te anterior equivale a decir que la única forma de contención en contra del crimen organizado está constituid­a por la exhibición de la capacidad de fuerza del Estado, es decir, que los delincuent­es no violarán la ley sólo si ven frente a ellos una capacidad de fuego superior a la suya.

Esto, como ya ha quedado demostrado en múltiples ocasiones –la más evidente, el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán en Culiacán–, es un argumento falso y por ello haremos bien en abandonar la idea de que la sola exhibición de fuerza va a derrotar a la criminalid­ad.

Por ello, además de las inversione­s en infraestru­ctura, equipamien­to y capacitaci­ón para las fuerzas armadas y policiales, lo que requerimos es una estrategia que funde su poder de disuasión no en la capacidad de fuego sino en la fortaleza institucio­nal del Estado.

Y eso implica mucho más que armas y balas. Implica, en esencia, volver imposible que los actos criminales queden impunes o que los delincuent­es disfruten de las ganancias obtenidas mediante la actividad delictiva. Mientras no tengamos eso, por mucho poder de fuego que se exhiba, el País difícilmen­te será pacificado.

Lo que requerimos es una estrategia que funde su poder de disuasión no en la capacidad de fuego sino en la fortaleza institucio­nal del Estado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico