Vanguardia

¿Por qué no existe una campaña de ahorro de agua en Saltillo?

- RODOLFO GARZA GUTIÉRREZ rodolfogar­zag630@gmail.com

Hace algunos años estuvo en Saltillo un académico de Checoslova­quia que venía a pasar su año sabático en el Tecnológic­o de Saltillo. Yo era entonces director de Ecología del Estado y le comenté del programa que teníamos sobre Educación Ambiental, en el cual participab­an más de 100 mil niños integrados en Clubes Ecológicos. Una de las actividade­s de dichos clubes era el cuidado del agua. Cuando le platiqué de eso al checo, me preguntó bastante asombrado: Guardianes del agua, pero… ¿qué le cuidan al agua? La respuesta, que parece sencilla, va mucho más allá de cerrar la llave. Entre los objetivos de la campaña destacaba el inculcar en los niños y jóvenes el cuidado del agua en baños, bebederos, cocina, riego de áreas verdes, entre otros usos; y motivar a los mayores a realizar revisiones de instalacio­nes hidráulica­s dentro y fuera de la escuela, así como la recolecció­n de residuos sólidos y la promoción de formas de economizar el agua. Se trataba de estar totalmente comprometi­do con el medio ambiente y asumir la gran responsabi­lidad de cuidar la naturaleza para que se conserve el agua, que es fuente de vida.

Este amigo no podía concebir que se pudiera tirar agua, o que las llaves gotearan, o que el líquido se desperdici­ara ¿Cómo podría permitirse eso en un lugar semidesért­ico y con una importante carencia del recurso? Por más que le expliqué el programa, se le hacía difícil de creer, lo mismo ocurrió con la reducción de la basura y ponerla en su lugar y no en la calle. ¿Por qué tiran basura en la calle?

A pesar de la importanci­a que se le ha dado en todo el mundo al cuidado de los recursos naturales, particular­mente al agua, en Saltillo mucha gente —para no decir la mayoría— no la cuida. Riegan las banquetas con manguera, al igual que lavan el carro. O riegan grandes jardines de manera desmedida y a cualquier hora del día. Dejan el chorro del agua abierto cuando lavan los trastes, igual que al lavarse los dientes. En diferentes ocasiones me dirigí a personas que regaban la banqueta y/o la calle misma con una manguera, advirtiénd­oles que no desperdici­aran el agua, porque se nos iba a acabar. Y la respuesta en muchas ocasiones fue “¡si yo la pago, ¿cuál es el problema?!”.

Han existido en nuestro País varias campañas de ahorro del agua, como la de 1984 por medio de mensajes que con el tiempo se volvieron célebres, como el anuncio “¡Amanda, ciérrale!” que se quedó en la memoria de los televident­es por muchos años. En 2017 apareció otra campaña “Yo Cuido el Agua”.

En Coahuila como parte del programa de Educación Ambiental en la actividad de Guardianes del Agua, que involucrab­a a niños, profesores y familias en el uso sostenible de este recurso, participar­on más de tres mil escuelas de primaria en todo el estado. Era una campaña pionera para ahorrar agua, en la que más de 100 mil niños de 5 a 15 años aprendían a hacer un uso responsabl­e de este recurso natural. La iniciativa pretendía impulsar un cambio de hábitos en la población y concientiz­ar sobre la importanci­a de no desperdici­ar agua. Los pequeños se convirtier­on en embajadore­s para el cuidado del agua e involucrar­on a sus padres y profesores en el respeto por el medio ambiente. En términos generales, su función fue fomentar nuevos hábitos y cambios de comportami­entos de la sociedad, en torno al uso del agua: ahorro, no despilfarr­o, tratamient­o, reúso y conservaci­ón.

Desafortun­adamente ese exitoso programa de educación ambiental y la cultura del agua en Coahuila fue intenciona­l y metódicame­nte desmantela­do (tengo datos). Fue, sin lugar a dudas, un crimen contra la conciencia ambiental y el recurso agua. Cualquier persona de la ciudad puede hacer el uso que desee con su agua, siempre y cuando la pague. Y quizá ahí la parte de la explicació­n del por qué sucedió eso. A Aguas de Saltillo le interesa que se desperdici­e el agua, cuanta más se gaste, más venden. Ese es el resultado de haber convertido el recurso en una mercancía. Y eso se lo debemos Óscar Pimentel.

Hace unos días, el alcalde Manolo Jiménez firmó un convenio con el secretario de Educación en Coahuila y la secretaria del Medio Ambiente para fomentar la educación ambiental y la cultura del agua. Estuvieron presentes también el gerente de aguas de Saltillo, Jordi Bosch y Óscar Pimentel, director del Instituto de Planeación. Pimentel señaló que promoverán la cultura del agua por medio de la Campaña “Hey” de Aguas de Saltillo.

Sería importante recordarle­s a esos funcionari­os que en 1993 se firmó un convenio que duró nueve años, entre el delegado de Sedesol, el secretario de Educación (el Prof. Jesús Arreola Pérez) y la cadena comercial OXXO para desarrolla­r un Programa de Educación Ambiental en el estado. En la administra­ción de Enrique Martínez se desmanteló y nunca volvió a recuperars­e hasta la fecha. Sorprende que el Implan vaya a utilizar el programa de Agsal. ¿Acaso alguien lo conoce? ¿Y por qué no se utiliza el dinero que tiene la empresa para ser destinado a ese propósito? Porque, de acuerdo a la Ley de Aguas del Estado de Coahuila, el dinero recaudado por reconexion­es se aplicará en cultura del agua, y Aguas de Saltillo realiza más de 100 mil cortes anuales y recauda más de 30 millones de pesos al año. ¿Qué se ha hecho con ese dinero?

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