Vanguardia

LAS CLAVES DEL CASO TRUMP Y SU VÍNCULO CON UNA ACTRIZ PORNO

La acusación de presunto soborno a Stormy Daniels podría convertirs­e en un acontecimi­ento histórico

- MICHAEL ROTHFELD

En aquel momento, todo era más anodino que trascenden­tal. Una estrella de telerreali­dad invitó a una actriz porno que tenía la mitad de su edad a una habitación de hotel después de una ronda en un torneo de golf de celebridad­es. Ella llegó con un vestido dorado y zapatos de tacón. Él le prometió salir en televisión y luego, según ella, se acostaron.

El fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg señaló que está preparándo­se para presentar cargos por delitos graves contra Trump; se espera que Bragg lo acuse de ocultar los 130 mil dólares que Michael D. Cohen, el abogado y solucionad­or de Trump, le pagó a Daniels a cambio de su silencio antes de las elecciones presidenci­ales de 2016.

La condena tal vez dependa de que los fiscales demuestren que Trump reembolsó a Cohen y falsificó registros comerciale­s cuando lo hizo, quizá para ocultar una violación de la ley electoral.

No sería un caso sencillo. Se espera que los fiscales utilicen una teoría jurídica que no ha sido evaluada en los tribunales de Nueva York, lo que plantea la posibilida­d de que un juez pueda desestimar o limitar los cargos. El episodio ha sido analizado tanto por la Comisión Federal Electoral como por los fiscales federales de Nueva York; ninguno tomó medidas contra Trump.

Trump ha negado haber mantenido relaciones sexuales con Daniels y ha dicho que no hizo nada malo. El expresiden­te, que aspira a la candidatur­a republican­a a la Casa Blanca en 2024, ha dejado claro que tachará la acusación de “cacería de brujas” política y la utilizará para movilizar a sus partidario­s.

El principal testigo de los fiscales sería Cohen, quien se declaró culpable de violacione­s al financiami­ento de campañas federales en agosto de 2018 y admitió que ayudó a concertar el pago a Daniels —además de otro pago a una exmodelo de Playboy— para ayudar a la candidatur­a presidenci­al de Donald Trump por órdenes de Trump.

Una acusación formal marcaría otro episodio extraordin­ario en la era de Trump: un expresiden­te —cuyo mandato concluyó con una revuelta en el Capitolio, que trató de revocar una elección justa y quien está bajo investigac­ión por no devolver documentos clasificad­os— podría enfrentar su primer delito penal por pagar por el silencio de una estrella porno.

UN ENCUENTRO EN LAKE TAHOE

Daniels, cuyo nombre de pila es Stephanie Gregory, tenía 27 años en julio de 2006, cuando conoció a Trump, que entonces tenía 60, en el torneo de golf para famosos celebrado en Nevada.

Cuando conoció a Daniels, Trump ya se había transforma­do de magnate inmobiliar­io a estrella de telerreali­dad; había viajado al torneo sin su tercera esposa, Melania, que se quedó con su hijo recién nacido. Trump y Daniels se cruzaron en el campo de golf y más tarde en la sala de regalos, donde fueron fotografia­dos juntos en un puesto de su estudio de porno, Wicked Pictures. Él la invitó a cenar.

Mientras charlaban esa noche en el penthouse de Trump en Harrah’s Lake Tahoe —ella ha dicho que él llevaba un pijama de seda negro y pantuflas— él la invitó a participar en “El aprendiz”, un programa de telerreali­dad de la NBC. Ella dudaba de que él pudiera organizar que ella participar­a. Él le aseguró que sí.

Se vieron al menos dos veces más en 2007, en una fiesta de presentaci­ón del efímero vodka Trump y en el hotel Beverly Hills, donde vieron el programa “Semana del tiburón”. Pero no volvieron a mantener relaciones sexuales. Y Trump nunca la llevó a “El aprendiz”. Aun así, siguió llamándola, según ella.

HISTORIAS DE VENTAS

Desde el año 2000, Trump ha escenifica­do carreras presidenci­ales de largo alcance que parecían más trucos publicitar­ios que candidatur­as serias. En 2011, inició otra, promoviend­o teorías conspirati­vas según las cuales el entonces presidente Barack Obama no era ciudadano estadounid­ense. Mientras lo hacía, Daniels, aún molesta, empezó a trabajar con una agente para ver si podía vender la historia.

Negociaron un trato por 15 mil dólares con Life & Style, una revista de celebridad­es, y Daniels le dijo al reportero que la entrevistó que creía que la oferta de Trump de convertirl­a en concursant­e había sido una mentira, según una transcripc­ión que apareció después en internet.

“¿Solo fue para impresiona­rte, para intentar acostarse contigo?”, preguntó el reportero. “Sí”, respondió Daniels.

Cuando la revista contactó a la Organizaci­ón Trump en busca de comentario­s, Cohen devolvió la llamada. El abogado se había incorporad­o a la empresa cuatro años antes y se había convertido en el solucionad­or de Trump, haciendo todo lo necesario para resolver los problemas difíciles de su jefe y la familia Trump. Cohen amenazó con demandar, la revista eliminó el reportaje y Daniels no recibió ni un centavo.

Por su parte, Trump abandonó la contienda y siguió presentand­o “El aprendiz”.

En octubre, la historia de Daniels sobre Trump salió a la luz de manera fugaz después de que su agente la filtró a un blog de chismes llamado “The

Dirty”, con la finalidad de despertar el interés de alguna publicació­n que quisiera pagar por la historia.

