Demi Moore
Su difícil historia de vida le pasa factura.
Hace algunas semanas, Moore impactó en el desfile de Fendi al lucir una cara nueva y visiblemente retocada con un procedimiento estético para resaltar sus pómulos y redefinir sus labios, una decisión poco acertada que ha hecho de la que fuera una de las actrices más sensuales de Hollywood, un ejemplo de los extremos a los que las celebs están dispuestas a llegar por mantener su belleza.
Tras caminar por la pasarela, Demi, hoy día de 58 años, habló en el talk show de Naomi Campbell y aseguró que amó la experiencia, “fue especial, se sintió mágica y memorable”, pero no comentó nada sobre su aspecto, a pesar de la avalancha de críticas alrededor del mundo.
Ésta no es la primera vez que parece haber recurrido a intervenciones estéticas, se rumora que en 2003 gastó 250 mil dólares en cirugías para lucir impecable en la película Los ángeles de Charlie y, aunque ella lo negó en su momento, en 2009 reveló a Marie Claire que no juzgaba a las personas que lo hacían y no descartaba someterse a un procedimiento en el futuro, además afirmó que las ganas de cambios físicos reflejan incomodidades mentales. “La cirugía es un modo de combatir tu neurosis, pero el escalpelo no te hará feliz”, explicó en la entrevista, y presumió que su fuente de juventud era su entonces esposo, Ashton Kutcher, “encontré a alguien para quien la edad no significa nada, estamos en diferentes etapas de la vida y nos enriquecemos”. Mucho ha cambiado desde entonces.
Sus terribles fantasmas
En su libro Inside Out, publicado en 2019, Demi confesó que cuando nació sus padres eran adolescentes y que su madre sufrió severas adicciones hasta el punto en que tuvo que hacerla vomitar para salvarle la vida, un momento decisivo para ella: “Supe que mi niñez había terminado”. Además, fue abusada sexualmente por un conocido de la familia cuando tenía 15 años, “durante décadas no lo vi como una violación, sino como un hecho que provoqué y que estaba obligada a hacer porque ese hombre lo esperaba de mí”, escribe, y sólo a través de la actuación vio la manera de escapar a su cruda historia, “en realidad para mí representaba una sensación de libertad que ni siquiera podía imaginar, una manera de pertenecer a algún lado”.
A los 18 años se casó con el cantante Freddy Moore y tomó su apellido para probar suerte en Hollywood (su nombre real es Demetria Gene Guynes), pero, tras sus primeros trabajos, se volvió adicta a la cocaína, “tomaba tanta que casi me hice un agujero en la nariz”. Tras divorciarse y rehabilitarse, la vida le
“Si cargas vergüenza y traumas no resueltos, ni el dinero, el éxito o la fama podrán solucionarlos”, escribió Demi en Inside Out, libro autobiográfico.
sonrió en los 80 con una carrera en despegue y un nuevo matrimonio con Bruce Willis, con quien tuvo tres hijas. En los 90, Ghost: La sombra del amor, Propuesta indecorosa y G.I. Jane, la convirtieron en la actriz mejor pagada del momento y obtuvo una cifra récord de 12 millones de dólares por la cinta Striptease. Luego puso todo en pausa. Se retiró de las pantallas para dedicarse a su familia y no volvería al ojo público hasta su tercer matrimonio, esta vez con Ashton Kutcher, 15 años menor que ella.
¿La edad importa?
“Al conocer a Ashton sentí que tenía una segunda oportunidad de escribir mi vida, que podría regresar en el tiempo y ser joven con él”, escribió en sus memorias, pero aunque su relación comenzó con el pie derecho, pronto se convirtió en una fuente de ansiedad que la llevó a recaer en sus adicciones. “Quería ser la mujer que podía tomar una copa de vino en la cena o un shot de tequila en la fiesta. No se me ocurrió que él era un niño en sus veintes y no tenía idea cuando decía que no sabía si el alcoholismo era real. No se me ocurrió pensar en que tenía dos décadas sobria y que era un gran logro, y busqué maneras de complacerlo”.
En un intento por salvar el matrimonio, Moore asegura que participó en tríos y perdonó infidelidades, no obstante, nada evitó su separación en 2013. La estrella de entonces 49 años se convirtió en un rostro regular en las fiestas, constantemente fotografiada en bares y clubes acompañando a su hija Rumer, de 23.
En entrevista con Jada Pinkett Smith, Rumer aceptó que tuvo que actuar como madre durante esa época, “sus amigos me llamaban y me decían: ‘Estoy muy
¿La respuesta de Ashton Kutcher, tras la publicación de Inside Out? “Estaba a punto de enviar un tweet sarcástico, pero luego vi a mis hijos y a mi esposa y lo borré”. El actor está casado con Mila Kunis desde 2015.
que sus órganos estaban colapsando, y regresó a la vida. Luego de su rehabilitación, eventual reconciliación con sus hijas y una nueva desaparición del ojo público, las fotos de Demi saliendo de antros cambiaron por fotos en pijama con toda la familia en Instagram, incluso con su ex, Bruce, con quien mantiene una buena relación; sin embargo, detrás de la selfie perfecta y la publicación de su libro, que definió como un modo de encontrarse a sí misma, aún parece faltarle una pieza a su rompecabezas. Después de entregarnos la icónica escena en que modela cerámica con Patrick Swayze y raparse la cabeza para interpretar a un soldado, Demi Moore no ha encontrado roles con los que se identifique, quizá puso su carrera demasiado tiempo en pausa y, ahora, “no hay muchos papeles con sustancia luego de los 40, sólo queda ser la esposa o la madre de alguien”, dijo en un podcast con su amiga Gwyneth Paltrow, quien la aplaudió por mostrarse vulnerable. Mientras espera un proyecto que la entusiasme, “sigo en mi camino hacia la sanación física, mental y emocional. En definitiva no me interesa culpar a nadie de mis problemas, es una pérdida de energía”, aseguró. ● preocupado por Demi, tienes que hablar con ella’, entonces tenía que ir adonde estuviera”. Esas ‘situaciones’a las que se refiere quedaron plasmadas en fotos infames de su madre bailando sin zapatos o a punto de caerse en fiestas. “No tenía a nadie y mi mamá no era capaz de serlo”, expresó Rumer.
El presente incierto
Tras una noche de fiesta en 2012, Demi terminó en el hospital por haber fumado marihuana sintética e inhalado óxido nitroso, un incidente que llevaría a sus dos hijas menores, Tallulah y Scout, a cortar comunicación con ella durante tres años. Dispuesta a recuperarlas, Demi entró a un programa para tratar su codependencia y abuso de sustancias, además trabajó con un experto en medicina integral para mejorar su salud, ya