Un relato sobre el México de Hernán Cortés
A finales de los años 60, cuando Héctor de Mauleón era un niño, comenzaron las obras para la construcción del Metro de la Ciudad de México, específicamente la línea que corre por toda la calzada México-tacuba; a raíz de esas excavaciones comenzaron a aparecer cosas que había estado sepultadas en la ciudad durante más de 400 años y que los españoles habían perdido durante la llamada Noche Triste con Hernán Cortés a la cabeza.
Esos hallazgos que de tanto en tanto aparecían en las noticias, fueron esencial para la construcción del cronista y periodista en el que se convertiría el narrador que califica este hecho como un golpe de fortuna inmenso, “yo nací a unas calles de donde se estaban haciendo las obras y poco a poco fui testigo de las historias aquellas sobre lo que los conquistadores fueron dejando durante la huida celebre a lo largo de la calzada”.
El periodista dijo que en esa época empezaron a aparecer noticias de que había aparecido una lanza de uno de los conquistadores, una de las barras de oro que los conquistadores fundieron y metieron a sus armaduras durante esa noche que ellos llamaron la Noche Triste.
“Para los niños de mi generación eso fue mágico maravilloso y cambió la forma de ver la ciudad para siempre, porque significaba que esas cosas que volvían después de 400 años, esas cosas nos revelaban que estábamos parados en una ciudad dormida, una ciudad oculta que las obras del Metro estaban rescatando”, señaló este miércoles durante la presentación de su novela “El secreto de la noche triste”, publicado por Seix Barral.