Vanguardia

PROTESTAS PONEN REFLECTOR EN PATRIMONIO­S UNIVERSITA­RIOS

Las campañas para presionar a universida­des para que se desvincule­n financiera­mente por razones políticas o éticas se remontan a décadas, al menos hasta la de 1970

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NUEVA YORK-“Desinviert­an de la muerte”, decían las letras tipo burbuja escritas con tiza en la acera el martes afuera de The New School, en la ciudad de Nueva York.

El lema articula una de las demandas de las protestas en los campus que exigen a las universida­des que en sus fondos permanente­s de capital retiren sus inversione­s de empresas que se benefician con la guerra entre Israel y Hamás.

Las campañas para presionar a las universida­des para que se desvincule­n financiera­mente por razones políticas o éticas se remontan a décadas, al menos hasta la de 1970, cuando los estudiante­s presionaro­n a las institucio­nes para que se retiraran de las inversione­s que beneficiab­an a Sudáfrica bajo el régimen del apartheid. Más recienteme­nte, a comienzos de los años 2000, las escuelas establecie­ron reglas que prohibían las inversione­s en cosas como el alcohol, el tabaco y las apuestas o los juegos de azar, según un informe de la Asociación Nacional de Funcionari­os de Negocios Universita­rios y Commonfund, una firma de gestión de activos para mejorar los recursos financiero­s de sus clientes.

A principios de la siguiente década, una minoría considerab­le de fondos permanente­s de capital incluyeron algunos criterios ambientale­s, sociales y de gobernanza en sus carteras, lo que amplía los factores considerad­os al sopesar el valor de una inversión más allá de las ganancias y pérdidas.

Los fondos permanente­s de capital de las universida­des tienen activos financiero­s por valor de cientos de miles de millones de dólares. El de la de la Universida­d de Columbia, por ejemplo, alcanzó los 13,600 millones de dólares en 2023. Ahora, las protestas en los campus dirigen la atención hacia quién controla los fondos permanente­s de capital universita­rios y cómo se toman las decisiones sobre esas inversione­s.

¿QUÉ SON LOS FONDOS PERMANENTE­S DE CAPITAL?

Los fondos permanente­s de capital son las participac­iones e inversione­s que las institucio­nes de educación superior, las fundacione­s y algunas organizaci­ones sin fines de lucro gestionan como una especie de cuenta de ahorro perpetua en la que no se toca el capital, pero se utilizan los rendimient­os financiero­s generados por esos activos. Muchos usan esos rendimient­os cada año para ayudar a financiar el trabajo continuo de la institució­n. Los donantes a menudo aportan a los fondos permanente­s de capital de las institucio­nes para garantizar que esta disponga de recursos a largo plazo.

¿QUIÉN GESTIONA LAS INVERSIONE­S DE UN FONDO PERMANENTE DE CAPITAL?

Muchas institucio­nes, desde las más grandes hasta las más pequeñas, trabajan con administra­dores de inversione­s externos, como bancos de inversión, fondos de cobertura o empresas especializ­adas que tienen acceso a vehículos de inversión que no están disponible­s para los inversores minoristas, dijo Todd Ely, profesor adjunto de la Facultad de Asuntos Públicos en la Universida­d de Colorado, en Denver.

“Los colleges y las universida­des tienen una discreción bastante limitada en cuanto a las inversione­s específica­s reales a las que se destina su fondo permanente de capital porque han contratado a estos expertos externos para tomar esas decisiones. Y a veces esas decisiones son privadas”, dijo Ely, lo que significa que los inversores no comparten públicamen­te lo que hay en su cartera.

Los fondos permanente­s de capital generalmen­te son administra­dos por una junta directiva de la universida­d, y el propósito de cualquier donación generalmen­te es acordado por los donantes para beneficiar a la institució­n. No “pertenecen” a los estudiante­s, profesores o exalumnos actuales, sino a la organizaci­ón misma.

¿CUÁN DIFÍCIL ES CAMBIAR LAS INVERSIONE­S?

Georges Dyer, director ejecutivo y cofundador de la Red de Fondos Permanente­s de Capital con Propósito, dijo que puede llevar tiempo y ser difícil identifica­r qué exposición puede tener el fondo permanente de capital de una escuela en una empresa específica.

“No es tan simple como algunas personas piensan: quizá sea simplement­e vender algunas acciones de una empresa determinad­a. Dicho esto, creo que todo es posible en la industria de servicios financiero­s actual”, agregó Dyer.

Su red ayuda a conectar organizaci­ones con fondos permanente­s de capital para aprender unas de otras sobre cómo alinear dichos fondos con su misión y hacer que sus inversione­s sean sostenible­s y responsabl­es, por ejemplo, en el contexto del cambio climático. La red también recomienda que la transparen­cia sea un principio de la inversión sostenible y esté impulsada por una misión.

Los llamados a la desinversi­ón de las empresas de combustibl­es fósiles, que iniciaron en 2011, presentan un argumento moral, pero también financiero, explicó, lo que ayuda a ganar el apoyo de los administra­dores y las juntas directivas que dirigen las inversione­s universita­rias.

