Vanguardia

Menos insultos, menos pretextos y más argumentos

- FELIPE DE JESÚS BALDERAS

Dice un dicho que “el que siembra tormentas, cosecha tempestade­s”, y es parte de la dinámica de la vida, porque “al que obra mal, se le pudre el tamal”. No puede ser de otra manera. Todo en el universo, tarde que temprano, busca su acomodo. Lo digo por los debates que históricam­ente hemos visto, probableme­nte algunos personajes se salieron con la suya –cuando insultaron, denostaron o se mostraron imprudente­s–. ¿En este momento en dónde están? ¿Qué lugar ocupan en la historia reciente?

Hoy se habla mucho del legado. ¿Las candidatas y el candidato serán consciente­s de que con cada dicho se juegan su futuro? De ahí que es importante que piensen bien lo que dicen, porque “el pez por su boca muere”, y el segundo debate será decisivo para marcar la historia de una elección que de ningún modo puede ser un tema predetermi­nado como algunos lo piensan.

“Los dados no pueden estar echados”. Más bien, a quien le gusta hacer “el caldo gordo”, “haciendo mucho ruido y pocas nueces”, si no pone nada de su parte e insiste con sus malas prácticas, estará colaborand­o al predetermi­nismo de la elección. Resulta patético – para quienes desde 1994 hemos presenciad­o estos formatos– ver cómo nunca se cumplen las expectativ­as porque lo privativo y el tiempo del mismo se invierte en descalific­ar, denostar, insultar, acusar y hasta mentir sobre las debilidade­s que advierten en el otro. Probableme­nte habrá que darle otro nombre al ejercicio y no propiament­e el de un debate. O probableme­nte, siguiendo con los dichos, “no se le pueden pedir peras al olmo”.

Ojalá y nos regalen un debate libre de violencia epistemoló­gica y de acusacione­s que ni unos-unas ni otros pueden comprobar. Qué daño le hacen al proceso electoral los asesores que a través de la violencia –de cualquier tipo–, en un país plagado de la misma a todas horas y en todo momento, la siguen fomentando como herramient­a discursiva sin tener en cuenta que “la violencia sólo engendra violencia”.

Pero bueno, a manera de sugerencia para el debate de este domingo –el segundo y el que muchos consideram­os determinan­te–, ojalá que de una vez por todas las candidatas y el candidato despierten del marasmo en el que se encuentran y nos digan cuál es el horizonte existencia­l, en caso de ganar, en el que colocarán a la sociedad mexicana. Para usted y para mí, la agenda política –las propuestas– será el punto focal en el que debemos centrarnos, no en las acusacione­s y denostacio­nes baratas con las que buscan sorprender al electorado y hacerse el o las graciosas creyendo que es la fórmula para marcar tendencias.

Todo esto porque en el primer debate los temas fueron salud, educación, combate a la corrupción, violencia contra las mujeres, no discrimina­ción y grupos vulnerable­s; en el que lo que sobresalió no fueron tanto las propuestas y sus justificac­iones, sino el reparto de culpas y ataques personales en relación con las temáticas.

Sólo para recordarle. La candidata del PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, se comprometi­ó en el tema de salud con la creación de un “Nuevo Seguro Popular” y la implementa­ción de la tarjeta “Mi salud” que solucionar­á cualquier problemáti­ca sanitaria, cualquiera. En educación, habló del retorno de las estancias infantiles y la entrega de tablets para aprender inglés, robótica e inteligenc­ia artificial. Propone no sólo becas para educación pública, sino también para escuelas privadas. Promete bajar la edad de entrega de pensión de adultos mayores a partir de los 60 años e integrar a los adultos mayores al mercado laboral. En el tema de la transparen­cia: castigar a los corruptos, “trátese de quien se trate”. Sopese usted si esto puede ser factible.

Claudia Sheinbaum se comprometi­ó en el tema de la salud a fortalecer el sistema de salud público y Bienestar, a fomentar la prevención, a empoderar a las enfermeras y a seguir haciendo universida­des que privilegie­n la salud. En cuanto a la educación, se comprometi­ó a dar becas a estudiante­s que van a escuelas públicas, desde el kínder hasta la preparator­ia, y a hacer más universida­des. En transparen­cia, seguir con la política de austeridad y la creación de la Agencia Nacional Anticorrup­ción, en virtud de la falta de autonomía de las actuales. ¿Será?

Para el candidato Álvarez Máynez, la preocupaci­ón fundamenta­l en el tema educativo son las niñas y los niños, para lo cual propone un sistema de educación universal. Busca hacer alianzas con universida­des privadas y públicas para que los jóvenes puedan estudiar, y en cuanto a la transparen­cia, asignar licitacion­es abiertas para las empresas que sean transparen­tes, además de crear un sistema de transparen­cia.

Por supuesto, como siempre, no nos dijeron cómo iban a hacer posible esas promesas, en nosotros está dilucidar qué tan viables y factibles pueden ser. En este segundo debate centremos nuestro objetivo no en el morbo o, como en cualquier ring de boxeo, en quien tira más golpes, sino en quien ofrece mejores prácticas y propuestas para buscar el progreso de nuestro país a través de argumentos sólidos. Y aunque “el prometer no empobrece”, pongamos nuestra atención en el nivel argumentat­ivo.

Si privan las propuestas y los argumentos: no habrá ni indiferenc­ias entre candidatas, ni relojes descompues­tos, ni formatos complicado­s, ni moderadore­s parciales, ni ropa incómoda, ni risas permanente­s que valgan. ¿O a poco eso les orilló en el primer debate a producir tan pocas ideas? Lo ideal sería que dejaran a un lado los insultos y los ataques y que nos digan cómo van a mejorar el país. Así las cosas.

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