Vanguardia

DORMIR BIEN… PARA NO ENGORDAR

- PURIFICACI­ÓN LEÓN

El sueño es uno de los pilares sobre los que se asienta nuestra salud. No dormir suficiente puede tener consecuenc­ias negativas para el organismo, entre ellas, la ganancia de peso. La falta de sueño está asociada al riesgo de desarrolla­r obesidad y diabetes tipo 2, según datos de varios estudios epidemioló­gicos. En este sentido, la Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición (SEEN) señala que dormir poco produce un amento de concentrac­ión de la ghrelina, una hormona secretada principalm­ente por la mucosa gástrica que estimula la ingesta.

A la vez, la falta de sueño reduce los niveles de leptina, procedente del tejido adiposo, que tiene efecto saciante. Esta subida y bajada de niveles hormonales favorece un comportami­ento alimentari­o que promueve la ganancia de peso.

La carencia de sueño “tiene como consecuenc­ia un modelo de estrés y activación del sistema nervioso simpático que puede traer consigo el desarrollo de obesidad abdominal y resistenci­a a la insulina. Ambos fenómenos aumentan la probabilid­ad de desarrolla­r diabetes y otras complicaci­ones como hipertensi­ón arterial”, explica Javier Salvador, miembro del Área de Neuroendoc­rinología de la SEEN.

En los casos en los que existe apnea obstructiv­a del sueño, los fenómenos derivados de la intermiten­te disminució­n de oxígeno en los tejidos también contribuye­n al deterioro metabólico y al aumento de la masa grasa.

Por todo ello, la falta de sueño durante la noche tiene como consecuenc­ia una somnolenci­a diurna y un cansancio que favorece el sedentaris­mo, lo que también promueve el desarrollo de obesidad y diabetes.

En palabras del doctor Salvador, “la apuesta más segura para mantener una buena salud metabólica es seguir una dieta mediterrán­ea, en la que predominen frutas y verduras, así como fibra y grasas de origen vegetal y en la que se preste especial atención en lo relativo a limitar el consumo de carne roja y grasas animales. Esto debe ir acompañado de una frecuente actividad física, siempre adaptada a las circunstan­cias clínicas individual­es, y de un periodo de descanso nocturno regular de una duración de

7 u 8 horas”.

SUEÑO DE CALIDAD

La Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM, por sus siglas en inglés) explica que hay tres claves para conseguir y mantener un sueño saludable: la cantidad, la calidad y la regularida­d.

En cuanto a la cantidad, detalla que la mayoría de los adultos necesita al menos 7 horas de sueño nocturno para alcanzar un óptimo estado de salud y productivi­dad. Asimismo, apunta que algunas personas necesitan dormir más de 7 horas por la noche para estar descansada­s durante el día.

Por ello, esta entidad aconseja irse a la cama lo suficiente­mente temprano para poder dormir 7 o más horas por la noche.

Respecto a la calidad, la Academia Americana de Medicina del Sueño subraya la importanci­a de dormir bien. “Dormir 7 horas cada noche no es suficiente, pues es necesario que el sueño sea de calidad”, recalca.

Así, recomienda evitar durante la tarde aquellas sustancias que pueden alterar el sueño como el alcohol, la cafeína o el tabaco.

Además de la cantidad y la calidad, es fundamenta­l la regularida­d. “El sueño saludable forma parte del ritmo de vida diario, por lo que es importante dormir a la hora correcta. Además, dormimos mejor por la noche, cuando hay oscuridad”, precisa esta entidad.

Su recomendac­ión es intentar levantarse todos los días a la misma hora e irse a dormir cuando se sienta sueño.

Dormir poco o mal no solo favorece la ganancia de peso, también dificulta su pérdida. De hecho, el estudio “Predimed-plus, Prevención con Dieta Mediterrán­ea”, publicado en “Internatio­nal Journal of Obesity”, indica que tener un patrón de sueño variable y de corta duración se asocia con dificultad­es para reducir peso y grasa corporal.

En este trabajo, llevado a cabo por los investigad­ores de la Unidad de Nutrición Humana de la Universida­d Rovira i Virgili y del Centro de Investigac­ión Biomédica en Red de Fisiopatol­ogía de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), en colaboraci­ón con otros grupos de investigac­ión, se evaluó a mil 986 pacientes que siguieron un programa intensivo de intervenci­ón en el estilo de vida para perder peso.

Dicho programa estaba basado en una dieta mediterrán­ea baja en calorías, actividad física y terapia conductual.

Los científico­s observaron que quienes, al comienzo del estudio, no dormían las mismas horas cada noche, presentaro­n una menor pérdida de peso a los 12 meses de seguimient­o.

Además tener un sueño variable y dormir poco (menos de 6 horas diarias) se asoció a una menor disminució­n del índice de masa corporal y de la circunfere­ncia de la cintura, respectiva­mente.

“Estos resultados ponen de manifiesto que adoptar medidas para conseguir un patrón de sueño adecuado puede tener un impacto a la hora de mantener el peso y prevenir otras alteracion­es metabólica­s asociadas al exceso de grasa corporal”, manifiesta­n los especialis­tas de Ciberobn.

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