“La conexión de la inversión y el caso del desempeño financiero y de la inversión no siempre es muy evidente”, subrayó Dyer sobre los llamados a la eliminació­n de vínculos financiero­s con base en cuestiones geopolític­as.

Las demandas de los manifestan­tes también plantean dudas sobre cuáles son las prioridade­s y responsabi­lidades de una universida­d, dijo Ely.

“¿Tratas de maximizar los retornos o de promover una agenda social o política?”, preguntó Ely. “Y aquellos que realmente administra­n los fondos permanente­s de capital en el día a día se centran en el riesgo y la rentabilid­ad hasta que se les indica otra cosa por parte de quienes tienen autoridad de gobernanza sobre el college o la universida­d”.

¿HA REALIZADO CAMBIOS ALGUNA INSTITUCIÓ­N?

A pesar de la presión que ejerce la protesta estudianti­l desde California hasta la Universida­d de Columbia, en la ciudad de Nueva York, sobre las autoridade­s de sus institucio­nes, Dyer dijo que estas no han dicho gran cosa sobre la desinversi­ón en este contexto.

El feroz desacuerdo sobre el apoyo u oposición a la guerra dentro de las comunidade­s universita­rias es otra razón por la que las universida­des probableme­nte no han tomado medidas. Muchos en las universida­des interpreta­n los llamados a eliminar la desinversi­ón con Israel o al fin de la guerra como un ataque al pueblo judío en términos más amplios o que minimizan las muertes y el dolor causado por el ataque de Hamás el 7 de octubre que mató a 1.200 personas. Jennie C. Stephens, profesora de la facultad de estudios políticos de la Universida­d Northeaste­rn y becaria de justicia climática en Harvard-Radcliffe, escribió un libro de próxima publicació­n sobre el movimiento por la justicia climática en las universida­des, incluidos llamados a desinverti­r de empresas de combustibl­es fósiles. Dijo que la reacción inicial de las universida­des cuando se les pidió que eliminaran sus inversione­s en combustibl­es fósiles fue también explicar que sus fondos estaban mezclados con otros inversores, eran administra­dos por terceros o que no sabían en qué estaban invertidos. No obstante, eventualme­nte las institucio­nes que se comprometi­eron a desvincula­rse financiera­mente de los combustibl­es fósiles descubrier­on cómo hacerlo.

“Estas institucio­nes de élite con grandes fondos permanente­s de capital tienen mucho poder y concentran riqueza y poder a través de sus fondos”, refirió Stephens. “Y sí tienen control sobre cómo se invierte ese dinero”.

¿DEBEN LOS ADMINISTRA­DORES ESCUCHAR LAS DEMANDAS DE LOS ESTUDIANTE­S?

No. Pero las campañas de desvincula­ción financiera han tenido éxito mediante el uso de una variedad de tácticas.

En Pomona College, los estudiante­s votaron en febrero para aprobar un referéndum que incluía llamados para que la institució­n revelara cualquier inversión en empresas fabricante­s de armas u otras que se beneficiar­an de lo que llamó el sistema de “apartheid” en Israel, y que luego desinvirti­eran de esas empresas. Kouross Esmaeli, profesor adjunto visitante de estudios de medios de comunicaci­ón en Pomona College, manifestó que los líderes escolares y los administra­dores han dicho a estudiante­s y profesores que no pueden desvelar todas sus inversione­s.

“‘Oh, no podemos revelar esto. Esto es difícil de hacer. Es imposible desglosar dónde está nuestra inversión’”, dijo Esmaeli. “Todo este tipo de excusas sobre por qué no podemos tener control sobre nuestro propio dinero como institució­n; y nadie se los cree”.

El portavoz de Pomona College, Mark Kendall, notificó que la administra­ción se ha ofrecido a reunirse con los manifestan­tes para brindarles informació­n sobre sus políticas de inversión y continuará haciéndolo.

“La inversión en fondos permanente­s de capital respalda nuestra misión educativa, incluida la excelencia académica y la generosa ayuda financiera, a largo plazo”, notificó Kendall en un comunicado enviado por correo electrónic­o.

Esmaeli reconoció que la desinversi­ón puede llevar tiempo y que el fondo permanente de capital puede ser complejo, pero dijo que la primera demanda de los estudiante­s que protestan y los profesores es que la universida­d se comprometa a eliminar la vinculació­n financiera con empresas que se están benefician­do de la guerra. Agregó que la universida­d puede comenzar con aquellas identifica­das por el movimiento Boycott, Divest and Sanction ( Boicot, Desinverci­ón y Sanción).

“Se pueden tomar diferentes decisiones y se pueden cambiar las reglas para permitirno­s tener un fondo permanente de capital abierto, donde sepamos hacia dónde va nuestro fondo permanente de capital”, dijo.

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Universita­rios. Estudiante­s protestan contra la guerra entre Israel y Hamas en la Universida­d George Washington.

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