La nueva (y vacía) normalidad.
La ciudad sufre una revolución en el mercado de bienes raíces. Y el listado de las ventas de casas es encabezado con la oferta de la enorme mansión de Jeffrey Epstein por 65 millones de dólares, en la que se hospedaba el príncipe Andrés; no obstante, el precio inicial fue reducido a 23 mdd. Y aun así nadie desea comprarla.
Por su parte, la actriz Joan Collins quiere decirle adiós a su encantador apartamento ¡por apenas dos mdd!, ya que no pasará más temporadas entre nosotros. ¿Otros a quienes no les apetece vivir aquí? Tommy Hilfiger, quien está dejando su mansión de Connecticut en 45 mdd. Y hay rumores de que Valentino ya vendió su suntuoso apartamento a un billonario chino. Sin embargo, en el hotel Aman, del que es dueño Vladislav Doronin, los apartamentos cerca de la altísima y gigantesca piscina son comprados por billonarios rusos y árabes por cantidades récord.
Paris, una pionera
Ya no hablamos mucho de ella, pero vimos a Paris Hilton cenando con su hermana Nicky en una de las casitas exteriores de Le Bilboquet, y le dijo a un periodista que ella había sido la creadora de la costumbre de pagar a las celebs para que acudieran a desfiles de moda o presentaciones de nuevos productos, ¡y es la verdad! Antes de que Paris comenzara a cobrar por sus apariciones, los famosos recibían regalos, pero no necesariamente cash. Y lo más simpático es que la heredera de los Hilton lo asegura sin el menor pudor, ya que está feliz de haber establecido esta transacción de negocios.
Nuestras tiendas
Al caminar por la Quinta Avenida me impresiona lo vacías que están nuestras tiendas, en especial las más lujosas como Saks, Vuitton, Cartier, Armani, Versace... Aunque se comenta que para el próximo verano Nueva York comenzará a recibir la gran dosis de turistas que necesita.
¡Hasta el arte cambia!
Los museos están encantados porque el presidente Biden ha mostrado más interés en las artes que su predecesor, y ya han prestado a la Casa Blanca pinturas y esculturas para exhibir en el Despacho Oval y en los distintos salones. El Metropolitano y el Whitney de Arte Americano han cedido temporalmente varias obras escogidas por la primera dama Jill Biden. Y un busto del líder obrero mexicanoestadounidense César Chávez, del artista Paul Chávez, ya se exhibe allí. ¡Aplaudimos el gesto!
La librería de las celebs
Si quieres encontrarte a Ralph Lauren o a Carolina Herrera sólo hay que ir a The Corner Bookstore, una encantadora librería al estilo clásico, en Madison Avenue y la calle 93, donde después de unos meses cerrada ha vuelto a abrir, y los elegantes vecinos de la zona están felices. Ésta mantiene una tradición muy bella con sus varios pisos llenos de los últimos libros, además de ofrecer conferencias y firmas de autores. En una ocasión organizó una fabulosa biblioteca en el lujoso yate privado de uno de sus clientes.
Hoteles caídos en desgracia
Hace pocos años el Gramercy Park Hotel era el más novedoso y ‘de moda’ en Manhattan. Allí entrevisté a Valentino por última vez, igual que a Stella McCartney y a la joven modelo Georgia Jagger, además de asistir en su trendy Maialino a cenas ofrecidas por Narciso Rodríguez, los Toledo y otros famosos. Con pinturas de Warhol, Damien Hirst y Julian Schnabel en su famoso Rose Bar, hoy día, debido al COVID-19, la ausencia de turismo y mala administración, el hotel ha decaído y sus dueños están a punto de perderlo. Como neoyorquina me da mucha tristeza.
Favoritos al ‘aire libre’ o ‘para llevar’
La metrópoli aún no permite comer en el interior de restaurantes, y entre las tendencias está el uso de curiosos ‘iglúes’ de plástico transparente para colocar las mesas y atender familias de dos, cuatro o seis personas. El Café du Soleil es uno de los más populares en el Upper West Side y es divertido disfrutar nuestros escargots o paté dentro de una burbuja plástica en medio de una acera. Y así me cuentan que estuvo Meryl Streep y su marido. ¿No les parece cómico? Y si quieres para llevar a casa se encuentra el maravilloso Veselka, como lo hacen Julianne Moore, Chloé Sevigny, Adam Sandler y Paul Giamatti. Éste es un sencillo café-restaurante en el Lower East Side, se hizo famoso porque fue allí donde cenaron Madonna y John F. Kennedy Jr., quien estaba encantado por la obsesión de la cantante por conocerlo.