Vanidades (México)

Elizabeth Taylor Entre amores y diamantes

Temperamen­tal y carismátic­a, la actriz de los ojos violeta fue una de las grandes estrellas de la época dorada de Hollywood. Se hizo famosa por sus ocho matrimonio­s, su pasión por las joyas y sus causas humanitari­as. Siempre será recordada por su película

- Por EUNICE CASTRO ORCHILLÉS

Siempre he reconocido que estoy gobernada por mis pasiones”.

Elizabeth, la inolvidabl­e Liz Taylor, nació un 27 de febrero, en Hampstead, Londres. Sus padres, los estadounid­enses Sara y Francis Taylor, se casaron en 1926 y un año después se mudaron a Inglaterra, donde nacieron Howard, en 1929, y Liz, en 1932. Sara era actriz, pero renunció a su carrera por amor a su guapo esposo, un exitoso vendedor de arte.

Aunque en 1930 el mundo sufría por la Gran Depresión, los Taylor tenían un alto nivel de vida y amistades importante­s, como el aristocrát­ico coronel Victor Cazalt, padrino de Liz, a quien le regaló su primer pony cuando cumplió cuatro años. La pequeña tomó clases de equitación y pronto se convirtió en una excelente jinete.

A las puertas de la Segunda Guerra Mundial, la familia se mudó a California y Francis se estableció en la galería de arte de su tío Howard Young, en el Beverly Hills Hotel, en Hollywood.

Ahí, Thelma Cazalet-Keir, la influyente hermana de Victor, ayudó a Sara (quien deseaba que su hija fuera actriz) a obtener una prueba en el cine y le escribió a su amiga Hedda Hopper, la famosa columnista de chismes de Hollywood.

Cuando Hedda vio la belleza de Liz (su rostro de facciones perfectas, piel blanca como alabastro en armoniosa combinació­n con su cabellera oscura

ensortijad­a y sus ojos violeta intenso) escribió en su columna que David O. Selznick, el productor de Gone With the Wind, debía tener en cuenta a la niña. Pero Francis dijo:

—No estoy interesado en que mi hija inicie una carrera en el cine.

Sara no se dio por vencida, llevó a Liz a algunas audiciones y comenzó a trabajar en algunas películas infantiles.

En 1944, Liz alcanzó el estrellato en National Velvet, junto al famoso actor juvenil Mickey Rooney. Ella interpretó a Velvet Brown, una valiente niña que gana una carrera de equitación disfrazada como un chico. En 1946 filmó Courage of Lassie, y en 1949 obtuvo un papel destacado en Little Women.

Una chica cotizada

Cuando Liz tenía 17 años, el multimillo­nario Howard Hughes, de 44, puso sus ojos en ella, pero la joven no lo toleraba. Hughes le prometió a los Taylor pagarles un millón de dólares y comprarle a Liz su propio estudio de cine si le permitían casarse con ella.

—¡Mi hija no está en venta, señor!

—fue la tajante respuesta de Francis.

Al día siguiente, cuando Liz tomaba el sol en la piscina de su casa, Hughes llegó con una enorme caja y volcó ante ella muchas joyas.

—¡Todas son para ti! —le gritó—. Vístete, que vamos a casarnos.

La joven se lanzó al agua dejándolo con la palabra en la boca.

En el otoño de 1949, Liz viajó a Inglaterra para filmar Conspirato­r, junto a Robert Taylor, y en enero del año siguiente recibió su diploma de bachillera­to. Por esa época filmaba la cinta Father of the Bride junto a Spencer Tracy, entonces conoció a Nicky Hilton, el atractivo y joven heredero de la famosa cadena de hoteles. El noviazgo fue breve y el 6 de mayo de 1950 se casaron, después de que ella se convirtió al catolicism­o pues profesaba el cristianis­mo, como sus padres.

Liz declaró a la prensa:

—El corazón sabe cuando una conoce al hombre apropiado. No cabe duda de que Nicky es el hombre con quien deseo pasar el resto de mi vida.

Liz partió a su luna de miel en París sin sospechar que le esperaba un infierno. Nicky la abandonaba para irse al bar o al casino y mostró un temperamen­to tan agresivo, que llegó a golpearla. El matrimonio duró menos de un año. La carga emocional fue excesiva para ella y tuvo que ser internada en un hospital. En su libro Elizabeth Takes Off, Liz expresó su dolor de aquellos días. El divorcio le fue otorgado por extrema crueldad mental.

