Vanguardia

UNA FINAL INCOMPLETA PARA UN TORNEO COMPLICADO

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN

El futbol sin aficionado­s ha perdido mucho, a lo largo de este difícil año, y no solamente en lo económico. Este fin de semana, de cara a la vuelta de la final del torneo Guardianes 2020 en el estadio de León, fuimos testigos de algunas de las imágenes más tristes en la historia del balompié mexicano. Una serie por el título sin aficionado­s, la pasión por este deporte reducida a su mínima expresión, debido a la pandemia de coronaviru­s.

Al título del León, el octavo en la historia de este equipo y que lo mete en el Top 5 de los clubes más ganadores del futbol mexicano en la era profesiona­l, le faltó ese ambiente que solamente se genera a través de la pasión bien encauzada por parte de los aficionado­s. Fue una final triste, gris, y esto no tuvo nada que ver con el futbol de León y Pumas.

Porque, en otros momentos de la humanidad, el pasado domingo en León se hubiera vivido un verdadero carnaval. La única manifestac­ión de apoyo masivo fue el recibimien­to que hizo la afición de los esmeraldas, en medio de un operativo por parte de las autoridade­s para tratar de reducir los riesgos (aunque en estos momentos, eso luce muy complicado). Un fenómeno que se repitió en varias plazas de país, pero que no logró llenar el vacío que provocó el no tener afición en los estadios. En otros momentos, la afición de los Pumas hubiera llegado un día antes del juego a la ciudad y se hubiera hecho presente en el aeropuerto o el hotel de concentrac­ión, algo que no ocurrió.

Al momento del partido, afuera de la casa del León, los pocos que se quedaron cerca del lugar vieron el partido en las diminutas pantallas de un restaurant­e cercano. Sentados en plena Avenida López Mateos (la principal de la ciudad), tratando de encontrar algo del ambiente que ha perdido el futbol en este 2020. Desde ahí —a metros del televisor— se emocionaro­n, sufrieron y no dejaron de apoyar. Esta imagen hizo más fuerte el hecho de lo duro que fue estar en otra final sin gente.

Porque esta tristeza ya se había vivido en el juego por el título de la Copa MX, en Monterrey, entre los

Rayados y los Xolos de Tijuana. El futbol perdió en este torneo Guardianes 2020 mucho más que millones de dólares, perdió vida, perdió colorido, perdió el sabor que solamente pueden dar los aficionado­s que se dan cita en los estadios. Siempre nos acordaremo­s de este torneo, de su final, por el vacío en sus estadios. Siempre nos acordaremo­s del título del León, el octavo en su historia, un título que tuvo que ser festejado a lo lejos por la mayoría de sus aficionado­s o afuera del estadio por los que, incluso, vieron el partido ahí, sentados en plena calle, algo que no es normal, o que no era normal, pero que esta maldita pandemia nos obligó a vivir.

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