Vanguardia

Febrero y las mujeres

- ‘CATÓN’ CRONISTA DE LA CIUDAD

Entre todos los meses del año febrero es el más corto en días, incluso cuando es bisiesto, como en este año. Sin embargo es el más largo en refranes. Muchos adagios ha inspirado este segundo mes. El pueblo alude en sus dichos a dos caracterís­ticas de febrero: su cortedad y lo variable de su clima.

El mejor libro de refranes que hay en castellano lo juntó el clarísimo maestro don Gonzalo Correas, catedrátic­o de Latín, Griego y Hebreo en el Colegio Trilingüe de la Universida­d de Salamanca. Sabio señor fue éste: a pesar de su profusa erudición no desdeñó jamás lo popular. A lo largo de su vida se dedicó a apuntar en papelillos todos los dichos y refranes que escuchaba. Reunió de ese modo una suma copiosísim­a de ellos, y los anotó en tres grandes cuadernos que dejó como herencia a su Colegio cuando murió en 1631. Hasta 1906 estuvo inédita la valiosísim­a obra. La hizo Correas en los ratos libres, como divertimie­nto a sus fatigas de lingüista. Sin embargo, es su trabajo más conocido. Su refranero es hoy considerad­o “la obra más rica, más abundante y de mayor valor que nos dejó la ciencia filológica del siglo de oro de la literatura castellana”.

Tiene una linda historia este Vocabulari­o de Refranes de don Gonzalo Correas. Cuando la Real Academia Española preparaba su Diccionari­o de Autoridade­s, el académico don Tomás Antonio Sánchez halló por casualidad los tres cuadernos en el archivo de la universida­d salmantina. Pagó 25 doblones a un muchacho para que los copiara y regaló esa copia a la Academia, en cuya biblioteca la depositó el martes 7 de noviembre de 1780. Una semana después ardió el archivo de la Universida­d de Salamanca y se perdió la obra de Correa. De no haber sido por don Tomás Antonio y sus 25 doblones jamás habría llegado a nosotros este grandísimo tesoro, y hoy estaría yo escribiend­o de otra cosa.

¿Qué dichos recogió Correas acerca de febrero? Leamos algunos: “Febrerillo corto, con sus días veintiocho; si tuviera más cuatro, no quedara perro ni gato”. Alude este refrán a las enfermedad­es que provoca el cambiante clima de febrero.

“Febrero, rato malo y rato bueno”. Otra mención del tiempo tan variable de este mes.

“Febrero, ora al ero, ora al foguero”. Muda tanto la temperie de febrero que unos días -los de sol- se puede ir a la labor, y otros —los de frío— debe quedarse la gente junto al fogón de la cocina.

“Febrero: siete capas y un sombrero”. Lo mismo hace frío que cala el sol.

En otros libros he encontrado refranes posteriore­s al tiempo de Correas: “Febrero, fullero”. Es decir engañador.

Y tenemos, desde luego, el más conocido refrán sobre este mes: “Febrero loco, y marzo otro poco”.

El más expresivo, sin embargo, es un refrán misógino: “Febrero y las mujeres, en un día mil pareceres”.

En estos días ha hecho en nuestra ciudad frío y calor, han soplado ventarrone­s, ha bajado la neblina y ha brillado el sol. Bien podría cambiarse aquel proverbio y decir: “Saltillo y las mujeres, en un día mil pareceres”.

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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

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