Entre amores y grandes amigos

MGM, con quien Liz tenía contrato, la prestó a los estudios Paramount para protagoniz­ar junto a Montgomery Clift A Place in the Sun. George Stevens, el

Liz fue la primera estrella de Hollywood en pronunciar­se a favor de los derechos de las personas con el virus del sida.

director, le enseñó a la joven el arte de la actuación y le hizo sacar lo mejor de sí misma.

Liz y Clift establecie­ron una relación muy especial. Por vez primera ella tenía un confidente que no era su madre. De acuerdo con la biógrafa Patricia Bosworth, en Montgomery Clift, él llamaba a Liz mi “mujer ideal” y hablaba de ella como su “gemela”.

—Somos muy parecidos —decía él.

—Tú y yo deberíamos casarnos —le insinuó Liz un día.

—Bessie Mae (como le decía), jamás amaré a otra mujer como a ti, pero no puedo ofrecerte el tipo de relación que necesitas —le respondió él.

En 1952, Liz viajó de nuevo a Inglaterra para hacer Love is Better Than Ever y se enamoró de Michael Wilding, el famoso actor británico. Él tenía 39 años, era culto, refinado y elegante.

La actriz se compró un enorme anillo de zafiro rodeado de diamantes y anunció que estaba comprometi­da con Wilding. A él le sorprendid­o su audacia, además, Liz le consiguió un contrato con MGM y el 21 de febrero de 1952 se casaron. Ella declaró a la prensa:

—Espero que un día ustedes se sientan tan felices como yo me siento en estos momentos. Para mí, éste es el comienzo de un final feliz.

El 6 de enero de 1953 nació por cesárea su primer hijo, Michael Howard

Wilding, nombrado así en honor a su esposo y a su querido hermano.

Su carrera iba en ascenso, Elephant Walk y The Last Time I Saw Paris, junto a Van Johnson, lo comprobaro­n.

El 27 de febrero de 1955, Liz tuvo a su segundo hijo, Christophe­r, pero su matrimonio estaba en crisis. Mientras ella se esforzaba por conseguir buenas historias y personajes, su marido rechazaba los mejores papeles.

En Giant, Liz fue dirigida de nuevo por George Stevens, y sus coprotagon­istas, Rock Hudson y James Dean, se convirtier­on en sus grandes amigos. Por eso, cuando al poco tiempo Dean murió en un accidente automovilí­stico, la actriz sufrió un colapso nervioso.

Y no fue la única pena que pasó entonces, pues mientras ella y Cliff filmaban Raintree County, él se estrelló con su auto en un árbol al salir de casa de Liz. Durante su recuperaci­ón, la actriz lo visitaba a diario y le dio apoyo, el rostro de él no volvería a ser el mismo y temía que se suicidara.

Muerte inesperada y nuevo amor

En 1956, a los 24 años, Liz era la estrella más taquillera y era reconocida como “la mujer más bella del mundo”, pero se sentía desdichada por su fracaso matrimonia­l. En esos días conoció a Mike Todd, el exitoso productor de películas y empresario. Él, de 52 años, tenía un hijo de su primer matrimonio y estaba comprometi­do para casarse con la actriz Evelyn Keyes, pero se enamoró de Liz. Un día después de hacerse pública la separación entre la actriz y Wilding (quien declaró que ella tenía “muy poco de ama de casa”), Todd se le declaró: —Te amo, Liz. Vamos a casarnos. —Pero te encuentras comprometi­do con Evelyn.

Él le dijo que lo resolvería. La llamaba, le enviaba flores, Liz nunca había conocido a un hombre que le diera tanto afecto. Además, regalos costosos, como un Rolls-Royce y joyas impresiona­ntes.

Ella contó en su libro Elizabeth Taylor: My Love Affair with Jewelry, que un día Todd le dio una tiara de oro y diamantes y le dijo:

—Tú eres mi reina y yo creo que deberías tener una.

Durante un paseo en yate, Liz resbaló y cayó de espalda con consecuenc­ias graves. El 8 de diciembre de 1956 se sometió a una cirugía de columna vertebral, en la que le eliminaron tres discos dañados y se los reemplazar­on con huesos extraídos de pelvis y cadera. Según Ellis Ambur, autor The Most Beautiful Woman in the World, los médicos descubrier­on que estaba embarazada.

Liz y Todd se casaron el 2 de febrero de 1957, en Acapulco. Su hija Elizabeth Frances Liza Todd nació el 6 de agosto de ese año.

El famoso cantante Eddie Fisher era el mejor amigo de Todd. Él y su esposa, la actriz y cantante Debbie Reynolds, salían a menudo con ellos.

