Defensa del INE: Saltillo
Eran las 10:20 AM del día de ayer: apresurado caminaba rumbo a la Junta Local del INE en el Centro Metropolitano.
Tomé 15 minutos para encontrar lugar y estacionarme. Decenas de vehículos –de gama alta y media, como sus dueños– ocupaban las avenidas aledañas. Los Onapafos brillaron por su ausencia.
Algunas personas llevaban sus banderas o cartulinas hechas en casa con la consigna: “al INE no se le toca” en círculo rosa. Otras, llevaban la bandera de México, por sentir quizá, el peligro de la reforma electoral propuesta por Morena para tomar por asalto el INE y, con éste, a nuestro país. Caminábamos con prisa para llegar puntuales al lugar del encuentro.
Finalmente llegué. La canción de Diego Torres, “Color Esperanza” animaba el lugar: “Saber que se puede/ Querer que se pueda/ Quitarse los miedos/ Sacarlos afuera/ Pintarse la cara/ Color esperanza/ Tentar al futuro/ Con el corazón…” Y recordé que Humberto Moreira también la utilizaba en sus eventos electorales y me pregunté: “¿Acaso al INE Local se le acabó la imaginación para inspirar esperanza?”
El presidium donde hablarían los oradores estaba en un embudo inaccesible para la mayoría de los asistentes; quienes permanecían desperdigados por toda el área: parados en las calles adyacentes y algunos en un terreno o sobre una montaña de tierra.
La mayoría de la multitud eran personas mayores de 35 hasta 70 años. Había jóvenes también, pero no en demasía. Niños muchos con sus papás. Y cómo suele ocurrir, cuando hay crisis de cualquier tipo y se requiere de un espíritu férreo para superarlas: la mayoría eran mujeres.
El sello de los asistentes era, mayormente, de clase media y alta, con excepciones de clase popular.
Un conocido, preocupado me dijo al instante: “¿dónde están los funcionarios públicos del gobierno estatal y los militantes de los distintos sectores del PRI?”
A las 11 AM había, al menos, 2 mil 500 personas. Entre consignas diversas inició el primer orador una lectura que duró 18 minutos; soporífera y aburrida. Habló sobre el papel del INE en las elecciones en el país o algo así. Mientras me decía: “¡Vaya sensibilidad! El momento requiere intervenciones cortas y combativas, que apelen al sentido cívico más entrañable de los saltillenses”.
Para acabarla de amolar, la fuerza de las bocinas sólo alcanzaba los asistentes de los primeros diez o doce metros del presidium, cuando había personas en un radio de 100 a 150 metros.
Por ello, fuera de ese reducido espacio, era imposible escuchar.
A pesar de ello, la efervescencia de la gente nunca bajó. Estaba por encima de la calidad del discurso inicial y las fallas técnicas del evento.
“El pueblo unido jamás será vencido”, gritaba un sector de asistentes.
En ese momento, un asistente me compartió: “Es evidente que el INE Local no fue capaz de difundir el evento de manera masiva. Y menos, de organizarlo de manera adecuada”. Jericó Abramo y sus dos mosqueteros: Jaime Castillo y Carlos Kalionchis (faltó Sergio Guadarrama, para completar el terceto, quizá por ello se veían incómodos y nerviosones) escuchaban al segundo orador.
Un grupo nutrido de asistentes coreaba: “Saltillo se siente. El INE está presente”.
Mientras otro, gritaba: “López Obrador eres un traidor”.
De ahí en adelante, los oradores y los discursos mejoraron de manera notable, porque combinaron a amas de casa y a jóvenes quienes desde el templete hablaron desde el corazón, para apelar a la mejor versión de los presentes, sobre la defensa irrestricta y urgente del INE y de la democracia electoral en nuestro país.
Eran las 11:50 AM. Había ya, 3 mil a 3 mil 300 personas. El evento estaba por terminar. Las filas para firmar una iniciativa en defensa del INE eran interminables.
En ese momento, de manera discontinua, los asistentes empezaron a entonar el Himno Nacional: “Mexicanos, al grito de guerra/ El acero aprestad y el bridón/ Y retiemble en sus centros la tierra/ Al sonoro rugir del cañón”.
El cierre es claro: México está en riesgo. Sí cae el INE, no habrá punto de retorno para detener la instalación de un régimen autoritario en nuestro país. Cantemos el Himno, pues, y actuemos en consecuencia. No hay más.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.