¿QUÉ SE USABA ANTES DEL PAPEL DE BAÑO EN MÉXICO?
En México antes de la Conquista se limpiaban con mazorcas desgranadas u hojas de maíz. Luego con periódico o libros baratos. En Asia existe otro método que incluso lo sustituye
El papel higiénico tiene su registro en México hasta mediados del siglo XIX y su comercialización se consideró un lujo, es por eso que las personas con menos recursos optaban por utilizar el papel de periódicos y revistas. Inclusive antes de la Conquista algunas culturas indígenas se limpiaban con mazorcas sin granos.
“Los mexicas (aztecas) tenían una gran conciencia de la higiene, el conquistador Andrés de Tapia narra que Moctezuma se bañaba dos veces al día”, señala Veka Duncan, historiadora de arte. Duncan comenta que culturas indígenas de Estados Unidos se limpiaban con maíz sin granos y que ésta pudo haber sido también una costumbre en algunas zonas de Mesoamérica.
Llegada la Conquista los indoamericanos no tuvieron una buena imagen de los españoles, ya que el olor que desprendían era insoportable. Los mexicas tenían tan buena limpieza que los europeos quedaron impresionados con sus costumbres de higiene personal.
Sin embargo, los conquistadores impusieron sus malos hábitos, así lo menciona Josué Sánchez en su obra ‘Los europeos ante una estética olfativa indoamericana’.
Durante la época de la Colonia, España importó diferentes tipos de papeles a la Nueva España, así se lee en el libro ‘La historia del papel en México’, así fue como algunos de éstos eran utilizados para limpiarse: “a veces se usaban las hojas de libros baratos y diversos impresos” a manera de papel higiénico, narra la historiadora Veka.
En 1857 los hermanos estadounidenses de apellido Scott presentaron en rollo de papel, de hecho la marca aún existe. Así empezó su comercialización y expansión a nivel mundial y en México no fue la excepción, según el artículo ‘La historia del papel higiénico’ que se puede leer en el sitio web de una marca comercial de papel de baño cuyo logo es un oso café.
Duncan afirma que el papel higiénico fue introducido al mercado a mediados del siglo XIX, pero como un producto medicinal, por Joseph Gayetty el cual no tuvo mucho éxito. Con el tiempo se comenzó a considerar un artículo de lujo, por lo que la gente de menos recursos seguía recurriendo al periódico y las revistas, que era la práctica que prevalecía. La historiadora en arte comenta que existían algunas revistas que tenían un agujero en la parte superior para que se pudieran colgar en un clavo en el baño dándole así un doble uso.
El señor Jesús Fonseca, fotógrafo decano de 92 años, recuerda que cuando él era joven los capitalinos se limpiaban con el famoso cucurucho, hecho de papel periódico y que se daba en los mercados a los compradores de arroz o frijol, lenteja u otras semillas.
El señor Fonseca recuerda que para los años 50 las personas preferían en casa el papel higiénico. Pero en algunos baños públicos de la capital seguían con la costumbre de dar a los clientes periódicos y revistas para la higiene personal. Para 1983, el entonces presidente Miguel de la Madrid implementó una ley para que los baños públicos, hoteles y restaurantes tuvieran papel higiénico.
“Por la pureza, la suavidad y la consistencia las personas no tuvieron otra opción que evolucionar al papel higiénico”, dice la médica especialista gastroenteróloga del Hospital Juárez de México, Yoali Maribel Velazco Santiago.
Un estudio realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en junio del 2016 informa que el promedio de papel higiénico anual por mexicano ronda los 4 mil 708 cuadritos, que equivale a lo largo de casi cinco campos de futbol (un cuadrito mide un aproximado de nueve cm).
La médica Yoali afirma que lo recomendable es que tanto hombres como mujeres utilicen únicamente cuatro cuadritos, con lo cual es suficiente para tener una adecuada higiene, ahorro y ayudar a no contaminar el medio ambiente de manera innecesaria. La gastroenteróloga explica que en Asia ya se utilizan los llamados washlet, que arrojan un chorro de agua en la zona donde se debe limpiar y luego la seca. Este método es más limpio, práctico y ahorrador que el papel; ella considera que en México se debe utilizar porque representaría un gran avance.