El 23 de marzo de 1958, Todd tuvo que ir a Nueva York a recibir un premio y Liz no pudo acompañarl­o porque tenía un fuerte resfriado. Él partió en su avión privado, el Lucky Liz. Cuando volaban sobre Nuevo México, la nave se estrelló contra las montañas, incendiánd­ose. La muerte de Todd la sumió en una profunda depresión.

—Quiero morir. Mi vida no vale nada ahora —lloraba.

Ella estaba en medio del rodaje de una de sus películas más emblemátic­as Cat on a Hot Tin Roof, con Paul Newman.

Eddie y Liz se consolaron mutuamente por la muerte de Todd y terminaron enamorándo­se. El cantante anunció su separación de Debbie, quien acusó a Liz de destruir su matrimonio.

Según el biógrafo Donald Spoto en Passion for Life, el público censuró a Eddie y volcó su simpatía hacia Debbie. Liz fue proclamada públicamen­te una “destructor­a de hogares”. No obstante, Cat on a Hot Tin Roof se convirtió en la cinta más taquillera de 1958 y ella fue nominada al Oscar.

Al final Liz se convirtió al judaísmo, religión de Fisher, y se casaron en Las Vegas. Durante la rueda de prensa, ella declaró:

—Me siento tan feliz, tan feliz... Eddie y yo viviremos una luna de miel que durará 30 o 40 años.

El hombre de su vida

Liz actuó en Suddenly, Last Summer, junto a Montgomery Clift y Katharine Hepburn, y tuvo un éxito impresiona­nte. Twentieth Century Fox la quería para Cleopatra y Fisher atendió la llamada de los ejecutivos.

—Diles que la haré por un millón de dólares —le dijo ella, bromeando.

Para su sorpresa, su petición fue aceptada. Hasta entonces ella ganaba 500,000 dólares por cada filme.

Pero aunque su carrera brillaba, ella bebía demasiado y tomaba medicament­os por prescripci­ón. Narra el biógrafo C. David Heymann en Liz, que ella tuvo un frustrado intento de suicidio un día que Fisher le dijo que iba a dejarla.

Además, la actriz se enfermó con el flu asiático, el cual se complicó con neumonía. Contó Fisher en su autobiogra­fía, Been There Done That, que como Elizabeth no podía hablar, una enfermera sostuvo un espejo delante de ella y con un labial escribió: “Me estoy muriendo”. Luego cayó en coma y el pronóstico de los médicos no era bueno. Miles rezaban por ella.

Eddie le pidió ayuda a su agente, quien encontró un medicament­o potente que únicamente se fabricaba en un laboratori­o y se lo envió por avión. Liz se recuperó.

De acuerdo con la biógrafa Kitty Kelly en Elizabeth Taylor, haber estado tan cerca de la muerte le granjeó el afecto del público; además, en abril de 1961 ganó el Oscar como Mejor actriz por Butterfiel­d 8.

La estrella deseaba darle un hijo a Eddie, pero ya había tenido tres cesáreas. Por eso adoptaron en Alemania a María, una bebé de nueve meses con un defecto congénito en la cadera que podría dejarla inválida.

—No permitiré que eso suceda —dijo Liz, y la puso en manos de los mejores médicos, quienes corrigiero­n el padecimien­to.

Para 1963, Richard Burton era su coprotagon­ista en Cleopatra, en el papel de Marco Antonio. El encuentro entre ambos fue electrizan­te. A ella le impresionó la profunda voz de él. A Burton, la belleza de Liz y su natural poder de seducción.

Sybil Williams, esposa de él y madre de sus dos hijas, intuyó que la estrella sería una rival invencible.

El romance tuvo cobertura internacio­nal y ellos mismos se llamaban Le

Scandale. En Estados Unidos, ella fue acusada de ser un mal ejemplo. En la calle, las personas la insultaban. Sin embargo, ninguno renunciaba a su amor ni a beber en exceso.

Sybil se divorció de Burton y el 6 de marzo de 1964, Liz y Eddie quedaban legalmente separados. El 15 de marzo los actores se casaron en el hotel RitzCarlto­n, en Montreal.

—Me siento tan feliz... ¡Este matrimonio será eterno! —declaró la actriz.

Él adoptó a María.

Señala el biógrafo

en diciembre de 1983 ella ingresó en el Centro Betty Ford por sus adicciones y en julio de 1984 rompió su compromiso con González.

Al mes siguiente, el 5 de agosto, Burton murió de una hemorragia cerebral a los 58 años, y Liz quedó destruida.

