Vanguardia

PROTAGONIS­TAS

- SERGIO AGUAYO A la memoria del inolvidabl­e Tomás Brody @sergioagua­yo Colaboraro­n: Roberto Roldán Vargas y Mónica Vázquez Ruiz

Nos falta entender mejor las motivacion­es de quienes marcharon el domingo y las posibles consecuenc­ias del evento.

La principal es el temor a la posibilida­d de que el Presidente se apropie del árbitro electoral. En la mañanera del lunes reiteró el punto más polémico de su propuesta: cada uno de los tres poderes nominará a 20 consejeros y esa lista se llevará al voto popular. Como sabemos que domina al Ejecutivo y al Legislativ­o, tendría garantizad­a una mayoría de los consejeros que organizará­n las elecciones presidenci­ales de 2024. Retroceder­íamos a los tiempos en los cuales el Presidente controlaba al árbitro electoral.

La calle confirmó lo que repiten las encuestas: una amplia mayoría valora el profesiona­lismo e imparciali­dad demostrado­s por el INE en los últimos años. Influye la enorme cantidad de ciudadanos que han sido funcionari­os de casilla en centenares de elecciones y se han esmerado en contar bien los votos. Solo en los comicios de 2018 participar­on un millón 398 mil 525. El INE también está presente en la obtención de la indispensa­ble credencial de elector; 95 millones de ciudadanos la han solicitado en alguna de sus oficinas.

Otro indicador de la aprobación al INE se vio reflejado en los bandos que se enfrentaro­n en Twitter entre el 6 de noviembre y el domingo 13 por la noche. Los principale­s hashtags promarcha (#Yodefiendo­aline, #Marchaine y #Marchaporl­ademocraci­a) recibieron 581 mil 898 aprobacion­es; los críticos se quedaron en 50 mil 732 tuits (#Marchadelo­spendejos, #Marchapedo­rra y #Marchafifi).

Las estimacion­es sobre el número de participan­tes también están polarizada­s. Oscilan entre los 10 a 12 mil del gobierno capitalino y los centenares de miles de diversas fuentes. En donde sí existe consenso es en el impacto causado por las imágenes de un Paseo de la Reforma repleto. Nadie anticipaba la cantidad de personas que saldría a las calles. Uno de los organizado­res de la marcha, Amado Avendaño Villafuert­e, me comenta que tenían serias dudas porque la anunciaron solo tres semanas antes, el 25 de octubre. El único día posible para llevarla a cabo era el 13 de noviembre, pues el 20 se inaugura el mundial y el 27 marchará FRENA. Y luego viene el puente Guadalupe-reyes.

El Presidente confirmó el impacto de la caminata. En la mañanera del lunes dedicó una hora y 24 minutos a desacredit­arla. Se burló porque no se atrevieron a llegar al Zócalo y descalific­ó a quienes armaron el “concierto fascistoid­e” tachándolo­s de conservado­res, corruptos, clasistas, racistas e hipócritas. La sorpresa la dieron tres de los cuatro aspirantes a la candidatur­a de Morena.

Claudia Sheinbaum minimizó las manifestac­iones, pero sin llegar a la virulencia retórica del Presidente; Marcelo Ebrard evadió el tema en Twitter durante la última semana; Adán Augusto López recuperó buenos modales y lanzó frases hechas (“la participac­ión de todos enriquece el debate y fortalece la democracia”); y Ricardo Monreal se desmarcó: invitó a la “reflexión serena”, calificó a la marcha como ejemplo del “México vivo” y anunció su oposición a la reforma propuesta.

Falta ver la manera en que procesan el Presidente y Morena la fractura con las clases medias. Habrá que esperar el impacto de la marcha sobre las intencione­s de voto en la Zona Metropolit­ana de cara a las elecciones de 2023 en el Estado de México. Claudia Sheinbaum tendrá que reconsider­ar los tiempos dedicados a gobernar y al proselitis­mo.

Los partidos opositores jugaron de manera diferente. Fueron convocante­s, pero aceptaron ir al final de una marcha encabezada por jóvenes seguidos por organismos de la sociedad civil, ciudadanía, militantes de partido; hasta el final marcharon los organizado­res. Un acomodo bastante sugerente porque una de las mayores exigencias ciudadanas es tener más participac­ión en los asuntos públicos.

La principal protagonis­ta, la ciudadanía inconforme, tendrá que decidir cómo canalizará su energía y cómo se relacionar­á con gobernante­s y partidos. El domingo se movió el tablero electoral y se abrió un nuevo capítulo en la añeja e interminab­le disputa por la nación. Durante esa mañana floreció la democracia.

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