GONZALO ELIGE LAVARSE LOS DIENTES

Gonzalo odiaba lavarse los dientes. Su mamá cuenta que se vomitó la primera vez que intentaron enseñarle cómo se deben usar la pasta y el cepillo de dientes. No sabían si era un berrinche como los que hacía cuando alguien se terminaba su chocolate favorito o si había algo especial con sus dientes. Comer con Gonzalo requería una enorme paciencia para después convencerlo de que se lavara los dientes. Ahora que estaba de vacaciones, aprovechaba para huir o dormirse sin lavarse los dientes. Hasta que un día…sintió un crack y luego otro crack, esta vez sentía que de su encía se separaba algo. No pudo ni llorar cuando sintió caer su diente. Una vez leyó por ahí, que los dientes son la parte más fuerte del cuerpo humano. ¿Entonces por qué se había caído?¿cómo explicaría esa ventanota? Gonzalo corrió al baño y se lavó los dientes lo más fuerte que pudo. ¿Podría evitar que se cayeran todos sus dientes? ¿Existe algún tipo de resistol para muelas? ¿Ahora con qué comería? Eran muchas preguntas, que resolvió con su visita al dentista. Era normal que se cayeran, le dijeron. Pero lo que más le impresionó es que la azúcar y la comida no son lo que dañan sus dientes. En realidad, si deja la comida en su boca se producen bacterias. ¿Y qué crees?: las bacterias producen caca. Y ésa provoca caries y ese curioso olorcito que mata sonrisas. Desde ese día, por si las dudas, Gonzalo se lava los dientes después de cada comida.