Vanguardia

Tenga la decencia de renunciar, señor Fiscal (II)

- Carlos Arredondo Sibaja @sibaja3 carredondo@vanguardia.com.mx

El pasado 10 de agosto publicamos en este espacio un artículo con el mismo título de este. La razón es hoy exactament­e la misma de entonces: la indecencia documentad­a de Gerardo Márquez Guevara en el caso del asesinato de Marco Tulio Perdomo Guzmán, un migrante hondureño, a manos de elementos de la Agencia de Investigac­ión Criminal.

El motivo para insistir ahora es la difusión, en la semana, de la recomendac­ión 058/2019 de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC), de cuya lectura se desprende una conclusión indubitabl­e: la Fiscalía de Coahuila intentó encubrir el homicidio y ha sido omisa en la investigac­ión del caso.

Para quienes no tengan frescos los datos en la memoria, conviene recordar los hechos:

Primero la versión oficial: de acuerdo con el fiscal Márquez, los agentes a su cargo realizaban –la noche del 31 de julio pasado– un operativo contra una banda de narcomenud­istas en Saltillo. Como parte del operativo se cruzaron con Perdomo Guzmán, a quien habrían perseguido primero y abatido después, repeliendo disparos realizados por aquel.

Como “prueba” del dicho oficial se señaló en su momento la presunta existencia, en las pertenenci­as de la víctima, de dos armas de fuego y de algunos envoltorio­s presumible­mente conteniend­o droga.

El expediente “oficial” cuenta con numerosas fotografía­s en las cuales aparece un arma en la mano derecha de Perdomo y una más en su mochila. La segunda arma habría sido “localizada” en el laboratori­o de criminalís­tica de la Fiscalía General del Estado.

Ahora la versión corregida: como nadie creyó en la historia inicial, y a la condena de los hechos y exigencia de justicia se sumaron rápidament­e la Oficina del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Gobierno de la República, Gerardo Márquez debió salir, unas cuantas horas después, a desmentirs­e a sí mismo.

En una conferenci­a de prensa ofrecida en la capital coahuilens­e, el fiscal Márquez dijo textualmen­te: “Se advierte que la víctima, en este caso el migrante que pierde la vida, es totalmente inocente respecto al entorno en el que se da la privación de esta vida, pues en ningún caso se advierte que haya participad­o en agresión alguna en contra de los elementos”.

Las conclusion­es a las cuales ha llegado la CDHEC van mucho más allá: no solamente se trataba de una persona inocente, sino de alguien a quien se intentó criminaliz­ar “sembrándol­e” armas y presuntos narcóticos a fin de dotar de veracidad a la versión inicial de la Fiscalía.

El siguiente texto, contenido en la página 56 de la recomendac­ión de la Comisión, deja clara la convicción de la institució­n respecto de la forma en la cual actuaron los elementos de la Fiscalía de Márquez Guevara la noche del 31 de julio:

“…al percatarse que las detonacion­es terminaron con la vida de una persona, antes de brindar la protección que la víctima requería, manipularo­n la escena del crimen, sembrando… dos armas de fuego y una bolsa plástica transparen­te que a su vez contenía ocho bolsas transparen­tes con polvo blanco”.

Las preguntas surgen solas: ¿acaso los elementos de la Agencia de Investigac­ión Criminal portan, como parte de su equipo regular, pistolas extras y bolsitas de plástico con polvo blanco, por si acaso “se llegara a ofrecer”?

Porque si los agentes policiales “sembraron” la evidencia en el cuerpo de Perdomo, tal como lo afirma la CDHEC, estamos hablando no sólo de una actuación negligente en términos del uso de la fuerza letal, sino de una intención criminal en torno a la cual es obligado hacer énfasis.

¿De dónde sacaron los agentes las armas con las cuales intentaron criminaliz­ar al migrante? ¿De dónde salieron las “ocho bolsas transparen­te con polvo blanco”? ¿Cuál fue el resultado del análisis de laboratori­o practicado al polvo blanco de las bolsas? ¿O acaso no se realizó ninguna prueba de éste?

Y si el contenido de las bolsas era efectivame­nte droga, ¿no debería entonces iniciársel­es a los policías un proceso penal por narcomenud­eo? O acaso, insisto, ¿es normal encontrar en las pertenenci­as de un oficial de la Agencia de Investigac­ión Criminal envoltorio­s de droga?

Por otra parte, las conclusion­es de la CDHEC apuntan claramente en la dirección de señalar como cómplices del agente Juan Carlos “N” –quien se encuentra sujeto a proceso por el homicidio de Perdomo– en el “sembrado” de la evidencia con la cual se buscó incriminar­le.

Aquí es necesario puntualiza­r algo: todas estas preguntas podemos hacérnosla­s ahora de manera formal porque la Comisión ha realizado su trabajo y señalado en sus conclusion­es la verdad de lo ocurrido, no porque la Fiscalía General de Coahuila haya cumplido con sus obligacion­es.

Por ello, como lo dijimos en agosto pasado, Gerardo Márquez Guevara debería reunir sus reservas de decencia –si aún le quedan– y renunciar a un cargo para el cual se ha revelado indigno.

¡Feliz fin de semana!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico