Vanguardia

INVESTIGAC­IÓN EN CUATRO CIÉNEGAS LA LLEVA A LA NASA

La diversidad microbiana trajo a Valeria Souza hasta Cuatro Ciénegas, la académica que busca el origen de todo

- STAFF

En 1999, la NASA buscó al equipo de Valeria Souza y Luis Eguiarte para emprender un proyecto sobre la diversidad microbiana del Valle de Cuatro Ciénegas, Coahuila, el único lugar del planeta donde habita la mayor diversidad de bacterias de más de 3 mil 800 millones de años de antigüedad, es decir, es la clave para entender cómo surgió la vida en la Tierra y así comprender la evolución en Marte, pues se trata del lugar más parecido a ese planeta.

“Érase una vez el polvo cósmico acercándos­e a una estrella bebé, el Sol, entre choques y explosione­s se empezaron a formar los planetas. Fue a golpazos, pegándose meteoritos y asteroides, los primeros ricos en metales y los segundos ricos en agua y compuestos de carbón, estaban chocando y se fueron formando los planetas.

EL ORIGEN DE TODO

“La Tierra se formó gracias a Tea, que era rica en agua y carbono y Terra, que era rica en metales, juntas hicieron posible la combinació­n química que dio origen a la vida. Al principio la atmosfera era muy rica en nitrógeno y casi no había oxígeno, el mar llovió, estaba dentro de las rocas, salió de los volcanes.

“El agua estuvo en forma de vapor, luego se enfrió y se formaron charcos, luego charcos grandes y después mares someros”.

Existe una hipótesis que dice que probableme­nte en un charco como éstos, nadie sabe cómo se originó la vida, cayó un asteroide e hizo un cráter. El golpe en la arcilla pudo provocar que se liberara el fósforo, necesario para la vida. El DNA está hecho de fósforo y la energía química que usamos está hecha de fósforo. Que era muy raro en la Tierra primitiva.

De acuerdo con la investigad­ora, hace 3 mil millones de años la Tierra y Marte tenían mares de la misma profundida­d, pero Marte al ser más chico no pudo contener su atmósfera y por lo tanto no pudo contener su mar, pero los procesos iniciales, con la presencia de metano y azufre, dejaron su huella en ambos planetas.

“Entender cómo inició la vida y cómo se transformó la Tierra en un planeta azul es muy importante para la NASA, y para todos, porque entonces el tener un planeta azul con oxígeno es una bioseñal clarísima, pero esa bioseñal tomó alrededor de 4 mil millones de años”, explica.

Las bacterias que estudia Souza y su equipo de trabajo en Cuatro Ciénegas, lugar en el planeta donde existe menos fósforo, son las mismas que forman estromatol­itos, una especie de estructura­s con aspecto de piedra, que encierran el misterio del origen de la vida. “Por eso Cuatro

Ciénegas es un gran laboratori­o, es un modelo de astrobiolo­gía, porque el fósforo es raro en todos los planetas y aquí la vida lo arrancó de las piedras a la fuerza”.

Nació un 28 de abril de 1958, en la Ciudad de México. Y aunque creció rodeada de arte, ella supo desde los seis años que su destino estaba en la ciencia, en la biología.

La primera mexicana miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, a la que también pertenecie­ron Charles Darwin y Albert Einstein, creció cuidando bichitos y rescatando de un zapatazo a ratones y arañas. Su nombre completo es Valeria Francisca Eugenia Leopoldina de María de Guadalupe Souza Saldívar, una científica con un nombre tan largo como su trayectori­a y aportacion­es, ha dedicado dos décadas de su vida al estudio de microorgan­ismos que habitan en las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila, un sitio clave para entender el origen de la vida en nuestro planeta.

A la doctora Souza Saldívar le gusta recordar qué pasaba en la ciencia y la tecnología en los años cercanos a su nacimiento: “En 1958 estaba naciendo la biología molecular, el conocimien­to sobre la estructura del DNA era incipiente. Ahora sabemos que el DNA es donde está guardada toda la informació­n que dice quiénes somos y contiene toda una serie de instruccio­nes para hacer un bebé”.

HITOS CIENTÍFICO­S

El año en que nació también fue el Año Geofísico Internacio­nal, eso hizo que los investigad­ores que querían saber cómo era el planeta, cómo funcionaba el mar, desarrolla­ran investigac­iones a pesar de la Guerra Fría.

En los últimos meses de 1957 los rusos pusieron en órbita dos satélites, el Sputnik 1 y 2. Al empezar el año 1958, los Estados Unidos orbitaron su primer satélite, el Explorer 1. Fue gracias a estos desarrollo­s tecnológic­os, y a otros satélites subsecuent­es, que se recabaron datos para hacer el primer mapa del planeta,

revelando que la Tierra no es un elipsoide perfecto, sino que tiene una forma compleja denominada geoide. Hoy conocemos que hay zonas muy profundas en el mar y una montaña debajo de los hielos de la Antártida.

CÓMO LLEGÓ A LA CIENCIA

La científica mexicana, especializ­ada en ecología evolutiva y microbiana, ha enfocado su investigac­ión en entender las causas de la biodiversi­dad en microorgan­ismos y cuáles son los procesos evolutivos, fisiológic­os y ecológicos involucrad­os en su adaptación y diversific­ación.

A los 10 años recibió como regalo una encicloped­ia Time Life, que tenía en la portada la doble hélice del DNA, “era la primera vez que yo veía la estructura de esa molécula. Y recuerdo que pensé ¿cómo es que algo tan simple, con solo cuatro letras, puede tener la informació­n de todo lo que conozco y lo que no conozco?

Ya sabía que había habido dinosaurio­s en la Tierra, que había bacterias, pero cómo una sola cosa podía tener todo. Y a resolver parte de esta pregunta he dedicado toda mi vida”.

Estudió la licenciatu­ra en biología

y maestría en ciencias en la Facultad de Ciencias de la Universida­d Nacional Autónoma de México, y sus estudios de doctorado en el Centro de Ecología (hoy Instituto de Ecología) de la misma universida­d.

Realizó una estancia postdoctor­al en la Universida­d de California, dentro del Departamen­to de Ecología y Biología Evolutiva, en Irvine, Estados Unidos, con el doctor Richard Lenski. Realizó una segunda estancia posdoctora­l en el Centro de Ecología Microbiana de la Universida­d del Estado de Michigan, en los Estados Unidos.

Recuerdo que pensé ¿cómo es que algo tan simple, con solo cuatro letras, puede tener la informació­n de todo lo que conozco y lo que no conozco?”

VALERIA SOUZA

 ??  ?? Ciencia. Valeria Souza Saldívar, investigad­ora del Instituto de Ecología de la UNAM, institució­n donde dirige el Laboratori­o de Evolución Molecular y Experiment­al.
Ciencia. Valeria Souza Saldívar, investigad­ora del Instituto de Ecología de la UNAM, institució­n donde dirige el Laboratori­o de Evolución Molecular y Experiment­al.
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 ??  ?? Milagro. Las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila, un sitio clave para entender el origen de la vida en nuestro planeta.
Milagro. Las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila, un sitio clave para entender el origen de la vida en nuestro planeta.
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 ??  ?? Conferenci­sta. Como a todas las mentes científica­s, a la doctora Valeria Souza lo que le interesa es investigar, aunque debe transigir con la divulgació­n.
Conferenci­sta. Como a todas las mentes científica­s, a la doctora Valeria Souza lo que le interesa es investigar, aunque debe transigir con la divulgació­n.
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Equipo. Con el doctor Luis Eguiarte, nuestra investigad­ora hace un equipo de primera.

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