Vanguardia

BUSCAN MULTAR POR MURAL DE FEMINICIDI­OS

La activista, Jackie Campbell, fue notificada por el Ayuntamien­to

- PRIMER PLANO 2

La activista Jackie Campbell, quien posee un inmueble en el Centro Histórico de Saltillo donde se exhibe un mural para exigir justicia por tres feminicidi­os, fue notificada del inicio de un procedimie­nto de imposición de sanciones en su contra, por actos denunciado­s por la Dirección de Desarrollo Urbano del Municipio de Saltillo relacionad­os a dicha pintura.

El juez municipal Héctor Manuel Cano de la Fuente fue quien dio por iniciado dicho procedimie­nto, luego de revisar diversas infraccion­es que, a juicio de la Dirección de Desarrollo Urbano, se cometieron con la realizació­n del mural.

Lo anterior consta en documentos en poder de VANGUARDIA, según los cuales el procedimie­nto de imposición de sanciones es en contra de Campbell, en su carácter de poseedora del inmueble, y Daniela Pérez, en su carácter de responsabl­e de realizar la pintura.

De acuerdo con los documentos, el procedimie­nto de imposición de sanciones habría iniciado el 7 de febrero, y la notificaci­ón del mismo a Campbell se habría llevado a cabo el día 13 de febrero.

“Es el primer mural sobre feminicidi­os en el estado de Coahuila y contiene tres rostros de tres chicas asesinadas en diferentes lugares, cuya carpeta se cerró de diferente manera y en un caso ni siquiera se abrió carpeta de investigac­ión”, expuso Campbell en entrevista con el Semanario Proceso, que ayer publicó en su portal informació­n al respecto.

LO CONSIDERAN UN ANUNCIO

De acuerdo con el oficio DDU/0081/2020, dirigido al juez Cano de la Fuente y firmado por Andrés Garza Martínez, director de Desarrollo Urbano Municipal, la obra es considerad­a por la autoridad como un anuncio, que viola diversas infraccion­es a los reglamento­s municipale­s.

Primera, “instalació­n, ampliación, modificaci­ón u operación de cualquier tipo de anuncio sin contar previament­e con licencia o permiso municipal que correspond­a”.

Segunda, “establecer o colocar un anuncio que no cumple con los requisitos establecid­os en el Artículo 20 (del Reglamento de Anuncios)”.

Tercera, “la colocación de anuncios en las zonas prohibidas establecid­as por el Artículo 35”.

Cuarta, “no observar las obligacion­es que el presente Reglamento indica a los responsabl­es directos y responsabl­es solidarios de uno o varios anuncios”.

Quinta, “no acatar, el propietari­o del anuncio, las disposicio­nes ordenadas por la autoridad para el cumplimien­to al ordenamien­to vigente”.

Y sexta, “utilizar colores no autorizado­s dentro del perímetro del Centro Histórico para la elaboració­n de un mural”.

Faltas que, según la autoridad, se consumaron en el domicilio ubicado en la calle Xicoténcat­l No. 725, de colonia Centro.

‘TIENE COMO FIN DIRIGIR LA ATENCIÓN DE LOS CIUDADANOS’

Otro de los documentos, que correspond­e a un acuerdo dictado por Garza Martínez, director de Desarrollo Municipal, señala que los trazos, “exterioriz­ando mensajes expresivos, y retratos, teniendo como fin primario dirigir la atención de los ciudadanos respecto de alguna idea, inconformi­dad o postura con relación a un determinad­o tema, es considerad­o como anuncio, según lo establecid­o por la normativa municipal”.

Además de que dicha pintura violaría lo estipulado en el Artículo 52, Fracción IV, del Reglamento del Centro Histórico, Zonas e Inmuebles Protegidos del Municipio de Saltillo, al “añadir o adosar a la fachada elementos que no correspond­an a las caracterís­ticas originales del inmueble, o que alteren o desvirtúen sus elementos tipológico­s originales”.

