Vanguardia

La campaña

- CARLOS MANUEL VALDÉS

Me parece difícil opinar sobre la campaña política, sobre todo de los aspirantes a la presidenci­a. En Saltillo conozco muy poca gente que tenga datos más allá de declaracio­nes. Lo que vemos en periódicos y televisión podría ser suficiente como para tener una decisión, pero no la veo, ni a nivel familiar ni de amistades ni en los medios locales. Lo que advierto es reclamo, enojo, gritos, decisiones tomadas: no hay datos, ni interpreta­ciones. ¡Vamos!, casi como si habláramos en lenguas distintas.

Y no es que desee que los demás piensen como yo, simplement­e no puedo comprender por qué vemos la realidad como si estuviésem­os hablando de Nicaragua o de un país islamista, si hablamos del nuestro. En eso no encuentro correspond­encia.

Me dio mucha pena la reunión que sostuvo Xóchitl Gálvez en la Universida­d Iberoameri­cana de la Ciudad de México. Las muchachas (eran mayoría), que pertenecen a las clases altas y están en una universida­d jesuítica, vapulearon a la pobre aspirante a la presidenci­a de manera agresiva, a veces excesiva, pero clarísima. En especial la llamaron mentirosa: usted dice que no está en el PAN, ni en el PRI, ¿y las fotos, y los abrazos, y las declaracio­nes de sus protectore­s?

Otra cosa que le dijeron es que estaba amarrada a Rubén Moreira y que éste tenía pendientes en Coahuila, cosa a la que respondió con su rostro enrojecido y dijo que aquél no tenía acusación alguna. Claro que no tiene. La única que le conocemos se dice en coahuiltec­o: Megadeuda. No olvidaré cuando un periodista preguntó a Miguel Riquelme qué opinaba de la megadeuda. Su respuesta: “¿La mujer de quién?”. Ese es el nivel del PRI, ese es el partido en que se cobija Xóchitl. Qué pena, cuando es una mujer echada pa’ delante, dura a la vez que graciosa. Pero está rodeada por cuatro delincuent­es, Marko Cortés en la fila.

En la misma Ibero, Claudia Sheinbaum fue aclamada por los mismos alumnos. Algo está pasando. Los jóvenes ricos de esa ciudad ven otra realidad que a nosotros (los saltillens­es) se nos escapa.

Como dijo Milenio: Máynez ganó tres puntos, mismos que perdió Xóchitl. ¿Es él mejor que ella? Tal vez no, sólo que fue oportuno, sonriente, burlón, tranquilo y propositiv­o. Es una pena que a esta señora le vaya tan mal, porque yo hubiera deseado mayor equilibrio, más controvers­ia sobre problemas, proyectos y soluciones de los tres. No las hubo. Eso de que tú no tienes corazón o que eres de hierro es una ofensa sin sentido. La ofensora se ofendió a sí misma.

Deseamos proyectos viables. Aclaro que no todo lo de López Obrador lo veo positivo. Echó fuera a Alejandro Encinas que era uno de sus mejores cuadros, quizás el mejor. Su grave defecto fue que nombró a generales y soldados con sus nombres en el caso Ayotzinapa. Otra cosa es que el Presidente le ha pegado a Claudia sutilmente; la ha vapuleado. ¿Qué espera? No lo sé. Él debe retirarse de la contienda. Ojalá Claudia logre desembaraz­arse de él, porque va a ganar.

Una anécdota curiosa: Claudia Sheinbaum vino a Ramos Arizpe. Francisco Cepeda Flores fue a verla y estaba en la fila por donde pasaría. De pronto, Claudia se detuvo frente a él: “¡Maestro!, ¿qué hace aquí?”. Porque Quico fue su maestro en la UNAM. Creo que le impartió la clase Ciencia y Sociedad. Casualidad o no, ella lo recordaba por su nombre, lo que significa que Quico (ingeniero e historiado­r) tuvo su influencia en la formación teórica y social de la candidata.

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