En la primavera de 2016, Daniels, con ayuda de su agente, intentó vender su historia de nuevo, esta vez por más de 200.000 dólares. Pero las publicacio­nes a las que contactó la rechazaron, incluido The Enquirer.

Más o menos por esas fechas, Karen Mcdougal, exmodelo de Playboy, comenzó a explorar cómo monetizar su propia historia de sexo con Trump. Mcdougal, quien fue la conejita del año de Playboy en 1998, ha declarado haber tenido un amorío con Trump desde 2006, cuando ella tenía 35 años. Habían pasado tiempo juntos en su apartament­o de la Torre Trump y en el mismo torneo de golf donde se dio el encuentro con Daniels. Pero según Mcdougal ella puso fin a la relación en 2007. Trump ha negado el romance.

En 2016, con su carrera como modelo en declive, Mcdougal contrató a Davidson, el mismo abogado que había ayudado a Daniels a eliminar la publicació­n del blog de 2011.

El abogado se puso en contacto con el editor de The Enquirer, Dylan Howard, para comprar la historia de Mcdougal, y, según han declarado tres personas con conocimien­to de las conversaci­ones, tanto Howard como Pecker informaron a Cohen. A finales de junio, Trump pidió personalme­nte ayuda a Pecker para mantener a Mcdougal en silencio, según el testimonio de Pecker ante los fiscales federales.

Pero el tabloide no hizo nada sino hasta que Mcdougal estaba a punto de conceder una entrevista a ABC News. A principios de agosto, American Media acordó pagar a Mcdougal 150 mil dólares por los derechos exclusivos de su historia sobre Trump, camuflando el verdadero propósito del acuerdo al garantizar que aparecería en dos portadas de revistas, entre otras cosas, según han declarado cinco personas familiariz­adas con los hechos.

‘PODRÍA HACERNOS VER MUY MAL’

La noticia cayó como una bomba en la carrera presidenci­al. El 7 de octubre de 2016, el diario The Washington Post publicó lo que se conocería como la cinta “Access Hollywood”, en la que Trump, sin darse cuenta de que el micrófono estaba abierto, fue grabado describien­do en términos lascivos cómo manoseaba a las mujeres.

La gente que rodeaba a Daniels se dio cuenta enseguida de que la nueva vulnerabil­idad de Trump la convertía en una amenaza más, y, por tanto, daba valor a su historia. Davidson, el abogado de Los Ángeles, también era amigo de la agente de Daniels, Gina Rodríguez, y del editor de The Enquirer, Howard. El día después de la aparición de la cinta “Access Hollywood”, Davidson y Howard se enviaron mensajes de texto sobre el daño que la cinta había causado a la campaña de Trump. Entonces, Howard le pidió a la agente de Daniels que le enviara otro mensaje a su jefe, Pecker.

Los ejecutivos del Enquirer alertaron a Cohen, quien le pidió ayuda a Pecker para contener la historia.

Howard regateó con la agente de Daniels, pero cuando le presentó a Pecker una oferta para comprar la historia por 120 mil dólares, el editor se negó.

Esa noche, Cohen habló por teléfono con Trump, Pecker y Howard, según los registros obtenidos por las autoridade­s federales. Howard lo puso en contacto con el abogado, Davidson, que negociaría el acuerdo en nombre de Daniels.

Tres días después de la difusión de la cinta “Access Hollywood”, Cohen aceptó pagar 130 mil dólares en un acuerdo que amenazaba con graves sanciones económicas para Daniels si alguna vez hablaba de su aventura con Trump. El contrato utilizaba seudónimos: Peggy Peterson, o “PP”, para Daniels, y David Dennison, o “DD”, para Trump. Sus identidade­s solo se revelaban en una carta adjunta.

Daniels firmó su copia en la cajuela de un auto cerca de un set de filmación porno en Calabasas, California. Cohen firmó en nombre de Trump.

Pero Cohen retrasó el pago. Ha dicho que estaba intentando averiguar de dónde sacar el dinero mientras Trump hacía campaña. Según Cohen, Trump había aprobado el pago y delegado en él y en el director financiero de la Organizaci­ón Trump la tarea de organizarl­o. Considerar­on opciones para canalizar el dinero a través de la empresa, dijo Cohen, pero no se decidieron por una solución.

Daniels empezó a creer que Trump intentaba dar largas al asunto hasta después de las elecciones del 8 de noviembre; si perdía, su historia perdería valor. A mediados de octubre, después de que Cohen hubiera incumplido dos plazos, el abogado de Daniels canceló el acuerdo, y la actriz porno empezó de nuevo a vender la historia. A la semana siguiente, Howard envió un mensaje de texto a Cohen diciéndole que si Daniels lo hacía público, su trabajo para encubrir el encuentro sexual también podría darse a conocer.

Cohen aceptó hacer el pago. Habló brevemente con Trump en dos ocasiones. Luego, transfirió 130,000 dólares de su línea personal de crédito a la cuenta de una empresa ficticia de Delaware y se los transfirió al abogado de Daniels.

Daniels guardó silencio. Una semana y media después, Trump ganó las elecciones.

Una vez en la Casa Blanca, Trump se ocupó de otro asunto relacionad­o con Daniels. Firmó cheques para reembolsar a Cohen por el soborno.

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Soborno. La actriz de películas para adultos Stormy Daniels llega para la inauguraci­ón de la feria de entretenim­iento para adultosen Berlín.
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Fiscal. Alvin Bragg, el fiscal de distrito de Manhattan, habla durante una conferenci­a de prensa en Nueva York.

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