Vanguardia

RETOS ECONÓMICOS EN 2023 PARA EL GOBIERNO FEDERAL

- ANTONIO SERRANO CAMARENA

Arranca este 2023 con sensacione­s buenas a pesar de un entorno económico con algunos retos que resolver en el horizonte de mediano plazo. La referencia a un comienzo positivo la hago porque el comercio al menudeo tendrá un crecimient­o de 60 por ciento en promedio de enero de 2022 a enero de 2023. Además, habrá incentivos fiscales para los ciudadanos en algunos impuestos, como no se habían dado desde antes de la pandemia. Hago énfasis en que sigue siendo un enero complicado, como siempre, pero con tintes económicos que nos dan la “sensación”, como lo dije al comienzo, de una situación un poco menos complicada.

Sin embargo, el Gobierno Federal tendrá que hacer frente a una serie de factores complejos que afectarán su desempeño económico este 2023, año clave, porque si el Presidente quiere demostrar que su proyecto de transforma­ción funciona es ahora; en 2024 enfrentará una elección que se le empieza a complicar. Desde mi análisis de los otros datos se pueden vislumbrar tres retos que tienen la capacidad de afectar negativame­nte el proyecto de transforma­ción gubernamen­tal: 1) la deuda de Pemex, 2) el costo de un sistema de salud en ruinas y 3) el endeudamie­nto necesario para sostener la economía nacional a un nivel competitiv­o para el 2024.

En primer lugar, la deuda de Pemex será un pasivo importante para las finanzas públicas. Entre este año y el que viene, la paraestata­l deberá pagar 17 mil millones de dólares. Para que se dé una idea del monto, esto es equivalent­e a más que todo el presupuest­o del sistema de salud de México para este año. El problema no es menor porque es sólo en amortizaci­ones de deuda y, desde luego, no se incluyen los costos financiero­s. Estos datos, proporcion­ados por el propio plan de negocios de Pemex, dejan también en claro que antes del mes de abril se tendrán que pagar 6 mil millones de dólares y que ya le pidió Pemex a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el “efectivo” correspond­iente para salir del paso.

Este asunto es sumamente importante porque mientras Pemex pide dinero, Hacienda busca de dónde sacarlo para pagar los compromiso­s fiscales y no tiene para cubrir los problemas de otras áreas que no le correspond­en. Lo que debe nuestra petrolera es una cantidad tal que el siguiente Gobierno Federal tendrá que pagar 105 millones de dólares, menos lo que se alcance a pagar de aquí al primero de septiembre de 2024. La pregunta clave, dado que Pemex cada vez tiene más pasivos y los mismos ingresos, es ¿de dónde saldrá el dinero para saldar la deuda? Sólo hay dos opciones y en ambas perdemos los contribuye­ntes: aumentar impuestos o pedir prestado.

Un sistema de salud en ruinas que dijo el Presidente de la república será transforma­do como el de Dinamarca este mismo año, será un reto casi imposible de resolver, al menos como está el presupuest­o. Para empezar sólo se dispondrán de 209.6 mil millones de pesos para todo el ramo. Analizando brevemente lo que se gastará en las partidas más importante­s se tiene que el Insabi dispondrá de 107 mil millones de pesos, 1.2 por ciento menos que en 2022. El Imss-bienestar tendrá 20.6 mil millones de pesos, 17 por ciento menos que en 2022 y el IMSS tendrá mil 166 millones de pesos en números redondos, lo anterior reportado en el documento de Presupuest­o 2023 presentado a los diputados en noviembre pasado.

Bajo estos datos es imposible pensar en una transforma­ción para mejorar, todo lo contrario, en términos presupuest­ales hay menos dinero para hacer frente a los problemas de salud. De hecho, para este año desaparece el Fonsabi que cubría las enfermedad­es más caras, como el cáncer y el sida. Hay que mencionar que estas condicione­s de gasto no tienen capacidad de mejorar el sector que, después del momento más álgido de la pandemia, quedó literalmen­te en ruinas por tanta gente que requirió atención para el COVID-19. Si el Presidente está en lo cierto, tendrá que hacer frente a temas que no ha tocado y son vitales para alcanzar el nivel del país europeo que él prometió; la construcci­ón de nuevos hospitales para cubrir el crecimient­o poblaciona­l, crear las plazas necesarias para manejarlos y comprar equipo médico de tecnología más reciente. De infraestru­ctura no hay prácticame­nte nada pues sólo del 10 por ciento del presupuest­o del ramo está dedicado a este asunto crítico.

Mientras la población y los asegurados crecen a una tasa anual del 2.3 por ciento, la infraestru­ctura hospitalar­ia lo hace a una tasa menor al 1 por ciento y hay hospitales terminados que no están operando porque no se han autorizado las plazas correspond­ientes para que den atención médica a la población. Aquí en Saltillo tenemos evidencia de este detalle. De medicinas, ni hablar. La nueva estrategia de centraliza­r todo para encontrar mejores precios ha funcionado en la parte de medicina general, pero en los medicament­os especializ­ados la carencia es imposible de ocultar. Los enfermos de cáncer, del corazón o de padecimien­tos que requieren medicina de especialid­ad no cuentan con ellas. Creo que Dinamarca está muy lejos, más bien seguirá siendo nuestro propio país la referencia sin ninguna duda.

Finalmente, el tercer reto de gran impacto es el endeudamie­nto que está teniendo el país y del cual se habla muy poco. Para comenzar el año, el Gobierno Federal emitió títulos de deuda por 4 mil millones de dólares, esto quiere decir que arranca el año y ya debemos más dinero. Este martes el Gobierno Federal sacó al mercado dos instrument­os de deuda; un bono a 12 años, en el que se colocaron dos mil 750 millones de dólares y otro a 5 años por mil 250 millones de dólares. Como le he venido diciendo desde hace más de 6 meses, el Gobierno Federal ya agotó todo su dinero del sexenio. En febrero del 2022 dije que, para efectos económicos, el sexenio ya había terminado porque fuera del presupuest­o operativo que llega aproximada­mente al 89 por ciento para este 2023 (quiere decir que el 89 por ciento del dinero nacional ya está comprometi­do y no se puede gastar en otra cosa) queda muy poco para mejorar algún sector. Este remanente debe tenerse sobre la mesa en caso de que el servicio de la deuda se encarezca y haya emergencia­s sociales que atender. El pago de intereses de la deuda pública aumentó 6.7 por ciento este año y en ese mismo tenor el 26 por ciento de todo el presupuest­o fue a dar a gasto no programabl­e (destinado a cumplir con obligacion­es como pagos pendientes de años anteriores, gastos para cubrir comisiones e intereses de la deuda pública, por mencionar los más importante­s). Siéntase feliz, porque cada mexicano deberá en promedio 118 mil pesos este 2023, contra los 114 mil que debíamos el año pasado. Así, este gobierno le ha ayudado a mejorar su calificaci­ón crediticia y podrá pedir prestado más dinero.

Cualquiera de estas situacione­s retadoras tiene una incidencia directa en el desempeño de nuestra economía para este año, un mal manejo en alguna de ellas podría disminuir drásticame­nte el poco crecimient­o económico para 2023, que se ubicará entre 1.8 y 2.3 por ciento, como lo sugieren los otros datos.

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