AHORA SÍ TENEMOS OTROS DATOS
Mientras que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y agencias calificadoras ya nos pusieron sobre aviso sobre la recesión que se viene a inicios del próximo año en los Estados Unidos con su consecuente impacto a nivel mundial, pareciera que en los últimos días la sensación que ha dejado a muchas personas las cifras de crecimiento es de un total optimismo.
Toda una sorpresa resultó la estimación oportuna del PIB dada a conocer el pasado 31 de octubre por el Inegi, en la cual se informa que la actividad económica creció 4.3% a tasa anual durante el tercer trimestre.
Solo para dimensionar un poco la cifra, si excluimos los datos del año 2021 -toda vez que fue un periodo atípico con tasas de crecimiento muy altas, debido al efecto rebote de la muy baja base de comparación que representó el 2020-, podemos observar que no registrábamos una cifra de esa magnitud desde el tercer trimestre del año 2010 cuando el PIB se apuntó un alza del 4.8%.
Adicionalmente, días antes ya se había informado sobre el comportamiento de la economía estadounidense durante el período julio-septiembre del presente año. Con un alza a tasa anualizada del 2.6% en el tercer trimestre, la principal economía del mundo habría salido de la recesión técnica en la que había caído durante los dos primeros trimestres del año.
A la luz de estas noticias, corremos el riesgo de que en el imaginario social se alcance a percibir un ánimo de exceso de confianza y asumir que lo peor ya pasó, justamente cuando todo parece indicar que apenas nos enfilamos hacia allá, según los pronósticos de varios organismos internacionales.
El tema que el grueso de la población no logra asimilar, son los motivos que nos están acercando al abismo de la recesión. Estos tienen que ver con el enorme costo que hemos tenido que asumir en términos monetarios y de tasas de interés, para intentar someter a la inflación.
Justo la semana pasada la Reserva Federal de los Estados Unidos volvió a incrementar la tasa de interés, llevando la tasa de fondos federales a un rango de entre 3.75% a 4%. Esta misma semana se prevé que Banco de México haga lo propio, lo que llevaría la tasa de interés de referencia a un 10%.
Este fenómeno de encarecimiento del dinero se está dando con diferentes matices alrededor del mundo en la medida que las presiones inflacionarias tienden a persistir. Con elevadas tasas de interés, el crédito tiende a encarecerse, poniendo un freno a la inversión de las empresas y al consumo de los hogares.
Cierto es que en los últimos días la publicación de cifras de crecimiento nos ha mostrado otros datos distintos de lo que nos vienen advirtiendo, pueda ser el escenario para el próximo año. Pero como bien dice el refrán popular, una golondrina no hace verano.