Agenda política (9)
No pocas veces lo he escrito en este generoso espacio de VANGUARDIA, desconfío de los literatos químicamente puros. Desconfío de aquellos hombres de letras los cuales muchas ocasiones, no saben nada de otra cosa. No saben nada, incluso, de eso llamado vida. Y usted lo sabe, para escribir una buena novela, un buen texto de poesía, un buen texto de creación en general, es necesario empaparse de aquello que se va abordar para darle vértigo, pasión y claro, eso llamado verosimilitud literaria.
Cuando existían los llamados “talleres de literatura” o “Seminarios”, fui un par de ocasiones a algunos. Confiaba más en mi autoformación. En alguna junta de trabajo de estos talleres, un muchacho de la localidad presentó un cuento o algo así. Era un texto sobre homosexuales. Un personaje, despechado, se suicidaba por el amor no correspondido (o la infidelidad del otro, la verdad no recuerdo a detalle) de su novio en turno. Vivían en una casa de dos pisos. El personaje se puso su bata más glamorosa, se perfumó para la ocasión y se cortó la yugular en el baño del primer piso.
En la siguiente escena, nos contaba en su texto el autor (ignoro si dicho fulano sigue escribiendo tan mal. Parece que sí), el homosexual suicida aparecía muerto y chorreando sangre en su recámara. Con la debida nota de suicidio en su diestra. La recámara estaba en el segundo piso. ¿Lo notó, nota el garrafal error del texto de marras? Quien mínimamente sabe de medicina, pues lo sabe: no te puedes cortar la yugular de un tajo y luego andar por allí en la vida acomodándote lacónicamente en tu cama y escribir recados amorosos de partida.
En fin. Por eso hay que saber de todo y de nada. Y también por lo anterior, no pocas veces le gana la partida la creación literaria a la profesión del sujeto en turno. Es el caso de dos profesiones las cuales a discreción, son abordadas como ritmo de vida (o abandonadas, en otras ocasiones) por escritores: la medicina y las leyes. En el primer renglón, medicina y literatura, tenemos médicos que se convirtieron en periodistas y literatos (o al revés): Mariano Azuela, Elías Nandino, Enrique González Martínez. En un plano transcontinental tenemos al portugués Antonio Lobo Antunes,a Pío Baroja, a la legión rusa integrada por Anton Chejov,
Bulgakov; Celine, Arthur Conan Doyle… y claro, sin faltar ese estudiante eterno de medicina, el cual jamás se va a graduar: Manuel Acuña.
En el segundo renglón: leyes, derecho y letras, la lista es igual de buena e invulnerable. Abogados (al menos cursaron algunos años) y escritores han sido Gabriel García Márquez, Gustav Flaubert, el enorme poeta César Vallejo, el Nobel de las letras Mario Vargas Llosa,
el mismo Carlos Fuentes, Lev Tolstói.
Esta lista, esta parca lista no puede estar más completa sin el mayor de todos ellos: abogado y escritor, Franz Kafka.
ESQUINA-BAJAN
Punto uno: todo viene a nota porque el pasado martes 12 de julio (Día del abogado), a invitación expresa del Director de la Facultad de Jurisprudencia de la UADEC, Alfonso Yáñez Arreola, le acompañé a Guadalajara, Jalisco, para atestiguar su celebración con el título de “Honoris Causa”, nombramiento de la INCDA (Institución Nacional para la Celebración del Día del Abogado AC.) Dicha ceremonia de honor se dio en la sede de la Universidad de Guadalajara, con abogados de todo el país e invitados especiales. Entre éstos, el Senador y ex Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera. Este en su discurso, hizo una especial referencia a Coahuila. Un lujo y blasón.
Punto dos: Notario él, Alfonso Yáñez Arreola está en uno de los mejores momentos de su carrera en todos los ámbitos y aristas. Al abogado y académico se le vio en los pasillos de poder de la Rectoría de la Udeg, saludando, estableciendo posibles convenios y marcos de intercambio, amarrando cursos y seminarios para su Facultad… en fin. Lobo en su manada, esto de la jauría con los suyos, a Yáñez Arreola se le da de lo mejor.
Punto tres: la siguiente lista de temas candentes ¿en verdad lo son o son cuentos y distractores regionales y/o nacionales? Andrés Manuel López Obrador y su retahíla de obras frustradas, siempre inconclusas: tren maya; una refinería que no refina gasolina; los abrazos y no balazos con los cuales hay que tratar a los poderosas mafias; la sequía atroz que nos va desecando; el “rescate” (no hay nada qué rescatar desde el mismo día de la explosión) de los mineros muertos en “Pasta de Conchos” donde se han “invertido” ya mil 709 millones de pesos sin avance alguno…
Punto cuatro: todo esto complementado con una noticia bomba: la detención del viejo capo, Rafael Caro Quintero, más leyenda que operador al día de hoy. ¿Esto es importante o de verdad necesita toda nuestra atención? Al comentarlo con el maestro y analista Raymundo Mendoza, desternillado de risa me dice de memoria un texto de León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre lo ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, y que el miedo del hombre… ha inventado todos los cuentos. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos… y sé todos los cuentos”.
LETRAS MINÚSCULAS
Raymundo Mendoza tiene razón: cuentos... Mientras tanto la vida se evapora.