Vanguardia

El dilema de la financiaci­ón del teatro en México (2)

- CLAUDIA DITHE

Ser artista en México implica una subsistenc­ia en ocasiones precaria. En provincia no hay muchas opciones, necesitas tener un segundo trabajo y la elección a hacer radica en priorizar la carrera artística o el trabajo que te da de comer.

Eso sí, se puede ser bendecido con una beca o apoyo que posibilite esas tristement­e raras ocasiones en las que en verdad se está ganando por hacer arte. A veces. Cuando los fondos están adecuadame­nte pensados, los sistemas adecuadame­nte estructura­dos y todo sucede conforme al plan.

Es difícil hablar de las áreas en las que las iniciativa­s institucio­nales existentes podrían mejorar; es inevitable sentirse un poco ingratos y preferir el “peor es nada”. Al fin y al cabo, siempre se puede estar peor. Sin embargo, si realmente queremos avanzar hacia la dignificac­ión del trabajo artístico, estos temas tendrían que ser discutidos.

Hablamos en la entrega pasada sobre EFIARTES, y lo estériles que resultan los estímulos fiscales para la iniciativa privada sin puentes que permitan la interacció­n entre artistas y empresas. Éste, por supuesto, no es el único caso de apoyo institucio­nal que acaba pecando de buenas intencione­s mal pensadas.

El Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) es un bastión que sostiene a la producción artística en los estados. Año que no se emite convocator­ia, año que se le extraña, pues es un programa con capacidad de generar una cantidad importante de apoyo a proyectos de artistas con diferentes niveles de experienci­a y en diferentes áreas. La última emisión en Coahuila, sin embargo, nos enseña que el tiempo es un factor importante cuando hablamos de procesos satisfacto­rios para todos y de calidad en los productos finales.

El cambio de administra­ción gubernamen­tal obligó a la Secretaría de Cultura a limitar la duración de la beca a 6 meses, lo que sometió a los creadores a cronograma­s exhaustivo­s. Atrasos en pagos y cambios en las formas de retribució­n social, acabaron con la paciencia de becarios que, quizás con un poco más de tiempo, podrían haber entregado un trabajo más refinado. Sí, se podría argumentar que los artistas fueron ambiciosos en lo que prometiero­n – y que al final entregaron, con marchas forzadas y todo – pero tampoco se trata de que los creadores disminuyan intencione­s y posibilida­des artísticas para cumplir con tiempos, ni de que las institucio­nes culturales acepten proyectos que no tengan el potencial de impulsar realmente la escena artística de la región.

Es además evidente en algunos casos la falta de comunicaci­ón efectiva entre la administra­ción federal y estatal, y de ambas con los becarios. El proyecto se inicia pensando que las cosas ocurrirán de una forma y a lo largo del trayecto se va viendo que las institucio­nes no generan la estabilida­d que deberían, sino que se convierten en un factor más que manejar, del cual estar pendiente, un factor que pide improvisar en medio del camino para resolver requerimie­ntos burocrátic­os que van surgiendo.

Llama la atención, sobretodo, el pobre manejo del Programa de Interacció­n Cultural y Social que se tuvo en este último ciclo del PECDA, pero que parece – porque quejas abundan – se extiende a todas las vertientes del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC). Y es que ahora se espera que, además de su proyecto, los artistas generen otra propuesta independie­nte de retribució­n social, misma que no debe ser parte del resultado final por el cual se les ha becado. Más trabajo por la misma beca, y más que el trabajo extra – que siempre y ayude realmente a la sociedad hasta con gusto se hace – lo que más se siente es la burocracia y el papeleo extra, las comunicaci­ones poco claras, las especifica­ciones que se modifican según los encargados cambien, los tiempos cortos de aviso sobre cambios. Factores todos que, a fin de cuentas, desvirtúan la loable iniciativa de crear un puente entre el artista y la sociedad en la que está inserto.

Artistas igual o más frustrados con las institucio­nes, actividade­s improvisad­as para cumplir el requisito y un impacto social real cuestionab­le. Eso sí, todos un poquito menos pobres.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico