Vanguardia

LIDERANDO la generación Z de Hollywood

A sus 24 años, el actor de ‘Mujercitas’ es un ícono del cine y una de las personas más influyente­s del mundo de la moda que, además, se pondrá próximamen­te en la piel del mismísimo Bob Dylan

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El dandi moderno de la Generación Z. Más que una definición parece un castigo. Y le cayó a Timothée Chalamet, hijo del Manhattan más artístico, el último elegido por las grandes firmas de moda. A sus 23 años, Chalamet ha ido escalando en la escalera del cine independie­nte, saliendo limpio de películas malas y triunfando en filmes como “Call me By Your Name” o “Lady Bird”, aunque ahora tenga que esconder bajo la alfombra un cadáver: el de su comportami­ento en el caso Woody Allen.

Chalamet parecería desde la cuna destinado a triunfar en el cine de autor: hijo de una exbailarin­a y actual agente inmobiliar­ia y de un trabajador de Unicef. Pasó su infancia en el distrito de Hell’s Kitchen, que ya no recuerda ni de lejos al barrio marginal en el que crecieron Robert De Niro o Sylvester Stallone.

Sus veranos, en cambio, transcurrí­an más lejos, al otro lado del Atlántico: Chalamet pasaba las vacaciones escolares de su infancia y adolescenc­ia en Le Chambon-sur-lignon, un pueblo del Alto Loira del que procede la familia paterna, y que en la Segunda Guerra Mundial fue un centro secreto de acogida de refugiados judíos. Chalamet aprendió allí a jugar al futbol y él mismo entrenó a un equipo infantil. En su colegio no encontraba, según ha asegurado en varias entrevista­s, un lugar donde alimentar su vertiente artística. Eso sí lo halló en el instituto de artes de Laguardia, donde estudió Interpreta­ción. Tras un año de cursar Antropolog­ía Cultural en Columbia, pasó a la escuela Gallatin a seguir con la actuación. “No recuerdo querer dedicarme a otra cosa”, contaba en una entrevista al periódico español El País.

Pero la carrera de Chalamet ya iba lanzada. Con 14 años ya apareció en un capítulo de “La ley y el orden” y, tras pequeños papeles en el cine, como en “Interstell­ar” o “Navidad, ¿bien o en familia?”, llegó la explosión de 2017 con sus papeles del novio intelectua­l en “Lady Bird” de Greta Gerwig, y del chico enamorado de un becdmx.-este

cario de su padre en “Call me by your name”, con la que fue candidato al Oscar. Ahí saltó a la división de honor, con un Allen como “Un día lluvioso en Nueva York”, su protagonis­ta en la nue

va versión de “Dune”, o su vuelta al mundo de Gerwig con “Mujercitas”.

El pasado mes de octubre promocionó en Londres “The King”, la película de Netflix en la que encarna al

rey Enrique V, popular personaje teatral y cinematogr­áfico por culpa de William Shakespear­e. Allí Chalamet paseó por la alfombra roja con una sudadera de Louis Vuitton diseñada por Virgil

Abloh —algunas revistas de tendencias lo tienen entre los hombres mejor vestidos— y anunció que tras dos años rodando y promociona­ndo películas sin cesar se iba a tomar un descanso. En ese descanso podría incluirse pasar más tiempo con Lily-rose Depp, su actual pareja, otra intérprete de matrimonio mixto estadounid­ense-francés: es la hija de Johhny Depp y Vanessa Paradis, y compañera de rodaje de “The King”, película que parecía predestina­da a la temporada de los premios hasta que su paso a Netflix y el poco ruido mediático que obtuvo en su estreno en el festival de Venecia frenaron el impulso. Sería el segundo año en que vive este traspiés, tras su infructuos­o asalto a los galardones la pasada temporada con “Beautiful Boy”.

Chalamet es muy cuidadoso en sus pasos, y aquí entra el caso Woody Allen. En la que Chalamet interpreta a un alter ego de Allen en edad juvenil —aunque con sus mismos gustos— pasando un fin de semana en la ciudad natal de ambos. Nada ha cambiado en la vida de Allen desde que comenzó a rodar esta comedia. Pero sí ha variado el ruido mediático. Allen fue declarado inocente tras dos investigac­iones judiciales independie­ntes en EU de la acusación de posibles abusos a su hija adoptiva, que dividió en dos a la familia Farrowalle­n. Con la película terminada, la productora Amazon la metió en un cajón y sigue inédita en EU. Tanto Chalamet como Selena Gomez, otra de las actrices del filme, donaron sus sueldos a Time’s Up, organizaci­ón que recauda fondos para luchar contra el acoso sexual.

La decisión de Chalamet parece un paso muy medido en su carrera hollywoodi­ense: en apoyo de Allen salieron Jude Law, Penélope Cruz, Javier Bardem o Scarlett Johansson, que aprovechó incluso una portada de Variety. El actor, en cambio, rehúye cualquier cuestión sobre el tema: el periódico El País le cuestionó en el festival de San Sebastián de 2018: “¿Estudia el comportami­ento de quienes trabajan a su lado?”. La frase fue recibida con un “Noooooooo” de su publicista, seguido de un “Eso es hablar de Allen”. El rugido provocó el susto del actor y del periodista. Acabada la entrevista, Chalamet se disculpó: todo medido y educado.

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LÍDER. El actor es considerad­o un líder de la Generación Z, el sitio Lyst lo ubica como la segunda persona más influyente en el mundo de la moda, detrás de Meghan Markle.

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