David Bowie, en la mira
El fotógrafo Fernando Aceves expone en Glendale, California, los retratos que hizo al cantante británico cuando lo acompañó, en 1997, a ver la obra de los grandes muralistas mexicanos.
En la imagen (1), David Bowie parece un personaje más de “El hombre controlador del universo”, mural de Diego Rivera plasmado en una de las paredes del segundo piso del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. El perfil del compositor británico se funde con el de unos niños en el extremo izquierdo de la obra. Bowie se encontraba ahí porque tenía la intención de escribir un artículo sobre los muralistas mexicanos más destacados. No solamente iban con él los músicos que le acompañarían en la gira del 23 de octubre de 1997, sino también Fernando Aceves.
Durante los tres días que estuvo con ellos, el fotógrafo en ningún momento se distrajo. Aceves pudo ver a “Ziggy Stardust” contemplando el arte mexicano en la Casa Azul, de Frida Kahlo, e incluso acudió con el grupo a las pirámides de Teotihuacán.
“David se colocó en una posición alineada con los niños”, expresa Aceves respecto del mural de Rivera. Decidió pedirle un retrato justo en ese punto, para que se integrara automáticamente en la escena infantil. Todavía guarda el boleto de ese concierto y una carta que le dio el llamado “Camaleón del Rock”. “Como fotógrafo, siempre he utilizado la luz de ambiente, sin una fuente creada por mí. Después de haber hecho esa foto, un guardia de seguridad me dijo: ‘Se toman sin flash’. Evidentemente se había hecho de ese modo. David se me acercó y me dijo, al oído: ‘ My man doesn’t need any flash’. Fue un detalle que recuerdo mucho”, cuenta Aceves.
Entre los maestros
Unas 30 fotografías de aquella visita forman parte de la exposición David Bowie: Among the Mexican Masters, que se presenta hasta el 15 de junio en el Forest Lawn Museum, en Glendale, sitio muy peculiar, pues se ubica dentro de un cementerio. Y no de cualquiera, sino del que alberga los restos de celebridades de la talla de la actriz Carrie Fisher, los cantantes Michael Jackson y Nat King Cole, así como el guionista y empresario Walt Disney, entre otros.
El artículo que escribió Bowie jamás se publicó, pero las imágenes resultantes de ese viaje han sido mostradas por Aceves a diversos medios; además, las ha expuesto en lugares como el Consulado de México en Los Ángeles, aunque nunca en un museo ni en formato de un metro, metro y medio, como es el caso de la exhibición actual.
“Nunca pensé que este trabajo fuese a tener tal trascendencia. Por primera vez capta la atención de gente que estuvo involucrada con David Bowie, ya sean productores, músicos, publicistas, etcétera. Esa es la importancia de esta exposición. Sin embargo, para mí, como fotógrafo, se trata de mostrar parte de la grandeza de la cultura mexicana”, confiesa.
La selección
Aceves, quien este año cumplió 26 años de documentar sin interrupción prácticamente todos los géneros de la música, asegura que la selección de imágenes fue bastante complicada; el tiempo para realizarlas fue limitado, ya que “Bowie no estuvo presente para retratarse, sino para conocer de cerca el trabajo de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Juan O’Gorman. Se trataba de registrar situaciones conforme las iba observando. Cuando notaba que podría haber una fotografía interesante, la solicitaba y él accedía de modo amable. Son de carácter casual, lo que hace ver al personaje muy humano, fuera de sus grandes producciones de maquillaje, de vestuario. Eso le da un contenido de pies en la tierra”.
La serie fue difícil de armar. “Cuidamos que no se repitieran, es decir, que no se vieran tomas de secuencia, sino que cada foto contara una historia”, asegura el artista visual. De eso se encargaron los curadores del museo, pues, según el creativo, “el fotógrafo siempre debe recurrir a alguien para la revisión de su material”. Las imágenes las produjo de manera análoga y rudimentaria, debido a que no había nada preparado durante los paseos en la Ciudad de México. Bowie no iba maquillado y tenía un asistente que lo peinaba de manera continua, pero sólo para que él se sintiera bien, no para cumplir con alguno de sus estilos populares en los escenarios. En cambio, su vestimenta fue demasiado casual: “Llevaba unas bermudas y una camisola. Como fotógrafo, me abrió una perspectiva para trabajar el retrato con los elementos que tuviera a la mano, sin tener que buscarlos, sino adaptándome”, dice. La relación del fotógrafo mexicano con el ícono de la música británica fue muy corta. En palabras de Aceves, “Era un hombre intenso, pero amable. No proyectaba ese estatus de celebridad que tenía. Creo que la clave de su éxito siempre fue la sencillez, y así lo percibí. Fue muy cordial”.