Royals en acción
Reinas y princesas que marcan diferencia.
Hace tiempo que las princesas dejaron de enfocarse en el cuidado de sus príncipes azules, en sus hijos o en visitar hospitales. Claro, continúan haciéndolo, pero hoy día vemos que algunas de ellas hacen suyas causas que no sólo benefician a numerosas personas en sus países, sino en otras zonas del planeta.
Una voz con peso
Desde que era princesa, Rania de Jordania destacaba por sus ideas a favor de las mujeres en un medio machista: “Para mí, llevar o no velo… no refleja el estatus de las mujeres… Prefiero juzgarlas por su ética, valores, el modo en el que piensan y lo que hacen, y no por cómo visten”, reveló en una entrevista.
Sus posturas altruistas se reflejan en las 10 iniciativas que patrocina en su nación. Una de ellas es la Fundación Jordan River, que favorece la vida de mujeres y niños por medio del mejoramiento de escuelas, entre otras cosas. Asimismo, trabaja con organizaciones de otros países, como Bangladesh.
Rania va a zonas de conflicto, participa en foros mundiales y escribe en medios internacionales sobre la importancia de la educación para romper el ciclo de pobreza. Así ha llamado la atención del mundo sobre asuntos como migración, a través de ACNUR, de la ONU. Y no teme hablar al respecto: “En 2016, las naciones ricas proporcionaron 63 por ciento de los 4.54 mil millones solicitados para el plan de respuesta de la región de Siria. Este año sólo recibe fondos de 45.1 por ciento”, aseguró a CNN en 2017.
Gracias a su labor ha recibido valiosos reconocimientos, como ser nombrada una de las mujeres más poderosas del mundo por Forbes.
Un problema que era invisible
Kate Middleton es una cara visible para acabar con los prejuicios hacia las enfermedades mentales. La duquesa trabaja, principalmente, en proyectos como Place2Be (enfocada en la infancia) y desde el año pasado, al lado de William, con Our Frontline, que apoya la salud mental del personal que combate al coronavirus.
“El estigma que rodea la salud mental en la niñez impide que los afectados no reciban la ayuda que necesitan. Es vital que esto cambie”, ha expresado.
Hasta hace unos años los problemas psicológicos se soslayaban y Kate ha abogado por ellos antes de que se hicieran tan visibles, pues desde 2013 es patrocinadora de Place2Be y en su país ha marcado diferencia.
“El apoyo de nuestra patrona real tiene un impacto enorme y positivo; poco más de 3.5 millones de personas han visto su mensaje de apoyo... Al poner un gran foco en el tema, la duquesa ayuda a normalizar las conversaciones sobre nuestra propia salud mental y bienestar, y el de nuestros hijos”, expresó hace unas semanas la directora de la ONG en la Semana de la Salud Mental Infantil. Place2Be informó que llegó a número récord de niños y padres interesados en el evento, así como a un aumento de 700 por ciento en el tráfico de su web en comparación con la misma semana en 2020.
Esa es la trascendencia de que una mujer como Kate trabaje arduo a favor de causas sociales.
Sin reflectores
Su seriedad y esa aparente altivez que muestra en público hace que la reina Letizia sea muy criticada. Por ello parecería que sólo acude a los eventos de las causas benéficas que apoya y no hace nada más. Pero no es así.
“A Letizia le enviamos documentos de trabajo y llega a cada una de nuestras citas aportando ideas. No sé por qué se tiende a pensar que está dos minutos, se toma la foto y se va, porque la preocupación y el seguimiento son constantes”, contó Esther Díaz, de la Asociación Española contra el Cáncer, a una famosa revista española. Y hay testimonios que muestran que la reina trabaja fuera del reflector y calla, en buena medida por la política férrea del Palacio de la Zarzuela, que no le permite dar entrevistas, por ejemplo. Expertos en relaciones públicas aseguran que esta mala comunicación en realidad provoca que se vea a Letizia como una mujer aún más distante de la gente.
Incluso así, hay varias organizaciones que valoran su apoyo: “Le estoy agradecida por dar visibilidad a la violencia contra la mujer y al abuso de los derechos humanos”, dijo Rocío Mora, de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida.
La atención a enfermedades raras es otra de sus banderas y ella está atenta no sólo con organizaciones españolas e internacionales, sino también a escala personal. Un diputado socialista contó que la conoció en un evento y ella se enteró de que su hija sufre síndrome de Williams. Pues bien, la royal suele preguntarle por la salud de la pequeña cuando coinciden y e incluso lo ha llamado. Así, sin reflectores, la reina de España ha trabajado a favor de la gente.
A un paso del Nobel
La princesa Ana de Inglaterra no tiene la presión de su hermano mayor; sin embargo, cumple con sus deberes reales, además de los que ha tomado por su cuenta, como presidenta de Save Children International desde 1970, décadas
antes de que ser embajadora de una ONG fuera requisito para ser royal.
En 2017 dejó su cargo y en la actualidad es patrona, pero su labor provocó que en 1990 estuviera entre los candidatos a ser nominados al Premio Nobel de la Paz, algo que ni la admiradísima princesa Diana pudo lograr en su meteórica, mediática y muy exitosa carrera altruista.
En The Crown se insinúan los ‘celos’ que Ana sentía por Diana, pues llevaba años con su causa y los medios no hacían caso. Y aunque nunca sepamos si es verdad, quizá muestra por qué no conocemos más de su labor humanitaria en Sierra Leona, Mozambique o Bosnia.
A diferencia de su cuñada, Ana lo logró con un bajo perfil. Y aunque no tiene la cobertura de sus sobrinos William y Harry, y hasta podría disminuir su actividad, no lo hace. En 2019 participó en 506 actos públicos y es famosa por ser la más trabajadora de los Windsor. “Estoy orgullosa de mi larga asociación con Save the Children… Encarna un espíritu de compasión y apertura. Sus valores son una inspiración; sus logros, un fuente de esperanza para millones de niños”, dijo la hija de Isabel II en 2017.
Por la comunidad LGBT
Ninguna de las royals que mencionamos aquí ni alguna de otras casas reales han apoyado más visiblemente a la comunidad LGBT de su nación que Mary de Dinamarca. Desde 2018, la princesa heredera preside la entrega de los Rainbow Awards, evento al que asistió sin falta en octubre a pesar de la pandemia.
Y aunque el país es pionero en políticas a favor de la comunidad, Mary ha sido criticada por sectores conservadores que apoyan a la monarquía, sí, pero vinculados con la iglesia protestante.
“Estamos unidos por el derecho a ser quienes somos. Entendemos que sin importar a quién ames y la identidad de género no deben ser determinantes para participar plenamente en la sociedad”, expresó Mary el 27 de julio pasado durante la celebración anual del orgullo. La princesa fue la encargada de dar el discurso oficial y esto sólo significa una cosa: que su suegra, la reina Margarita II, la apoya plenamente.
De hecho, esta última ha delegado más responsabilidades en su nuera que en su propio hijo, el príncipe Federico, pues también en octubre pasado la princesa participó en el Día Internacional de las Niñas de las Naciones Unidas.
No en vano Mary, siendo australiana de origen, es el integrante más popular de la corona danesa. ●