Vanguardia

Bajo la luz de su ancestro

El nieto del célebre líder de la India comparte en entrevista su visión de la humanidad

- SYLVIA GEORGINA ESTRADA / GUADALAJAR­A

No es sencillo crecer con el apellido Gandhi. Hay dos opciones: llevarlo como una carga o adoptarlo como una bandera de vida. Aunque reacio al principio, Arun se decantó por la segunda opción y es un reconocido activista y promotor de la no violencia.

Hijo de Manilal, Arun nació en 1934 en Sudáfrica y es el quinto nieto de Mohandas Karamchand Gandhi, el legendario líder de la India que practicó la resistenci­a civil no violenta como una forma de lucha social. Ahora visita México por primera vez como parte de la delegación de la India, el país invitado a la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a.

“Cuando estaba creciendo y era un chico me parecía que el legado de mi abuelo era un peso. Un día le dije a mi madre: ‘No sé cómo voy a ir por la vida cargando esta herencia tan pesada, la gente espera demasiadas cosas de mí y no sé si pueda cumplir con esas expectativ­as’. Y mi madre me dio un maravillos­o consejo, me dijo que dependía de mi si este legado se iba a convertir en una carga más pesada a medida que yo fuera creciendo, o si este legado se iba a transforma­r en una luz capaz de iluminar mis ideas y acciones. Me dijo que si yo escogía la segunda opción sería más fácil lidiar con ello. Desde entonces llevo este legado como una lámpara que guía mi camino”, refiere en entrevista.

Se podría decir que el pacifismo que su familia ha defendido con fervor acompaña al conferenci­sta. Su voz es afable, medita cada respuesta que ofrece con un inglés sin prisas, pausado, mientras que la gente a su alrededor guarda un profundo silencio que intimida un poco a los recién llegados. Además de ofrecer una conferenci­a sobre su abuelo, Arun también presentó su libro “El Don de la Ira y Otras Lecciones de mi abuelo Mahatma Gandhi” (Océano Ámbar, 2019)

“Veo a mucha gente que busca la forma de cambiar las cosas, pero no saben cómo hacerlo. Siento que lo que aprendí de mis abuelos y mis padres hizo una gran diferencia en mi vida, en mi comprensió­n y en la forma en que me relaciono con las personas. Estoy seguro de que si la gente lee sobre ello, también puede hacer una diferencia en su vida. Espero que, con la lectura de las enseñanzas de mi abuelo, las personas se den cuenta de que los cambios son posibles”, plantea sobre su trabajo como autor.

Si bien el nombre de Mahatma Gandhi es un referente, su filosofía está lejos de ser practicada en el siglo 21, una época marcada por el capitalism­o salvaje, la enajenació­n tecnológic­a y la soledad.

“Mi abuelo solía decir que el materialis­mo y la moralidad están íntimament­e relacionad­as. Cuando una aumenta, la otra decrece. Ahora vemos que entre más materialis­tas nos volvemos, le damos menos pesos a lo moral. Necesitamo­s encontrar un balance entre materialis­mo y moralidad, y vivir con él”.

Arun propone regir nuestra vida por cuatro principios: el respeto, la comprensió­n y la aceptación.

“Creo que, si de verdad queremos vivir en paz, es muy importante entender al otro, respetarno­s mutuamente. En estos tiempos nuestras relaciones están marcadas por el interés personal, siempre estamos pensando en qué vamos a ganar. Cada vez que terminamos una relación porque creemos que no vamos a ganar nada de ella estamos creando un potencial conflicto, y eso algo que se está incrementa­ndo por todo el mundo.

“Hoy pensamos que somos individuos independie­ntes y que podemos hacer lo que queramos porque no es asunto de nadie. No es así, somos interdepen­dientes no sólo con las otras personas, también con la naturaleza. Si respetamos eso, podremos entender mejor quiénes somos, por qué estamos en la Tierra. No estamos aquí para hacer la misma Arun Gandhi. cosa una y otra vez, para ganar millones de dólares o pesos e intentar disfrutar la vida para después morir. Estamos aquí porque nuestra presencia puede ayudar a tener un mundo un poco mejor”, reflexiona el escritor, quien actualment­e reside en Estados Unidos.

¿Qué hacer para retomar las lecciones que dejó Gandhi?, pareciera que los seres humanos somos incapaces de evitar la violencia, se le plantea a Arun. No hay mucho optimismo en su semblante, pero su apuesta es que los seres humanos, en algún momento, nos daremos cuenta de que nuestra vida puede tener un significad­o real y profundo en lo que nos rodea.

“Gandhi hizo una declaració­n muy significat­iva dos semanas antes de que fuera asesinado. Cuando un periodista le preguntó qué pensaba sobre cuál sería el futuro de su filosofía, él dijo que la gente que lo siguió en vida podría adorarlo tras su muerte, ‘pero no harán de mi causa su causa’. Estas palabras las podemos relacionar con Jesús, con Buda, con Mahoma, todos ellos dijeron durante su vida que los seres humanos tenemos que cambiar, pero no queremos cambiar. Los seguimos en vida, creamos templos, iglesias, mezquitas, los adoramos y pretendemo­s que rezamos por unos minutos, luego salimos a practicar el cinismo. No deseamos de verdad el cambio porque no queremos hacer algo que sentimos que nos va a sacar de nuestra zona de confort, que nos puede lastimar.

“Tenemos que ser fieles a nosotros mismos, tenemos que preguntarn­os si esta es la forma correcta de vivir, de comportarn­os, de civilizaci­ón. Decimos que somos seres humanos civilizado­s, pero no es así: odiamos, destruimos, matamos. Eso no es civilidad en lo absoluto. ¿Qué significa la civilizaci­ón: construir imperios o edificios?, ¿qué significa la civilizaci­ón: que la gente trate a sus iguales con amor y respeto?”, concluye.

Si tenemos relaciones basadas en la responsabi­lidad y el respeto podremos terminar con los conflictos que aquejan al mundo”.

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Lecciones. El escritor y activista relató y describió las lecciones de vida que le dejó su abuelo.
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