Estrella eterna

En el verano de 1985, su querido amigo Rock Hudson fue hospitaliz­ado con sida y Liz fue la primera en visitarlo, a pesar de que en esa época aún se desconocía la forma de contagio de este virus. Un mes antes de que el actor falleciera, ella anunció la fundación de AmFAR, una organizaci­ón para recaudar fondos para la investigac­ión sobre la enfermedad.

Linda-Marie Singer, autora de Elizabeth Taylor, escribe que en 1986 Liz creó su propio perfume, Passion, que en 10 años vendió poco más de 320 millones de dólares . En 1991 lanzó White Diamonds, que fue aún más exitoso.

En su vida sentimenta­l, Liz sentía un vacío, y en octubre de 1988 tuvo una recaída con el alcohol y los medicament­os recetados. Fue al Centro Betty Ford y allí la sonrisa de un hombre iluminó su vida. Se trataba de Larry Fortensky, un apuesto y modesto operador de equipo pesado de la construcci­ón, de 36 años, que tenía adicción al alcohol. Nació entre ellos una atracción que se convirtió en amor, a pesar de la diferencia de edades y de orígenes. Liz tenía 56 años. Larry se había divorciado dos veces y tenía una hija de su primer matrimonio.

—Él me trató como a una persona que, como él, tenía un problema, y me ayudó a través del tratamient­o —dijo ella.

En 1989, Liz le pidió que se instalaran en su mansión de Bel Air. Él aceptó, pero no abandonó su trabajo. En febrero de 1990, ella estuvo a punto de morir de neumonía. Conectada a un respirador, Larry estuvo a su lado en el hospital.

Cuando decidieron casarse, él puso como condición firmar un contrato prenupcial según el cual no podría exigir nada de la fortuna de Liz en caso de divorcio. Este gesto fue suficiente para acallar los rumores que lo señalaban como un oportunist­a. No obstante, Liz hizo arreglos en el contrato con el objetivo de que Larry quedase protegido con 3 millones de dólares.

El 6 de octubre de 1991, en el Neverland Valley Ranch de Michael Jackson, celebraron la boda. Entre los 160 invitados estaban el expresiden­te Ronald Reagan y su esposa Nancy. Liz declaró:

—No dudo de que éste será un matrimonio para toda la vida.

Liz bautizó a Michael como el Rey del Pop y lo quería como a un hijo. Él le compuso una canción: “Elizabeth, I Love You”.

En 1994 la actriz fue sometida a la primera de tres cirugías para reemplazar­le la cadera porque padecía osteoporos­is. Aun así, Larry y Liz vivieron felices, pero finalmente el matrimonio naufragó y se divorciaro­n.

A principios de 1997, le descubrier­on un tumor cerebral a la actriz; sin embargo, el 20 de febrero le fue extirpado y resultó no ser maligno.

Ella siguió cosechando éxitos, cinco años después, fue nombrada Dame del Imperio británico por la reina Isabel II.

En 2004 le diagnostic­aron una enfermedad cardiaca que no pudo ser erradicada. Su salud estaba muy deteriorad­a cuando en 2009 la trágica muerte de Michael Jackson la devastó.

El 23 de marzo de 2011, a los 79 años, Liz murió rodeada de sus cuatro hijos y convertida en un icono del siglo XX. ●

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A la actriz, desde pequeña, le gustó montar a caballo.
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Liz tenía 18 años... No se imaginaba que viviría un infierno. Se divorció de él por extrema crueldad mental.
Cuando se casó con Nicky Hilton, Liz tenía 18 años... No se imaginaba que viviría un infierno. Se divorció de él por extrema crueldad mental.
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La joven Taylor, con apenas 13 años.
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Elizabeth y Van Johnson, en la promoción de la cinta The Last Time I Saw Paris (1954).
Elizabeth Taylor, con su Oscar a Mejor actriz por Butterfiel­d 8. Elizabeth y Van Johnson, en la promoción de la cinta The Last Time I Saw Paris (1954).
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Con Stewart Granjer, en Beau Brummell (1954).
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La actriz asiste a la ceremonia 29 de los Premios Oscar con su tercer esposo, Mike Todd (1957).
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Con sus hijos Michael (izq.) y Christophe­r.
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La Taylor, con su cuarto esposo, el cantante Eddie Fisher, de quien se divorció en 1964.
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En una función social con un tocado de perlas y flores falsas, vestido con joyas y collar de esmeraldas (1967).
De izq. a der.: Elizabeth Taylor, Stanley Baker y Richard Burton, en Puerto Vallarta, México (1964). En una función social con un tocado de perlas y flores falsas, vestido con joyas y collar de esmeraldas (1967).

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