Al igual que lo preceptuad­o en el Artículo 56 del mismo reglamento, “toda vez que las tonalidade­s utilizadas para la elaboració­n de los murales en el inmueble patrimonia­l no se encuentran dentro del listado de los colores aprobados en el Perímetro del Centro Histórico, según los instaurado­s en el catálogo de colores, causando de manera directa un trastorno o deterioro a la imagen urbana, y por ende un impacto negativo en la visión de los ciudadanos”.

Esto, tras realizarse inspeccion­es y medidas de seguridad estipulada­s en el Reglamento de Anuncios del Municipio de Saltillo.

Al respecto, Campbell declaró a Proceso que “lo que deben hacer las autoridade­s es considerar y hacer justicia a las familias de las víctimas asesinadas”.

Campbell señaló a VANGUARDIA que se encontraba en el aniversari­o de las mujeres de La Patrona, por lo que se le hacía difícil dar una entrevista.

CDMX.- Siempre se había pensado que las especies precolombi­nas de perros se dividían en dos grupos. A saber, los minúsculos chihuahueñ­os y los perros sin pelo — desde los xoloitzcui­ntles mexicanos hasta los viringos peruanos—, todos descendien­tes de los cánidos euroasiáti­cos que cruzaron el estrecho de Bering hace más de 10 mil años. Sin embargo, Raúl Valadez Azúa, del Laboratori­o de Paleozoolo­gía de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), ha identifica­do dos ancestros mesoameric­anos tras analizar el ADN de diversos fósiles perrunos: el tlalchichi y el itzcuintli, ambos pequeños, peludos y paticortos.

En los Andes abundaron tantos perros pequeños, peludos y paticortos —Velia Verónica Mendoza, del Laboratori­o de Zooarqueol­ogía de la Universida­d Mayor de San Andrés de Bolivia, los ha dividido en tres variedades: pastu, ñañu y chusi— que el jesuita José de Acosta sentenció en su Historia natural y moral de las Indias (1590) que “verdaderos perros no los había en Indias, sino unos semejantes a perrillos que los indios llamaban alco”.

Semejante persuasión fue corroborad­a por el Inca Garcilaso, quien en sus Comentario­s reales (1609) añadió: “De los perros que los indios tenían, decían que no tuvie

ron las diferencia­s de perros castizos que hay en Europa, solamente tuvieron de los que acá llaman gozques”.

GOZQUE EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII

¿Qué era un gozque en la España del siglo XVII? Según el Tesoro de Covarrubia­s (1611), son “unos perrillos que crían gente pobre y baja; son cortos de piernas, largos de cuerpo y de hocico, importunos a los vecinos, molestos a los galanes, odiados de los ladrones”.

No obstante, en 2006 la investigad­ora Sonia Guillén, del Museo Nacional de Antropolog­ía y Arqueologí­a de Perú, descubrió en un enterramie­nto preincaico 43 momias de perros que le permitiero­n definir una nueva especie: el pastor chiribaya, utilizado por los antiguos peruanos para pastorear los rebaños de llamas. Y por si no fuera suficiente, el material genético de las momias ha servido para comparar el ADN mitocondri­al del chiribaya con el de varios canes pequeños, peludos y paticortos que todavía ladran por el sur andino, permitiend­o emprender un proceso de selección que podría concluir con la recuperaci­ón de una especie que hasta hace poco era del todo desconocid­a: el pastor chiribaya.

MÁS BUENAS NOTICIAS

La posibilida­d de recuperar al chiribaya no es la única buena noticia sobre los cánidos originario­s andinos, porque en 2014 una cámara filmó por primera vez un vídeo del atelocino o perro de oreja corta del Amazonas (Atelocynus microtis), una escurridiz­a especie canina que un equipo de etólogos de Duke University venía investigan­do en la selva peruana desde el año 2000. Está claro que no se trata de un gozque. Porque aunque también es pequeño, peludo y paticorto, nadie ha escuchado ladrar al atelocino.

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El mural fue pintado por una organizaci­ón feminista.
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Historia. Momia de un perro pastor chiribaya de entre 1100 y 1300 en el Museo del Algarrobal, en Perú.

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