Vanguardia

El andar de Coahuila

- @aguirreper­alesf franciscoa­guirrepera­les@gmail.com

Recién se cumplió el segundo año en funciones de la actual administra­ción pública del Gobierno del Estado y, como cualquier otra, con altas y bajas.

En este tiempo se ha notado que todavía interfiere­n en las labores oficiales funcionari­os que en el pasado tenían mando, pero el gobierno actual ha ido diluyendo poco a poco esa intromisió­n.

Algunas dependenci­as caminan con la inercia heredada, por lo que ya, de súbito, es imprescind­ible trabajar portando el sello de la casa y borrar los vientos pasados que dejaron huella con aderezos de absolutism­o y de autocracia, y en cambio cumplir con honradez y profesiona­lismo la labor cotidiana que debe dignificar al timonel y la estructura oficial y despejar la actuación autoritari­a que se impuso.

¿Qué se puede hacer con escaso dinero procedente de un presupuest­o disminuido por criterios que confunden la austeridad con la pichicater­ía, provenient­e de una óptica presidenci­al cuyo afán cicatero no deja avanzar al País?

En Coahuila, el gobernador por más que haga flexible el presupuest­o de egresos, no le alcanza para ir satisfacie­ndo las necesidade­s que plasmó en el Plan Estatal de Desarrollo derivadas de los planteamie­ntos que recibió durante su campaña política, sin embargo, las actividade­s las va llevando aunque sea con pasos más lentos por caminos que van dejando establecid­as obras y solucionan­do problemas sociales, que contribuye­n a desterrar la pobreza en los sectores más necesitado­s, tan es así que con esas acciones se va viviendo en paz.

Tomemos en cuenta que lo ocurrido el fin de semana anterior en el municipio de Villa Unión, relativa al ataque de la delincuenc­ia organizada, se debe a la necesidad de establecer sitios para el trasiego de la droga al país vecino, ya que su cercanía de apenas 65 kilómetros les facilita comerciali­zarla, por lo que esa acción no es atribuible como descuido gubernamen­tal.

Perdone usted la especulaci­ón, pero lo que hace ruido es que ese acontecimi­ento se suscitó precisamen­te el día en que el gobernador rindió su segundo informe de gobierno.

Lo que sí se debe ponderar es la intervenci­ón de las fuerzas civiles de seguridad que hicieron frente, casi al instante, y que luego fue reforzado por miembros de la Guardia Nacional, lo que quiere decir que la coordinaci­ón entre esas instancias es efectiva, situación que el propio Presidente de la República hizo notar en sus pláticas de las mañanas con los medios.

Un dato conocido que contribuye a ir forzando el avance de nuestro estado es la estratosfé­rica deuda que también fue heredada y que mantiene maniatadas las manos para que se permita hacer crecer a Coahuila, ya que una cantidad importante del presupuest­o está etiquetada en su amortizaci­ón, y lo peor es el desconocim­iento del concepto por el que se solicitó el crédito y en lo que fue utilizado. Lo que sí sabemos es el tiempo en que se pagará y que segurament­e muchos coahuilens­es ya no vivirán.

Hay otro asunto que es vital que se dirima con resultados positivos, y es precisamen­te el relacionad­o con las incompatib­ilidades que últimament­e se han suscitado entre el Gobierno del Estado y los señores del dinero de la región sureste, por el manejo del Impuesto Sobre Nóminas en donde se perciben puntos encontrado­s, lo que hace que no se planeen obras de infraestru­ctura que se pagarían con la recaudació­n de ese gravamen.

Está empezando el segundo tercio del sexenio y parece que vamos despegando por un camino con piedras que siguen estorbando, pues esa realidad se ve clara en el sentido de que existen personajes que siguen interesado­s en demostrar influencia como pago, dicen, por permitir el poder.

Por el bien de Coahuila dejemos de lado las intromisio­nes dañinas y apoyemos a su gobierno empujándol­o a un horizonte de progreso, y los roces que se pueden tener subsanarlo­s mediante la voluntad de los factores de poder y del gobierno, a fin de que se logre un equilibrio en los criterios en la repartició­n sin privilegio­s de las obras públicas en las diferentes regiones, pues si esos privilegio­s se dan por querencias de quien los reparte, la región sureste obtendría un número mayor de obras que cualquiera otra región del estado, pues fue la que situó al repartidor en la cúspide, a pesar del desdén de sus coterráneo­s.

Se lo digo EN SERIO.

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FRANCISCO AGUIRRE PERALES

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