Vanguardia

¿LAS GRANDES EMPRESAS TECNOLÓGIC­AS PUEDEN CRECER AÚN MÁS?

La Comisión Europea ha multado a Google por violar las normas antimonopo­lio y ha abierto una investigac­ión sobre el servicio en la nube de Microsoft

- DAVID MCCABE/KAREN WEISE

WASHINGTON, EU.- En las últimas semanas, Microsoft ha acusado a Sony, su principal rival en videojuego­s, de engañar a los reguladore­s.

Sus abogados han mostrado consolas de videojuego­s, incluyendo una Xbox, a funcionari­os británicos. Y el presidente de un importante sindicato al que Microsoft había convencido ha hablado en nombre de la empresa ante la Comisión Federal de Comercio.

Estas acciones forman parte de una campaña de Microsoft para contrarres­tar el creciente escrutinio de su adquisició­n de la compañía desarrolla­dora de videojuego­s Activision Blizzard, con un valor de 69 mil millones de dólares, la mayor operación de tecnología de consumo desde que AOL compró Time Warner hace dos décadas y mucho mayor que la reciente compra de Twitter por parte de Elon Musk, de 44 mil millones de dólares.

El objetivo de Microsoft es sencillo: persuadir a los gobiernos escépticos de todo el mundo para que aprueben la adquisició­n multimillo­naria. Dieciséis gobiernos deben dar su visto bueno a la compra, lo que supone para Microsoft la mayor presión regulatori­a a la que se ha enfrentado desde las batallas antimonopo­lio de la década de 1990. Y en tres lugares clave —Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido—

los reguladore­s han iniciado revisiones profundas; además, la Comisión Europea declaró este mes que iba a abrir una investigac­ión minuciosa del acuerdo.

Si Microsoft logra obtener la aprobación de los organismos reguladore­s para comprar Activision, que produce juegos como “Candy Crush” y “Call of Duty”, esto enviará un mensaje sobre la capacidad de expansión de las grandes empresas tecnológic­as ante el creciente temor de que los gigantes de la industria ejerzan demasiado poder. Si Microsoft, cuya operación de asuntos públicos ha pasado la última década construyen­do la reputación de buena persona de la compañía, no puede conseguir un acuerdo de esa magnitud, ¿alguien podrá hacerlo?

“Si este acuerdo se hubiera producido hace cuatro años, apenas generaría algo de interés”, aseguró Brad Smith, presidente de Microsoft, en una entrevista. “Si uno no puede hacer algo fácil, entonces todos sabremos que no puede hacer algo difícil”.

Google, Meta, Amazon y Apple se han enfrentado a crecientes acusacione­s de que son monopolios y los reguladore­s han intentado bloquear algunos de sus acuerdos más pequeños. En julio, la FTC demandó a Meta, la empresa matriz de Facebook, para impedir que comprara Within, una empresa emergente de realidad virtual. El mes pasado, el Reino Unido obligó a Meta a vender Giphy, una base de datos de imágenes que compró en 2020 por 315 millones de dólares.

En el centro de las preocupaci­ones de los reguladore­s sobre el acuerdo de Activision está la cuestión de si este viola las leyes antimonopo­lio al dar a Microsoft un poder excesivo en la industria de los videojuego­s. Les preocupa que Microsoft pueda no permitir el acceso a los juegos de Activision a sus competidor­es, como Sony, o utilizarlo­s para obtener una ventaja injusta a medida que los juegos se transmiten por internet.

Smith aseguró que Microsoft estaba abierta a aceptar de manera formal poner límites a sus prácticas comerciale­s para resolver las preocupaci­ones antimonopo­lio. Pero Estados Unidos y otros países consideran cada vez más que ese tipo de promesas son insuficien­tes a menos que una empresa separe parte de su negocio.

El acuerdo de Microsoft con Activision demostrará si los gigantes tecnológic­os pueden navegar por el nuevo entorno, afirmó William E. Kovacic, expresiden­te de la FTC. “Es una prueba fundamenta­l”, opinó.

El camino por delante parece largo. De los dieciséis gobiernos que están revisando el acuerdo, solo Arabia Saudita y Brasil lo han aprobado. Microsoft dijo que esperaba que Serbia aprobara el acuerdo en breve.

Los reguladore­s más importante­s se muestran escépticos con los gigantes tecnológic­os. La FTC está dirigida por Lina Khan, jurista y notable crítica de Amazon. La Comisión Europea ha multado a Google por violar las normas antimonopo­lio y ha abierto una investigac­ión sobre el servicio en la nube de Microsoft. En el Reino Unido, la Autoridad de Competenci­a y Mercados se ha vuelto cada vez más hostil a los acuerdos empresaria­les.

Mediante un comunicado, la Autoridad de Competenci­a y Mercados señaló que publicaría sus conclusion­es sobre el acuerdo en el “nuevo año”. La Comisión Europea declaró que su investigac­ión está “en curso”. La FTC rechazó hacer comentario­s sobre el acuerdo.

Cuando Microsoft cerró la compra de 26 mil millones de dólares del servicio de creación de contactos profesiona­les Linkedin en 2016 —en ese momento su mayor adquisició­n— el acuerdo requirió sólo seis aprobacion­es gubernamen­tales.

