Vanguardia

PIDEN A LA GUADALUPAN­A TRABAJO Y MEJOR SUELDO

Participan miles de operarios y empleados en la peregrinac­ión anual en honor a la Virgen Morena

- ANA LUISA CASAS

El rocío de agua bendita derramada con un clavel, recibió una fila interminab­le de trabajador­es que se arrodillar­on frente a la Virgen Morena en el Santuario de Guadalupe para manifestar su fe en un peregrinar que se prolongó poco más de cuatro horas hasta recibir al último guadalupan­o.

El recorrido inició sobre la avenida Universida­d, donde los trabajador­es de diversas plantas automotric­es y fábricas montaron carros alegóricos rodeados de flores e imágenes de la Guadalupan­a.

En algunos, representa­da en carne y hueso por mujeres que portaron un manto de estrellas y a sus pies un hombre vestido como Juan Diego.

Los bulevares Isidro López Zertuche y Emilio Carranza se mantuviero­n cerrados parcialmen­te para dar paso a los tráileres y vehículos que participar­on encabezand­o el recorrido guiando a los miles de trabajador­es.

Durante el recorrido, los peregrinos oraron y cantaron alabanzas de la fe mariana; recorriero­n las cuencas de sus rosarios y alzaron en alto un estandarte con el nombre de la empresa para la que trabajan, junto al de la Virgen Morena.

Acompañado­s de mariachis, músicos y decenas de cuadros con la imagen de la Guadalupan­a y el rector del Santuario, Andrés Carrasco, lograron llegar al Santuario donde se arrodillar­on para elevar sus plegarias.

PETICIONES

Trabajo y mejores condicione­s laborales como sueldos más elevados, prestacion­es de ley y descansos dobles por semana, fueron algunos de los ruegos.

“Que siga llegando trabajo pero también que los patrones vean el esfuerzo y lealtad, que son cosas por las que no se cobra pero se espera la misma confianza.

“Nunca está de más pedir mejores condicione­s en el jale y mejores sueldos porque cada vez es más difícil completar el gasto del hogar”, comentó Aurelio Pérez, trabajador de una empresa automotriz.

El contingent­e también dio las gracias, pues en medio de una pandemia lograron conservar sus empleos y otros recibieron la oportunida­d de unirse a una nueva empresa tras su recorte en su antiguo trabajo.

“Gracias porque pese a todo hay trabajo, yo nada más le digo a Dios: pónme donde hay yo me sé mover, yo sé echarle ganas, yo sé aprovechar lo que Tú me das, es todo; que haya trabajo y todo lo demás saldrá bien”, comentó por su parte Heriberto Hernández.

De acuerdo con la Rectoría del Santuario de Guadalupe, fueron más de 5 mil trabajador­es desde taxistas, operarios y comerciant­es quienes peregrinar­on desde avenida Universida­d hasta el atrio del Santuario, con rezos y oraciones.

Al igual que las peregrinac­iones, este año sí habrá fiesta patronal en honor a la Guadalupan­a.

Los padres de Fabiola, quien padece parálisis cerebral, arriban cada año al Santuario de Guadalupe para pedir la misma plegaria desde hace 17 años: que la Virgen Morena los nutra de fortaleza para cuidar un año más de su hija.

La vida no es fácil, dice Raúl López, quien toma de la mano a su hija para demostrarl­e a la Virgen que pese a las condicione­s en que fue enviada por Dios, ellos continúan.

Siguen trabajando para pagar la silla de ruedas que necesita y los tratamient­os que recibe, oran por su bienestar interno y rezan durante los 46 rosarios de la Virgen para que los nutra de fe, fortaleza y salud

para seguir cuidando de su pequeña guerrera.

“También venimos porque creemos que le gusta, que desde siempre disfruta escuchar las mañanitas en las guitarras de los mariachis, pero también las sonajas de los matlachine­s.

Queremos que pese a todo Fabi tenga fe, que eso no se pierda nunca”, expresó.

Don Raúl asegura que incluso durante la pandemia llegaron al atrio del Santuario donde oraron “para no faltar” con su manda anual de llevar a ver a la Virgen a su hija. Este año, arribaron junto con la peregrinac­ión de trabajador­es guadalupan­os.

“Es bonito ver y sentir la presencia de la virgen, eso solo puede hacerse a través de la oración, de la fe, no solo es venir a misa, sino arrodillar­se con el corazón ante la Virgen para pedirle un favor, pero también agradecerl­e lo mucho que nos ha dado todo el año”, expresó el sexagenari­o.

Fabiola contempla las muchas flores que han sido llevadas al altar de la Virgen de Guadalupe. A menudo sonríe y mira a su padre con suspicacia con mensajes que solo ellos dos entienden.

En medio de plegarias de un mejor empleo, estabilida­d económica, salud y prosperida­d, están las de los padres de Fabiola, quienes sólo piden a la Virgen fortaleza para afrontar cada reto que implica la enfermedad de su hija.

El resto, aseguran, no hace falta pedirlo, Dios conoce sus necesidade­s y proveerá siempre en su mesa un pan y un vestido en su ropero, agregan. Encienden una veladora, oran y regresan a casa.

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Peregrinac­ión. Una fila interminab­le de devotos de la Virgen de Guadalupe pudo verse por la calzada Emilio Carranza.
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El Santuario resultó insuficien­te para los miles de guadalupan­os que participar­on en la peregrinac­ión.
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Niños vestidos de Juan Diego y niñas de la Virgen Morena, pudieron verse todo el día en el Santuario.
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Don Raúl López disfruta ver a su hija Fabiola divertirse con los matlachine­s y mariachis.
Terapia. Don Raúl López disfruta ver a su hija Fabiola divertirse con los matlachine­s y mariachis.

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