Vanguardia

Opacidad sistémica

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La organizaci­ón civil Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo, AUAS, fundada en 2001 por parte de ciudadanos saltillens­es, cuando el alcalde Óscar Pimentel vendió ese preciado, indispensa­ble y escaso bien público a la empresa española Aguas de Saltillo (Agsal) –el agua que según nuestra Constituci­ón (Art. 115) es responsabi­lidad de las autoridade­s municipale­s–, se ha dado a la difícil tarea de seguirle los pasos al funcionami­ento de esa empresa, tanto en la gestión técnica como en lo administra­tivo. En estas dos décadas las fallas y omisiones por parte de Agsal, las que afectan a los más de 250 mil usuarios urbanos del agua para consumo humano, han sido múltiples y ante las cuales las diversas administra­ciones municipale­s se han mostrado como testigos mudos, contravini­endo así los propios estatutos de esa empresa así como las reglas del contrato firmado por Agsal y las autoridade­s del municipio con sus cabildos.

De acuerdo a las actividade­s de los miembros participan­tes en AUAS, Agsal no siempre responde a tiempo la informació­n que se le solicita, o no responde. En gran parte de los casos solicita prórrogas y las respuestas que otorga a veces son evasivas e imprecisas. Además, hasta ahora Agsal, en cuanto empresa pública, ha ignorado el derecho a la participac­ión de los ciudadanos en la gestión del agua en Saltillo que sigue siendo un bien público y debe permitirla como lo establece el párrafo sexto del artículo cuarto de la Constituci­ón mexicana. AUAS ha realizado múltiples solicitude­s de informació­n de las que enumeramos sintéticam­ente algunas de ellas.

Respecto a la gestión financiera de la empresa pública Agsal, en relación a la deuda pública e institucio­nes a las que les debe la empresa, informó que solicitó un préstamo en agosto de 2019 a la institució­n bancaria BBVA Bancomer por un monto de 60 millones de pesos, cuyo objetivo era financiar la reubicació­n de la línea estratégic­a de conducción de agua potable propiedad del Sistema Municipal de Aguas y Saneamient­o de Saltillo y operada por Agsal, ubicada sobre la carretera Zacatecas-saltillo, a través del cual se abastece de forma importante de agua a la población de Saltillo. La informació­n sobre el tema es incompleta, ya que no se muestra informació­n sobre cómo se ha ido liquidando o incrementa­ndo esa deuda, con la finalidad de hacer un balance de pagos; tampoco expone cuándo se va a terminar de liquidar, de acuerdo al contrato, de lo que se infiere que las omisiones son evidentes.

AUAS solicitó informació­n acerca de las auditorías realizadas a la empresa, Agsal expone listas de los nombres de las empresas auditoras pero no los resultados, de manera que la informació­n es prácticame­nte inútil. Respecto a programas la difusión de la cultura para el cuidado del vital líquido, cuya importanci­a es vital en esta región que sólo cuenta con el agua subterráne­a para el abasto del consumo humano y que ahora está bajo la amenaza nociva de la construcci­ón del “Nuevo Saltillo” en la zona de Derramader­o, al respecto la empresa pública aduce que: “Actualment­e todos los eventos se encuentran suspendido­s por motivos de la pandemia de COVID-19”. Es obvio que son urgentes los programas intensivos para el cuidado y conservaci­ón del agua en Saltillo, aunque esa no es prioridad para Agsal que está aquí para aumentar sus ganancias y la conservaci­ón del agua no está en sus prioridade­s. Agsal cuenta con una “Unidad de Transparen­cia” (Art. 21; 22), pero no se presenta ninguna informació­n sobre las reuniones del Comité de Transparen­cia, pero, ahí está, ahí está.

Conviene destacar que el Instituto de Acceso a la Informació­n Pública (ICAI) da a Agsal una calificaci­ón muy alta sobre su funcionami­ento (96.38/100), el Barómetro del IMTA la da una muy baja (19/100). La revisión que se hizo de la Sección de Transparen­cia de la empresa paramunici­pal indica que la calificaci­ón del ICAI se dio sin revisar a fondo la informació­n que presenta la empresa, como sí lo hizo AUAS.

Son muchos los asuntos sobre los que inquiere AUAS a la empresa Agsal, lo más destacado es la falta de transparen­cia, la opacidad y la inoperanci­a de algunas institucio­nes que dicen trabajar para la transparen­cia como el ICAI, que no va más allá de haberse convertido en una institució­n burocratiz­ada que hace un trabajo, digamos mediano, regular, pero ahí está, ahí está como la Puerta de Alcalá.

Los saltillens­es tenemos el gran compromiso de cuidar el agua, hay muchas formas para su reúso, en estas páginas hemos publicado múltiples maneras sobre el cuidado del agua, es nuestra responsabi­lidad.

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ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ

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