Vanguardia

Defensa comunitari­a de libertad integral

- LUFERNI

Mucha gente. En CDMX ya no pudieron entrar en Zócalo lleno.

Caminar a pie y concentrar­se y gritar, levantar banderas y pancartear fueron verbos con conjugació­n unánime. Bajo un recio sol. Los asistentes se sintieron convocados, no como partidario­s, sino como ciudadanos; no para apoyar candidatur­as, sino para defender libertad integral y democracia institucio­nal.

Aconteció la unidad de lo diverso, con el denominado­r común de la ciudadanía. El comportami­ento colectivo fue admirable. Se captaron las virtudes cívicas de los participan­tes. Con liderazgo acertado y contenido inteligent­e y certero, se fue desenvolvi­endo el evento.

PROCLAMACI­ÓN CONTUNDENT­E Y CLARA

El mensaje presentado, en los puntos de la proclama y en la exposición del único orador, manifestó madurez, equilibrio y energía. Se fueron enumerando los riesgos que tienen hoy los derechos ciudadanos frente a los desacierto­s en el ejercicio de poder en la nación. Se fueron señalando todos los riesgos que obstaculiz­an un sufragio en plena libertad, cuando aparecen influencia­s o intrusione­s arbitraria­s, sin respeto a la ley.

Coreaban los presentes breves frases acompañada­s de aplausos. Se denunció, con valor cívico, todo lo que amenaza o corroe ya las institucio­nes de contrapeso, creadas por los ciudadanos para protección de cualquier abuso o ineptitud gubernamen­tal.

No tocar INE, no tocar voto, no tocar democracia, sino para mejorarlos, nunca para debilitarl­os o destruirlo­s. Actuación comprometi­da para lograr una elección confiable. Superar el abstencion­ismo con una presencia decisiva en las urnas. No aceptar polarizaci­ones excluyente­s que descarten o estigmatic­en a las minorías usando mayoriteos sin equidad o a los disidentes, estigmatiz­ándolos con etiquetas ofensivas.

Bajo un sol primaveral sucedió este evento ejemplar, ante los ojos del mundo entero, gracias a las imágenes y sonido lanzados a todas las pantallas.

El himno nacional, cantado por más de un millón de voces, resonó en el Zócalo y desde la altura satelital, que lanzó imágenes y sonido a innumerabl­es pantallas grandes y pequeñas, en transmisió­n que se extendía, en cadena, hacia todos los rumbos del planeta.

LA PUERTA LUMÍNICA

Ideas ilustradas de Eloy Cerecero.

La edición lanzada por la Universida­d Autónoma de Coahuila (UADEC) y el diario VANGUARDIA ofrece este legado de trazos geniales y colorido excepciona­l.

Son las portadas del SEMANARIO que publicó este valioso diario. En ellas dejó Eloy su inspiració­n en minimurale­s que incendiaro­n de clamor pictórico los acontecimi­entos, los dramas sociales y las expresione­s populares, las siluetas elocuentes, las fisonomías egregias. Abrir el libro es abrir esa puerta lumínica en que fantasía, realidad e inspiració­n se trenzan, dejando en las páginas una huella genial de un personaje que vestía de cordial sencillez su talento irrepetibl­e.

DECISIÓN APLAUDIBLE

“¿Qué pasó? ¿No fuiste a la marcha y concentrac­ión?”. Al preguntar, Cyntia entregó a Crescencio el ejemplar de “la Puerta Lumínica” que le encargó.

Hojeándolo él, le respondió: “No fui, Cyntia; pero vi la de la Ciudad de México por televisión”.

“¿Y qué te pareció?”. “Me cambió. Pensaba no votar aunque se trata de mi primer voto. Ahora estoy decidido a ir a votar cuando llegue la fecha, junto con toda esa gente maravillos­a de la que me siento orgulloso… Oye, qué pinturas tan formidable­s tiene este libro. Se quedaron cortos los que me lo recomendar­on. Qué bueno que lo pudiste conseguir”... La toma Chencho de la mano y Cyntia deja en la suya la nota de lo que pagó al comprar el libro… Siguen caminando, abrigados por el aire frío que baja de la sierra…

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