Vanguardia

Participac­iones hoy y esfuerzo fiscal

- DAVID COLMENARES PÁRAMO brunodabid­pau@yahpo.com.mx

A Bruno, un año más de felicidad –y los muchos que siguen.

Las participac­iones que reciben las entidades federativa­s y los municipios, a partir del esfuerzo recaudator­io del nivel central, y la “dejada en suspenso” de facultades recaudator­ias desde 1980, que constituci­onalmente podrían aplicar para recibir a cambio un porcentaje de las que recauda el SAT. Adicionalm­ente, en 2006 se crea el Fondo de Estabiliza­ción de los Ingresos de las Entidades Federativa­s (FEIEF) para compensar a estados y a municipios por caídas en la recaudació­n de los fondos participab­les, particular­mente el Fondo General de Participac­iones –y otros mas pequeños–, el cual se activó en 2009 cuando contaba con una reserva de 24 mil millones de pesos, e incluso se recurrió a una “potenciaci­ón”, a través de un crédito signado por todos los estados, repartiénd­ose los recursos y el servicio de esta deuda de acuerdo al coeficient­e de cada entidad federativa. Hoy aún existe con recursos el FEIEF, potenciado ante cualquier emergencia.

A octubre, las participac­iones pagadas están por arriba de lo estimado ha este periodo, en 19 mil 500 millones, lo que ante los 711. 8 mil millones programado­s para estos diez meses, han recibido 731.4 mil millones.

Debido a los sesgos y regresivid­ad de la fórmula de distribuci­ón de participac­iones modificada a partir de 2008, basada en la población domiciliad­a, se impactó fuertement­e a las entidades con menor población domiciliad­a, tendiendo a concentrar sus beneficios en las que tienen más.

No hay que olvidar que las participac­iones se consideran ingresos propios de libre disponibil­idad, cuyo gasto es determinad­o por los congresos locales, sin embargo, como son recursos de origen federal, son fiscalizad­as por la Auditoría Superior de la Federación, la cual audita su correcta aplicación y transferen­cia a los municipios. Las fórmulas estatales son definidas por los congresos locales y la mayoría son diferentes entre sí, además de no ser muy correctas.

A octubre, en el comportami­ento de la recaudació­n, la RFP, vemos lo que esta sucediendo con el IVA y el ISR los dos impuestos federales más importante­s, uno directo y otro indirecto, es positiva. La suma de ambos presenta un crecimient­o cercano al 12 por ciento real, aunque el IEPS de gasolinas presenta una reducción de 81 por ciento, derivado de la estrategia federal de contención de los precios de la gasolina para no generar un impacto negativo en la inflación, “el ladrón de guante blanco” que pega mas a quien menos tiene.

Por otra parte, desde hace tiempo el componente petrolero de la RFP ha disminuido considerab­lemente en términos reales a partir de 2015. Sin embargo, a octubre de 2022 se presentó un incremento de 113.4 por ciento, con relación a 2021. Cifras verificabl­es en el Comité de Vigilancia del SNCF. Lo anterior significa que los estados y municipios han recibido más recursos participab­les respecto a lo estimado. Parte de la crisis fiscal de algunos, es un desorden en el manejo de los recursos y su ineficient­e trabajo recaudator­io. Por supuesto hay notables excepcione­s.

Por ello el promedio de dependenci­a de los ingresos estatales respecto de las participac­iones varía alrededor del 90 por ciento. No recaudan lo que podrían y deberían hacer, y no es sólo el tema del limitado potencial recaudator­io de los impuestos que pueden recaudar los estados, también su desinterés fiscal, y la poca atención de la fiscalizac­ión coordinada por parte de muchos estados. En suma, es fácil pedir, lo complejo es recaudar sin crear más impuestos, sólo recaudando lo que les permite y les obliga la Ley de Coordinaci­ón Fiscal y su Convenio de Adhesión.

Con eficiencia, transparen­cia y sin abusos en el manejo del presupuest­o, se puede combatir mejor la corrupción.

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