La costa de España.
Un refugio con vistas inolvidables.
El proyecto consistió en crear una casa donde se pudiera respirar un ambiente tranquilo, relajado y alejado de las personas en general. Por eso, se decidió que debería ubicarse en una zona sin tanta urbanización, tal como lo es esta ruta.
Eligieron una distribución en dos niveles de altura y tres bloques abiertos de este a oeste, en un área elevada a orillas del Mediterráneo, para así tener una orientación de 180º sobre la bahía y la increíble posibilidad de contemplar el recorrido del sol desde la salida hasta su puesta. Sin duda, la mejor alternativa.
Anna Podio, arquitecta del sitio, asegura que, “la eficiencia energética se consiguió con la orientación, la ventilación cruzada entre plantas, la domótica y los sistemas de captación de energía solar”.
Además, señala que el jardín se realizó con planta tapizante, aromática y arbustiva. “Creímos que eso facilitaría, en un futuro próximo, la convivencia de la vivienda con el entorno”.
El revestimiento de fachada se trabajó con piedra natural caliza y gres porcelánico de gran formato. Asimismo, para poder jugar con los volúmenes y la iluminación, los creadores colocaron piedra blanca en la planta superior, mientras que para la inferior, optaron por cerámica negra y así darle ligereza.
“LA PARCELA ORIGINAL, CON UNA FUERTE PENDIENTE DESCENDIENTE HACIA EL MAR, REPRESENTABA UN RETO CONSTRUCTIVO A LA HORA DE ASENTAR EL EDIFICIO E INTEGRARLO EN EL PAISAJE”, DICE LA ARQUITECTA.