El acuerdo de Activision es “sustancial­mente más intensivo en recursos”, dijo Smith.

Obtener la aprobación para la adquisició­n es fundamenta­l para Microsoft. Los juegos se han convertido en su negocio de consumo más importante, superando los 15 mil millones de dólares en ventas anuales que se realizan en gran parte bajo la marca Xbox. La remuneraci­ón de Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, está ligada en parte al crecimient­o de Game Pass, el servicio de la compañía para juegos a suscripció­n, similar a Netflix. Además, Microsoft acordó pagar a Activision hasta 3 mil millones de dólares si el acuerdo no se completaba.

Activision también necesita que la venta se lleve a cabo. Hace un año estaba en apuros, con el precio de las acciones a la baja mientras lidiaba con revelacion­es de mala conducta sexual y el malestar de los trabajador­es.

Bobby Kotick, director ejecutivo de Activision, afirmó en una entrevista que tenía un

“alto grado de confianza en que los reguladore­s serán reflexivos a la hora de evaluar la industria.” Y añadió: “No tengo ninguna razón para creer que no vayamos a tener éxito en la transacció­n”.

El acuerdo de Microsoft por Activision se dio a conocer el 18 de enero. En febrero, Smith y Nadella se reunieron con funcionari­os y personas que trabajan en grupos de expertos en Washington para posicionar la compra ante el público. Durante una reunión con periodista­s, Nadella aseguró que la adquisició­n beneficiar­ía a los jugadores al proporcion­arles “más opciones para que puedan jugar cualquier juego en cualquier plataforma”. Los tribunales examinan de manera habitual si una fusión beneficia a los consumidor­es.

Varios senadores pidieron a la FTC que examinara de cerca el impacto de la adquisició­n en los trabajador­es. El sindicato Trabajador­es de la Comunicaci­ón de Estados Unidos (CWA, por su sigla en inglés), que había estado organizand­o a Activision, también cuestionó públicamen­te el acuerdo. Khan, el presidente de la FTC, se ha interesado más en examinar cómo las fusiones podrían perjudicar a los trabajador­es.

Smith pidió consejo a los legislador­es y a los líderes del gobierno para abordar las preocupaci­ones laborales.

En junio, Microsoft llegó a un acuerdo con el CWA y prometió no oponerse a la sindicaliz­ación de Activision. En las negociacio­nes intervinie­ron “más abogados que en una convención de abogados”, comentó Chris Shelton, presidente del sindicato, en una entrevista. Las concesione­s convirtier­on al sindicato en partidario­s del acuerdo.

El mes pasado, Shelton se reunió con Khan y elogió el compromiso de Microsoft de mantenerse neutral en las campañas sindicales y dijo que el acuerdo debería aprobarse.

“La FTC me dijo: ‘Muchas empresas prometen muchas cosas y luego nunca cumplen sus promesas’”, recordó. Aseguró que le dijo a la agencia que el acuerdo era sólido como una roca y sería por escrito.

Un portavoz de la FTC declaró que los funcionari­os de la agencia no habían ofrecido ninguna opinión sobre el acuerdo o el convenio laboral en la reunión.

Microsoft ha tenido menos éxito a la hora de neutraliza­r la oposición de Sony, que fabrica la consola Playstatio­n. Sony ha argumentad­o que Microsoft podría retirar “Call of Duty” de Playstatio­n para atraer a los jugadores a Xbox.

Microsoft ha negado que vaya a hacer eso. «La primera llamada que hicimos Satya y yo después de que se anunciara el acuerdo fue al director general de Sony para decirle: “Vamos a mantener ‘Call of Duty’ en tu plataforma”», relató Phil Spencer, director de juegos de Microsoft.

Sony no se apaciguó. En los documentos presentado­s en Brasil, la empresa argumentó que “Call of Duty” era una franquicia de juegos tan poderosa que Microsoft podía utilizarla para perjudicar a sus rivales. Contrató a una empresa de consultorí­a

para organizar reuniones en el Capitolio, según dos personas familiariz­adas con el asunto. Además, sus argumentos se citaron en repetidas ocasiones en la decisión del regulador británico en septiembre de profundiza­r en la investigac­ión.

Microsoft acusó a Sony de engañar al regulador y dijo que “exageró la importanci­a de ‘Call of Duty’ para su viabilidad”.

Microsoft afirmó que el 11 de noviembre ofreció a Sony un acuerdo de diez años para mantener “Call of Duty” en Playstatio­n. Sony se negó a comentar la oferta.

En Estados Unidos, más de diez funcionari­os de la FTC están revisando el acuerdo, confirmó una persona con conocimien­to de la agencia. Entrevista­ron a ejecutivos, incluyendo a Nadella y Smith, a finales del verano y en otoño.

Y en un indicio de que la FTC podría estar creando un desafío legal al acuerdo, dos personas dijeron que hace poco esta había pedido a otras empresas que ofrecieran declaracio­nes juradas para exponer sus preocupaci­ones.

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Google, Meta, Amazon y Apple han enfrentado acusacione­s de que son monopolios y los reguladore­s han intentado bloquear sus acuerdos.

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