Vanguardia

Combatir cuota de la Sal-mon, ¿de verdad se puede?

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Nadie puede estar a favor de que se incremente el peaje en las rutas de cuota del país. Eso es un hecho y debe decirse con todas sus letras. Y justamente porque lo anterior es cierto, cualquier iniciativa tendiente a procurar la reversión de los aumentos concita el apoyo de los usuarios.

Pero una cosa es estar en contra de pagar más por el uso de una carretera y otra muy distinta que la molestia colectiva pretenda ser convertida en instrument­o para obtener ganancias electorale­s.

El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al punto de acuerdo aprobado ayer en el Congreso de Coahuila y que tiene como propósito impulsar la creación de “un frente común” entre los representa­ntes populares de Coahuila y Nuevo León para intentar revertir el más reciente incremento al peaje de la autopista Saltillomo­nterrey.

“Pretendemo­s unir fuerzas para plantear soluciones prácticas y efectivas, para la revocación de la autorizaci­ón de los incremento­s por parte de la SCT, ya que esta autoridad tiene la facultad de poder llevar a cabo ajustes en el esquema tarifario”, dijo ayer en tribuna la diputada Azucena Ramos al exponer la propuesta que obtuvo unánime respaldo de los integrante­s de la Legislatur­a local.

Como se recordará, el pasado 15 de enero nos desayunamo­s con una nueva tarifa en la referida autopista y lo primero que todo mundo advirtió fue que se trataba de un incremento desproporc­ionado que no se correspond­ía con el índice inflaciona­rio de 2019.

Pero como lo ha publicado VANGUARDIA, el aumento en la tarifa no obedece a un criterio inflaciona­rio, sino a uno de carácter bursátil relacionad­o con la “protección” del instrument­o con el cual se ha financiado el proyecto, estrategia que cuenta con la autorizaci­ón del Gobierno de la República.

Es cierto que, en última instancia, la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s autoriza los criterios y la fórmula con los cuales se determinan las tarifas de la autopista, pero eso no implica que baste con presionar a la SCT para que ésta de “marcha atrás” en la decisión.

Una vez más habrá que dejar claro que no se trata de respaldar la decisión o de llamar a la resignació­n, sino de ser realistas y analizar con objetivida­d la posibilida­d de que las gestiones de nuestros legislador­es -por muy bienintenc­ionadas que sean- tengan éxito.

Conviene en este sentido preguntars­e, en todo caso, ¿por qué nuestros representa­ntes populares habrían de manifestar­se tan preocupado­s en defender los intereses ciudadanos, frente al incremento en la cuota de la autopista, incluso si supieran que tienen pocas probabilid­ades de éxito?

Una respuesta que se antoja plausible es que, al menos en Coahuila, estamos al inicio de un proceso electoral y que, en el camino a las urnas, cualquier oportunida­d es buena para “hacer puntos” frente a los electores y, en última instancia, conquistar su voto.

¿Por qué nuestros representa­ntes habrían de manifestar­se tan preocupado­s en defender los intereses ciudadanos, incluso si supieran que hay pocas probabilid­ades de éxito?

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