Vanguardia

CHINA ‘ENFERMA’ ECONOMÍA EN LUCHA CONTRA COVID-19

La estricta política sanitaria genera impacto en los bolsillos de la población, la cual cuestiona si es el camino correcto

- DAISUKE WAKABAYASH­I, OLIVIA WANG Y JOY DONG

Los estragos de la dura estrategia de China en la lucha contra el COVID-19 se han sentido durante meses en la segunda economía más grande del mundo: el desempleo juvenil alcanzó un récord del 20 por ciento, las ganancias corporativ­as se desplomaro­n y el crecimient­o económico cayó muy por debajo de las proyeccion­es de Pekín.

Las dificultad­es económicas han intensific­ado la presión para flexibiliz­ar las restriccio­nes pandémicas con el fin de salvar la débil economía y regresar a algo que parezca una vida normal. La frustració­n por la estrategia gubernamen­tal de tolerancia cero frente al COVID-19, la cual no ha evitado un gran aumento en el número de casos, se incrementó durante el fin de semana cuando estallaron las protestas porque la población está harta de los confinamie­ntos imprevisib­les, las cuarentena­s prolongada­s y las pruebas masivas. El lunes siguieron las manifestac­iones, pero más pequeñas y dispersas.

El brote actual de COVID-19, el más extendido desde el inicio de la pandemia en 2020, ha acorralado a Xi Jinping, el presidente de China, que se ha negado a ceder en la estricta estrategia gubernamen­tal contra la enfermedad. Si Xi relaja las restriccio­nes y las infeccione­s se disparan, existe el riesgo de que haya muertes masivas y un sistema de salud desbordado. No obstante, si se mantienen las políticas actuales y se limitan los contagios con confinamie­ntos generaliza­dos, se infligiría un daño mayor a una economía que ya está desacelera­da.

“El gobierno no tiene buenas opciones en este momento”, dijo Mark Williams, economista jefe para Asia de la firma de investigac­ión Capital Economics. “Haga lo que haga, es complicado que no imponga restriccio­nes significat­ivas en grandes zonas del país, lo cual va a tener un gran impacto en el debilitami­ento de la economía”.

EN RIESGO, MITAD DE ECONOMÍA

Más de 80 ciudades chinas están luchando contra las infeccione­s en comparació­n con las 50 ciudades que lo hicieron durante la primavera, cuando un aumento menor de los contagios provocó un cierre de ocho semanas en Shanghái y sumió el crecimient­o anual de la economía en el

ritmo más lento en décadas. Estas ciudades representa­n la mitad de la actividad económica de China y el 90 por ciento de sus exportacio­nes, según Capital Economics. Este mes, China anunció planes para relajar algunas políticas pandémicas, lo cual impulsó la especulaci­ón de que comenzaban eliminar su política “cero covid”, para deleite de los inversioni­stas que provocaron el aumento en el valor de las acciones de las empresas chinas. Sin embargo, conforme se incrementó el número de infeccione­s, el gobierno volvió a su manual habitual y se mantuvo firme en lo que ha dicho todo el tiempo: China está intentando erradicar el COVID-19, no quiere aprender a vivir con ella.

En una serie de editoriale­s que comenzaron a publicarse el domingo en los medios del Estado, Pekín señaló que China todavía necesitaba “mantener el enfoque estratégic­o” en la lucha contra el COVID-19, pero instó a las autoridade­s de todo el país a evitar medidas extremas como bloquear las salidas de emergencia u obstruir entradas durante las cuarentena­s. Pekín enfatizó la necesidad de que las autoridade­s locales se adhirieran a las modificaci­ones de las políticas destinadas a “optimizar” las políticas existentes contra el COVID-19 ya limitar las interrupci­ones de la vida personal y comercial.

A pesar de esto, el lunes por la noche, las autoridade­s desplegaro­n más seguridad para desalentar otra noche de protestas.

AMENAZA A SU REPUTACIÓN

El creciente descontent­o ha amenazado la reputación que a China tanto le costó ganarse de ser la fábrica del mundo. La semana pasada, trabajador­es molestos porque no les habían pagado los bonos por el COVID-19 y por los deficiente­s protocolos de cuarentena organizaro­n disturbios y se enfrentaro­n con la policía en una fábrica china donde el fabricante taiwanés Foxconn produce más de la mitad de los iphone del mundo.

Andrew Fennell, analista que

supervisa las calificaci­ones crediticia­s del gobierno de China para Fitch, comentó que el enfoque inflexible del país ha “pesado mucho en la economía y ha elevado las tensiones sociales”. Fennell mencionó que espera que, en 2023, Pekín relaje las medidas más restrictiv­as de su estrategia de tolerancia cero, como los confinamie­ntos de ciudades enteras, pero que muchas restriccio­nes seguirán en vigor pues las tasas de vacunación han sido relativame­nte bajas entre las personas mayores de China.

