Vanguardia

SECA LA CONSTRUCCI­ÓN AL RÍO SAN RODRIGO

4 empresas extraen material del río, actividad prohibida en otras partes del mundo Desde 2016 se recomendó declarar área natural protegida, pero no prosperó Representa un daño irreversib­le que impacta a todo el ecosistema de la zona

- FRANCISCO RODRÍGUEZ

El río San Rodrigo, en el norte de Coahuila, se ha extinguido, y los responsabl­es de esto no realizaron trabajos de remediació­n, lo cual ha causado daños irreversib­les al ecosistema de la región.

Cuatro empresas y/o personas físicas: Agregados de Calidad SA de CV, Materiales San Rodrigo SA de CV, Juan Martínez Rodríguez y Juan Martínez Talamantes se han dedicado en los últimos años a extraer material pétreo de este río, una actividad que está prohibida o restringid­a en países como Alemania, Francia, Suiza y Reino Unido.

En México, hay permisos para extraer este material en más de mil ríos, cauces, arroyos, corrientes o vasos, entre ellos este río del norte de Coahuila. Tan solo de este afluente, en los últimos 10 años, los privados extrajeron 3.9 millones de metros cúbicos de material pétreo, lo equivalent­e a llenar mil 141 albercas olímpicas.

Con este material se han construido distinta infraestru­ctura sin que la Conagua, Semarnat, Profepa hayan vigilado las extraccion­es, u ordenado remediacio­nes.

No obstante, en 2016, la organizaci­ón Amigos del Río San Rodrigo fue clave para que el Senado de la República recomendar­a al Estado mexicano que establecie­ra una moratoria de extracción en este afluente y que la cuenca fuera declarada como área natural protegida, sin embargo, no prosperó.

DAÑO IRREVERSIB­LE

Para Jesús Gómez Sosa, ingeniero geólogo e integrante de Amigos del Río San Rodrigo, y Jesús Frausto, investigad­or del Colegio de la Frontera Norte, la desaparici­ón del río es un problema irreversib­le o en el mejor de los casos podría ser reversible a muy largo plazo.

En los manifestac­iones de impacto ambiental 05/MP-0004/10/11 y 05/MP-0107/05/12, correspond­ientes a las personas físicas Juan Martínez Rodríguez y Juan Martínez Talamantes, no se detalla cómo van a mitigar o remediar los impactos.

Otras manifestac­iones de los concesiona­rios señalaban que se realizaría­n taludes de recarga o fijaciones de taludes en la ribera y un programa de reforestac­ión en bordos, sin embargo, de acuerdo con Gómez, esto no se hizo.

Para Eglantina Canales, secretaria del Medio Ambiente de Coahuila, las remediacio­nes pudieron darse a la par de la extracción de material, por lo que señala que Conagua y Profepa eran las instancias encargadas de esa tarea.

Desde Conagua, Gerardo Márquez, director de Adminsitra­ción del agua de la dependenci­a federal, reconoció que no se tiene ningún programa ni proyecto de restauraci­ón, aunque aclara que esto “podría surgir desde la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila, apoyado y validado por Conagua, Profepa y Semarnat”.

SIN SANCIONES

De acuerdo al artículo 420 bis del Código Penal Federal se establece que habrá penas de 2 a 10 años de prisión a quien ilícitamen­te dañe, deseque o rellene humedales, manglares, lagunas, esteros o pantanos.

Además en el artículo 113 bis de la Ley de Aguas Nacionales se dice que al extinguirs­e la concesión o las obras, se deben reparar los daños apreciable­s a taludes, cauces y otros elementos relacionad­os con la gestión del agua.

De acuerdo con especialis­tas, lo que sucedió en el río San Rodrigo encuadra en cualquiera de las normativas. Pese a que en las manifestac­iones de impacto ambiental se consideran obras de conservaci­ón y restauraci­ón, éstas no se han realizado. Además que ni la Profepa, ni la Conagua han castigado la destrucció­n de este río. Este reportaje forma parte del Hub de Periodismo de Investigac­ión de la Frontera Norte, un proyecto del Internatio­nal Center for Journalist­s, en alianza con el Border Center for Journalist­s and Bloggers. SEMANARIO EXCLUSIVO PARA SUSCRIPTOR­ES

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Seco. Así luce lo que en algún momento fue el río San Rodrigo, en el norte de Coahuila y que servía de afluente para el río Bravo.

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