La necesidad de escuchar en una democracia
Las implicaciones que tiene una reforma electoral no son menores, por lo que se esperaría que si se presenta, debería de ser de la mano de un amplio debate
Luego de las nutridas manifestaciones que se tuvieron este pasado fin de semana en al menos 44 ciudades del país, las reacciones de la clase política y la sociedad civil han sido heterogéneas. Por un lado ha habido quienes se han posicionado de una forma intransigente minimizando las movilizaciones, pero sobre todo evitando escuchar los mensajes. En el otro extremo se han tenido voces que con mayor sensatez piden escuchar las exigencias para así abrir un debate y encontrar coincidencias que lleven a mejorar nuestra democracia.
El episodio de estas manifestaciones –que como se sabe, tuvieron como fin defender al Instituto Nacional Electoral de una reforma que contempla cambios que son considerados regresivos por especialistas en materia electoral– son un botón de muestra de lo que hemos vivido de 2018 a la fecha.
El país se ha polarizado, en medio de posiciones radicales que no ceden ante sus ideas, evitando escuchar a sus pares y por ende, se deserta la opción del debate.
El “diálogo” ha sido de sordos desde ambas posiciones, quienes están a favor de lo que diga el gobierno federal y de quienes se oponen a él.
Esta coyuntura debería ser una buena oportunidad para romper la inercia del radicalismo y abrirse a escuchar a los demás.
Actores políticos como el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, el senador morenista Ricardo Monreal y el legislador independiente Germán Martínez son algunos de quienes han apelado en las últimas horas por escuchar las exigencias de los manifestantes para al menos reflexionar lo que se está planteando.
Las implicaciones que tiene una reforma electoral no son menores, por lo que al menos se esperaría que si se pretende presentar en el Poder Legislativo, debería de ser de la mano de un amplio debate en el que se escuchen las distintas voces de la sociedad civil y de los especialistas.
Como ya se ha dicho en este espacio, una institución fuerte e independiente, como se ha caracterizado el INE hasta el momento, es vital para cualquier democracia en el mundo.
Dar un paso sin el consenso ni el debate necesario será una muy mala noticia para el país.
Esa es la lección que nos debe de dejar este fin de semana de movilizaciones.