Como reflejo de esas tasas bajas,

China señaló el martes que aumentaría los esfuerzos para vacunar a sus ciudadanos de la tercera edad, una medida que los expertos consideran un precursor crucial para reabrir la economía.

En una nota publicada el lunes, Goldman Sachs estimó que había un 30 por ciento de posibilida­des de que China abandone la estrategia “cero covid” antes de abril, pues el gobierno central está obligado a “elegir entre más confinamie­ntos y más brotes de COVID-19”.

Después del brote inicial de COVID-19 en 2020, la economía china se recuperó rápidament­e. Mientras el resto del mundo permanecía confinado, el enfoque inflexible de China para mantener bajo control al COVID-19 funcionó bien y su economía resucitó. En particular, las exportacio­nes fueron un punto a destacar, ya que las fábricas chinas fabricaban muchos de los productos que el resto del mundo compró en línea durante el aislamient­o. El año pasado, la economía china creció un impresiona­nte ocho por ciento.

Esto cambió con los confinamie­ntos estrictos que llegaron con los últimos brotes de COVID-19 y los disturbios recientes podrían ralentizar todavía más la producción de componente­s esenciales como los chips de computador­a y las partes de maquinaria, lo cual añade un nuevo elemento de incertidum­bre a las perspectiv­as económicas mundiales. También podría provocar que las empresas de Estados Unidos y Europa busquen desvincula­rse de China y diversific­ar sus cadenas de suministro, según los analistas.

SIN REACTIVAR ECONOMÍA

En la actualidad, muchos de los principale­s socios comerciale­s de China se enfrentan a una posible recesión debido a una inflación desbocada, al aumento de las tasas de interés y a la guerra en Ucrania. A nivel nacional,

los pilares habitualme­nte confiables del sector inmobiliar­io y de la alta tecnología han pasado apuros económicos y la concesión de más créditos a las empresas no ha servido para reactivar la economía.

El éxito inicial de China para contener al COVID-19 comenzó a desmoronar­se este año con la propagació­n de ómicron, una variante más infecciosa. En marzo, el gobierno proyectó un crecimient­o modesto del 5.5 por ciento para 2022, varias semanas antes de que un aumento dramático de las infeccione­s confinara a Shanghái y paralizara la economía. Una serie posterior de brotes de menor envergadur­a sigue poniendo a prueba los límites de la estrategia de tolerancia cero de China, por lo cual el objetivo de crecimient­o económico del gobierno ha quedado fuera de su alcance.

El lunes, Nomura, una firma japonesa de corretaje, redujo su perspectiv­a de crecimient­o económico para el cuarto trimestre a un 2.4 por ciento en contraste con un estimado anterior del 2.8 por ciento, para lo cual citó “un camino lento, doloroso y lleno de baches

hacia la reapertura”. También redujo a 4 por ciento su predicción de aumento del producto interno bruto para 2023 de un estimado previo del 4,3 por ciento.

Una desacelera­ción de la economía ya es evidente para Emma Wang, quien tiene 39 años y es propietari­a de una tienda de bolsos y maletas en un centro comercial de Langzhong, una ciudad de la provincia de Sichuan donde se han registrado algunas infeccione­s.

Cuando Wang abrió su tienda hace dos años, el negocio era estable y rentable. Sin embargo, en los últimos días la gente ha dejado de ir a los centros comerciale­s, aunque la ciudad no esté en confinamie­nto. Wang está consideran­do trasladar su negocio a internet para rematar su inventario.

“En la pandemia, no hay clientes”, mencionó Wang. “Es difícil vender incluso una bolsa”.

Para agravar los problemas de esta madre de dos hijos, el empleador de su marido, quien trabaja para un fabricante de alimentos cuyo negocio también se ha visto interrumpi­do, lleva meses sin pagarle.

“Tenemos una hipoteca y préstamos de tarjetas de crédito”, comentó. “La situación no mejora y eso me molesta mucho”. c.2022 The New York Times Company

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Los controles sanitarios en China, como en gran parte de la vida pública, son estrictos, todo con miras a mantener una política de cero casos.
Vigilancia. Los controles sanitarios en China, como en gran parte de la vida pública, son estrictos, todo con miras a mantener una política de cero casos.
 ?? ?? Molestia. Muchos sectores de la población exigen que se flexibilic­en los controles ante la complicada situación económica que afrontan.
Molestia. Muchos sectores de la población exigen que se flexibilic­en los controles ante la complicada situación económica que afrontan.
 ?? ?? Depresión. La economía y, en especial, el consumo interno no han podido despegar, debido a las limitacion­es que tiene la población.
Depresión. La economía y, en especial, el consumo interno no han podido despegar, debido a las limitacion­es que tiene la población.

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