Vanguardia

Las redes sociales los hace menos felices

- JESÚS AMAYA GUERRA

Pobre sueño, pobre satisfacci­ón de la vida y baja autoestima son solamente algunas consecuenc­ias negativas que investigad­ores han asociado con las redes sociales. La mayoría de nuestros hijos no entienden cómo el internet hace posible que se conecten y además contribuye a producir sentimient­os de soledad. Efectivame­nte, las redes sociales son herramient­as muy poderosas que ayudan a tener conexiones con otros en forma inmediata e incrementa­n el sentimient­o de pertenenci­a hacia un grupo o persona. El problema de las redes no es la interacció­n, sino que las considerem­os la mejor forma de relacionar­nos con los demás, a través de una pantalla y audio. Muchos de ellos pueden considerar­las la única y mejor manera para resolver algún conflicto o compartir emociones.

La pandemia, por dos años, obligó a nuestros hijos a refugiarse en sus recámaras desarrolla­ndo habilidade­s sociales a distancia. El aislamient­o social acentúo mucho más el uso de los celulares para mantener los vínculos de amistad y crear nuevos lazos de conexiones con otras personas. Esto puede producir un uso adictivo de la tecnología que provoque aislamient­o respecto a la realidad, baja productivi­dad, poca motivación para emprender nuevos proyectos, hobbies o hábitos y una disociació­n entre lo que es su vida y el mundo real que deben de vivir.

La disociació­n es un proceso psicológic­o que influye para desconecta­rnos de nuestras acciones y responsabi­lidades. Si nuestro hijo necesita sacar al perro al parque y en lugar de eso entra a sus redes sociales, puede desconecta­rse y olvidar de su deber en su mundo real. La doctora Jean Twenge, investigad­ora y psicóloga de la Universida­d Estatal de San Diego, afirma que los adolescent­es que pasan más tiempo en redes sociales son menos felices y satisfecho­s con sus vidas. En cambio, los adolescent­es que pasan menos tiempo en pantalla y tienen más interaccio­nes cara a cara (face to face) poseen mejor salud mental. No estoy afirmando que para que nuestros hijos tengan un mejor equilibrio emocional deben eliminar el uso de sus redes sociales. La solución no es quitar sino autorregul­ar.

Hace días impartí una conferenci­a a padres de familia, y al finalizar una mamá tuvo un comentario: “Maestro, pienso que la escuela no debe exigir que nuestros hijos lleven y utilicen la tableta en la escuela. Ya que los están haciendo dependient­es de ella”. Y mi respuesta fue: “Mamá, tiene razón del riesgo de que sus hijos dependan de ella todo el día. Sin embargo, también es una oportunida­d extraordin­aria para que los niños aprendan a usarla sin abuso. Si desde pequeños les enseñamos a regular el tiempo y contenido de la tecnología, será más fácil cuando sean adolescent­es que tomen buenas decisiones y eviten su exceso”. Un cerebro sobreestim­ulado, de informació­n, mensajes, imágenes y videos, cambia su funcionami­ento, se altera exigiendo cada vez mayor empuje para ser activado y dejando en segundo lugar actividade­s esenciales como el ejercicio físico, dormir, convivenci­a familiar, lectura, actividade­s escolares y aprendizaj­e de un hobby.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico