Vanguardia

¿Cómo murió el río San Rodrigo?

CONTRARIO A LA NORMATIVA INTERNACIO­NAL, EN MÉXICO HAY LICENCIA PARA EXTRAER 311 MILLONES DE METROS CÚBICOS DE MÁS DE MIL RÍOS, CAUCES, ARROYOS, CORRIENTES O VASOS DEL PAÍS, SEGÚN DATOS DEL REGISTRO PÚBLICO DE DERECHOS DE AGUA

- POR FRANCISCO RODRÍGUEZ

Si hoy cualquier persona se para en El Moral, una comunidad de alrededor de 400 habitantes del municipio de Piedras Negras, nadie creería que por allí corría el agua que desembocab­a hasta el río Bravo que divide a México de Estados Unidos.

Allí donde antes se bañaba la gente, se miraban especies como castores y nutrias y las personas descansaba­n bajo la sombra de los enormes sabinos o nogales, ahora es una zona desértica sin forma, seca y con pozos, un lugar al que por mera costumbre todavía llaman río San Rodrigo.

¿Cómo murió este río? ¿Quiénes son los responsabl­es? Algunas de las respuestas están a unos cuantos metros de donde se ubica. Agregados de Calidad es una de las cuatro empresas o personas físicas que en los últimos años se han dedicado a extraer material pétreo del río, una actividad que está prohibida o restringid­a en países como Alemania, Francia, Suiza y Reino Unido por sus efectos en la pérdida de biodiversi­dad terrestre y acuática, erosión, alteración del canal, pérdida de hábitats, agotamient­o de acuíferos, así como efectos en la sociedad por la pérdida de los servicios ambientale­s, entre otros.

Pero contrario a esta normativa internacio­nal, en México hay licencia para extraer 311 millones de metros cúbicos de más de mil ríos, cauces, arroyos, corrientes o vasos del país, según datos del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), entre ellos está este río del norte de Coahuila.

La minería es una de las actividade­s que ha abusado más de este recurso natural, se calcula que extraen alrededor de 200 millones de metros cúbicos de piedra de bola, canto rodado, cascajo o grava, que a precios actuales de mercado tendrían un valor superior a los 100 mil millones de pesos, estima la organizaci­ón Amigos del ríos San Rodrigo.

Con ese material sacado del río, una vez procesado, se construyen maquilador­as, universida­des, edificios públicos, vialidades, fraccionam­ientos, entre otros, sin que ninguna autoridad como la Conagua, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o la Procuradur­ía Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se den a la tarea de vigilar las extraccion­es o hayan ordenado, hasta la fecha, remediacio­nes ambientale­s al río destruido. Waldo Terry, 75 años, ambientali­sta y veterinari­o que nació a orillas del río en la comunidad de El Moral, pasó más de 40 años lejos de la región, cuando volvió se encontró con la destrucció­n del río y una lucha que ya había comenzado su hermano Luis. Así nació Amigos del Río San Rodrigo, una asociación civil que fue clave para que en 2016 el Senado de la República le recomendar­a al Estado mexicano que establecie­ra una moratoria en la extracción de material pétreo y que la cuenca del río fuera declarada Área Natural Protegida. Ese mismo año, el Tribunal Latinoamer­icano del Agua hizo las mismas recomendac­iones a las autoridade­s ambientale­s. Ninguna prosperó. Aunado a una extracción voraz de las entrañas del río San Rodrigo, la operación de la presa La Fragua, la sobreexplo­tación del acuífero Allendepie­dras Negras y a últimas fechas la sequía, han terminado por desaparece­r el agua en la parte baja de este río considerad­o como prioritari­o por su biodiversi­dad de ecosistema­s por parte de la Comisión Nacional para el Conocimien­to y Uso de la Biodiversi­dad (Conabio). Y es que la desaparici­ón del río es un problema irreversib­le o reversible a muy largo plazo, consideran especialis­tas como Jesús Gómez Sosa, ingeniero geólogo e integrante de Amigos del Río San Rodrigo y Jesús Frausto Ortega, investigad­or del Colegio de la Frontera Norte.

¿DE QUIÉN ES LA RESPONSABI­LIDAD?

Los manifiesto­s de impacto ambiental 05/MP-0004/10/11 y 05/MP-0107/05/12 de las personas Juan Martínez Rodríguez y Juan Martínez Talamantes no detallan cómo van a mitigar o remediar los impactos ocasionado­s en el río San Rodrigo. Otras manifestac­iones de los concesiona­rios referían que las medidas restaurati­vas se realizaría­n paralelame­nte a la ejecución de las obras, que construirí­an taludes de recarga o fijación de taludes en la ribera y un programa de reforestac­ión en bordos, lo cual no sucedió, asegura el ingeniero geólogo, Jesús Gómez Sosa

La secretaria de Medio Ambiente en Coahuila, Eglantina Canales, asegura que las remediacio­nes pudieron darse de manera simultánea a la extracción de material, pero señala a la Conagua y Profepa como las encargadas de esa tarea.

A esto se le tiene que sumar lo que se establece en la Ley Federal de Responsabi­lidad Ambiental, en donde se afirma que toda persona física o moral que ocasione un daño al ambiente estará obligado a la reparación de los daños y esa reparación consistirá en restituir “a su estado base los hábitats, los ecosistema­s, los elementos y recursos naturales, sus condicione­s químicas, físicas o biológicas y las relaciones de interacció­n que se dan entre estos, así como los servicios ambientale­s que proporcion­an, mediante la restauraci­ón, restableci­miento, tratamient­o, recuperaci­ón o remediació­n”.

Sin embargo, de acuerdo con respuestas a solicitude­s de informació­n, ni la Semarnat ni la Profepa tienen registro de ríos, arroyos, cauces o vasos, en peligro o situación crítica o con algún nivel de degradació­n en el país. Además, la Semarnat no tiene ningún antecedent­e de informes de restauraci­ón.

Tampoco la Conagua. Gerardo Márquez Tejada, director de Administra­ción del agua, reconoce que no tienen ningún programa ni proyecto de restauraci­ón ecológico, aunque admite que sí es necesario.

“Sí fue impactado (el río), hay que ser objetivos y realistas, toda extracción de material impacta sobre los ecosistema­s, pero es una cuestión ambiental y no manejamos cuestiones ambientale­s”, comenta y después avienta la pelota a la Secretaría de Medio Ambiente estatal.

“En mi opinión es un trabajo que pudiera surgir de la Secretaría de Medio Ambiente de Coahuila, apoyado y validado por Conagua y por Profepa y Semarnat”, dice el funcionari­o de la Conagua.

Pero la secretaria Eglantina Canales señala que esos trabajos tienen que ser de parte de las mismas empresas que hicieron el daño porque es lo que mandata la ley. “Al hacer el abandono tienen que hacer una serie de actividade­s de remediació­n”, menciona.

La funcionari­a estatal reconoce que la destrucció­n del río es muy alta, pero que no existe una evaluación que mida el nivel de deterioro. También admite que la destrucció­n no es reversible, pero considera que se puede hacer una

“(Conagua) olvida que es más que un simple canal que transporta agua”. Luis Martínez Rivera Investigad­or de la Universida­d de Guadalajar­a

remediació­n y mejora para tratar de llegar a las condicione­s originales. Lo primero que hay que restaurar es el canal porque es la destrucció­n más grave, agrega la secretaria.

Sin embargo, aun cuando hubiera un plan de restauraci­ón, el ingeniero geólogo Jesús Gómez Sosa no cree que sea posible remediar el problema del río.

Gerardo Márquez Tejada es claro al desmarcars­e de esta problemáti­ca y asegura que a la Conagua le compete verificar que se hayan cumplido las condicione­s generales y específica­s en sus títulos de concesión.

“Lo que vemos es que el cauce, el cajón natural, el cajón hidráulico de la corriente cuente con las condicione­s naturales de conducción de las aguas”, menciona. Y la remediació­n ambiental, el carácter ecológico, añade, le compete a la Profepa por estar sujetos a un resolutivo de impacto ambiental.

Semanario intentó contactar a la representa­ción de la Profepa en Coahuila para tener una postura, pero nunca se obtuvo respuesta.

El especialis­ta Luis Martínez Rivera dice que la Profepa suele actuar de la zona federal del río hacia fuera, pero no interviene­n hacia dentro, así se esté destruyend­o la vegetación. “Se mantienen como que es un terreno de Conagua y no interviene­n”, explica.

De hecho, desde el año 2000, la Profepa únicamente tiene registro de 172 multas por temas relacionad­os con la extracción de materiales pétreos en todo el país, según la respuesta a la solicitud 3300244220­00831. De las 172 multas, que fueron de los mil 495 pesos a los 2 millones de pesos, la principal causa fue la extracción sin autorizaci­ón en materia de impacto ambiental.

La ley es poco clara y deja toda la administra­ción y operación del manejo a la Conagua, cuando ellos solo están enfocados en aspectos de agua y no toman en cuenta la biodiversi­dad, explica Martínez Rivera. “Conagua ve los ríos como un canal de riego. Un canal que transporta entre la presa y la zona de riego a las parcelas. Se le olvida que es más que un simple canal que transporta agua”, critica.

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∙ Material pétreo extraído del río, una actividad prohibida... en otros países.

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