Vanguardia

‘Si tan solo cayera una agüita en San Rafael’

Las familias de este ejido viven de la candelilla, que requiere mucho trabajo y agua y se paga mal; aunque ahora encontraro­n en la cosecha del orégano una modesta fuente de ingreso

- JESÚS PEÑA

PARRAS, COAH.- Dicen que por este rancho no pasó

Dios… porque para llegar hasta este escondido pueblo hay que, primero, librar una trocha polvorient­a y pedregosa, llena de voladeros.

Se llama San Rafael de la Hedionda, municipio de Parras, Coahuila.

Aquí habita don Jaime Rodríguez, un campesino que sobrevive, de cortar orégano en el monte, pero como no ha llovido; y vive de quemar candelilla, pero como los ladinos coyotes, con eso de la crisis por el COVID-19, la bajaron de precio pos…

En fin que la cosa en esta aldea de chozas de adobe con techo de albarda, chozas olvidadas, donde moran unas 15 familias, la vida es muy dura.

San Rafael de la Hedionda es como cualquier otra comunidad del semidesier­to, donde escasea el agua, no hay luz, pavimento ni drenaje.

Del semidesier­to, donde habitan los pobres de los pobres de México. “Pos mire, la cera nos la compran bien barata y pos no llueve pal orégano…

Nadie nos visita ni el Alcalde, nadie…”, dice Jaime debajo del portal de su casa.

Y el último político que vino por acá fue Ramiro Pérez Arciniega, actual alcalde de Parras, cuando andaba en campaña.

Ese día estaba lloviendo y la brecha era un lodazal...

Que él les haría un nuevo camino, les prometió a los del pueblo, jamás regresó. “Se está acabando el camino, dijo ‘el camino ya se

está acabando’, dijo. ‘pero entrando yo voy a hacer un muro para ampliarles el camino como estaba antes’, hasta orita…ya no se ha parao, nomás cuando andaba en campaña sí se paró, orita ya no, ya se olvidó”, dice Jaime.

De ahí en menos, como dice la gente del campo, nadie viene a darles la vuelta.

“Que nos visiten, una despensa aquí pa los ejidos, porque así como nos ve aquí, así estamos todos, olvidaos. Que hacen, que salen, que ayudan, oye uno en las noticias, nomás oímos que sale en la tele, en el radio, que dieron despensas, pero por aquí no”.

Y aquí para cualquier ejido que uno volteé, San Isidro, Boquillas del Refugio, 4 de Marzo, El Amparo, es igual.

Lo que más amoló a los de San Rafael de la Hedionda, fue que los intermedia­rios, eufemismo de “coyotes”, les bajaron el precio a la cera de candelilla de 55 a 40 pesos, “15 pesos de un fregadazo y es la batalla orita que estamos batallando”, dice Jaime.

TODO POR LOS HIJOS

Todavía hace dos semanas Jaime tenía que viajar cuatro kilómetros todos los días en su camioneta hasta un lugar donde hubiera señal de celular, todo para que su hija de secundaria, que quiere ser enfermera, mandara sus tareas.

Si tan solo cayera una agüita en San Rafael de la Hedionda pal orégano, mejoraría un algo la situación…

“Orita está fregao, cuando llueve es cuando tenemos vida aquí, orita no. Cayó una agüita hace un mes, pero ya… Andábamos muy volados, dijimos, ya, pero… no”.

No ha vuelto a llover más. Jaime dice que el orégano

es casi la única ventaja, bonanza, para los campesinos de este pueblo perdido entre las montañas.

No requiere de inversión cual ninguna y los ejidatario­s lo venden a 20 pesos el kilo, un precio bien, dice Jaime. “Pos sí, es duro eso del

orégano, que la candelilla, la candelilla es a pura lumbre, a diario, todo el día tiene uno que estar aquí Es un trabajo bien rudo”.

Y en San Rafael de la Hedionda no hay más trabajo que irse a la sierra a cortar orégano y quemar candelilla.

“Es la lloradera aquí de todos los ejidos, porque aquí no hay pequeñas propiedade­s donde trabajar, no hay nada”. El año pasado llovió ya muy tarde y los plantíos de maíz y frijol que tenían en sus labores los de San Rafael de la Hedionda, se malograron.

Por aí algunos tienen sus vacas, el hermano de Jaime tiene chivas y Jaime cinco burritos, donde él y su esposa Marina traen el orégano y cargan la candelilla. A veces Jaime ha pensado agarrar a su esposa e hijas y pelarse pa la ciudad.

“Pero ya ve cómo está la situación con la delincuenc­ia ‘¿Qué ganamos?’, le digo a ésta (su mujer), no podemos irnos, mejor aquí aguantarno­s. Aquí nacimos y aquí nos quedamos…”.

Sí se trabaja mucho, pero digamos que es más fácil que la candelilla” Jaime Rodríguez, campesino.

La Liga Mexicana de Beisbol está de manteles largos, pues celebra 95 años de historia. Un día como hoy, 28 de junio, pero de 1925, se celebró su primer juego en el Parque Franco Inglés de la CDMX, donde el México venció 7-5 al Agrario y así comenzaron a escribirse páginas de gloria para el Rey de los Deportes en nuestro país. La LMB se abrió paso a lo largo de su historia, pues logró afiliarse a las Liga Menores de Estados Unidos en 1955 en la denominaci­ón Doble A, siendo clasificad­a Triple A a partir de 1967. Además, la liga más longeva de nuestro país, es miembro de la Confederac­ión Mundial de Beisbol y Softbol.

Los primeros equipos que participar­on en la LMB fueron el Club México, Carmona, Nacional, Agraria, Guanajuato, Águila y 74 Regimiento, equipo que se convirtió en el primer campeón.

A lo largo de su historia, 144 equipos han participad­o en el torneo veraniego, 18 de ellos sólo jugaron una temporada. Pero hay equipos que desde su llegada se convirtier­on en pilares del circuito. Sultanes de Monterrey tiene 81 años de historia, los Diablos Rojos del México 80, Tigres de Quintana Roo (anteriorme­nte Capitalino­s y de la Angelópoli­s) con 65 y nuestros Saraperos de Saltillo con 50, siendo un equipo que desde su fundación ha logrado mantenerse en la LMB de manera ininterrum­pida.

El equipo con más títulos son los Diablos con 16, seguido por los Tigres con 12 y Sultanes de Monterrey con 10. La Nave Verde, aunque apenas cuenta con 3 títulos (uno de ellos en la temporada extraordin­aria de 1980) es actualment­e el último bicampeón (2009 y 2010).

Actualment­e la LMB cuenta con 16 equipos participan­tes divididos en la Zona Norte y la Zona Sur, quienes luchan por ser los mejores de su sector y en la Serie del Rey se decide al campeón del circuito.

Durante todo el mes de junio la liga celebró con distintas actividade­s a través de las redes sociales interactua­ndo con los aficionado­s, sin embargo, la incertidum­bre continúa, pues la próxima semana será clave para determinar si este 2020 se cantará el playball, pues la pelota fue congelada debido a la pandemia del coronaviru­s.

Aún así, la LMB cumple 95 años en el deporte mexicano con la ilusión de seguir haciendo historia.

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