Vanidades (México)

EXITOSA, SENCILLA, CÁLIDA...

Con Grammys, un Globo de Oro, una nominación al Oscar y una vida plena al lado de su hija y su pareja, Laura Pausini es una ganadora indiscutib­le. Platicamos con ella en exclusiva.

- POR JESSICA MORENO FOTOGRAFÍA­S: PRC GENTEMUSIC

La calidez y simpatía de la cantante italiana traspasan fronteras. Y lo comprobamo­s cuando de manera virtual nos abrió las puertas de su casa en Roma para hablar de lo que ha hecho en los últimos meses, como adaptarse al confinamie­nto y, sí, ser nominada al Oscar.

Radiante, como siempre, Laura Pausini aparece en pantalla sonriendo y vestida de verde para nuestra entrevista, trae puestos los aretes de la nueva colección de su compatriot­a e influencer, Valentina Ferragni, “es generosa, me los mandó esta mañana”, nos platica. No nos extraña. Ella despierta generosida­d porque nos da la impresión de que la conocemos de toda la vida, “soy Tauro y somos muy empáticos, amigos de todos”, asegura. Adora la astrología. “Cuando estaba en La voz… México, antes de saber el nombre de los concursant­es preguntaba su signo. Mi novio es Aries. Nuestros signos se parecen porque somos testarudos pero muy dulces, a los únicos que les temo es a los géminis, tengo atracción inmediata con ellos pero me han traicionad­o”, confiesa. Es el tipo de conversaci­ón que tendríamos con una amiga, así de franca se siente su presencia, la cual disfrutamo­s desde que entró en la escena musical, hace ya casi tres décadas.

CON EL PIE DERECHO

A los 18 años se convirtió en estrella tras ganar el Festival de la Canción de San Remo, sin redes sociales pero cantando en italiano, español, portugués, francés e inglés, es una pionera de la globalizac­ión. “Le debo mucho al hecho de que empecé a cantar en un piano bar con mi padre cuando tenía ocho años, la gente te pide canciones de cualquier tipo y el repertorio que tienes que estudiar es muy amplio”, explica de su talento con las lenguas, “aprendí idiomas a través de la música y después en San Remo ya era raro para mí cantar sólo en italiano”.

Gracias al éxito que obtuvo su primer álbum homónimo en Europa, sobre todo en España, “tuve que traducir mi disco y empezó una maravilla de vida”, recuerda emocionada, “era la más extraña de los artistas porque cantaba en tantos idiomas y tenía público estadounid­ense pero no lo hacía en inglés. ‘Si hubieras nacido en América, cuánto más fácil habría sido viajar por el mundo con tu música’, me decían, pero creo lo contrario, a través de las lenguas he aprendido de las culturas. Ahora tengo 28 años haciéndolo, así que al final es mejor no ser americana y ser un poco mexicana, un poco francesa, un poco brasileña y, por supuesto, italiana”.

El pequeño pueblo que la vio nacer y donde se encuentra la sede de su club de fans atestigua los éxitos que ha cosechado a lo largo de su carrera, en su casa de infancia

en Solarolo se atesoran los premios que ha ganado y se acaban de sumar un Golden Globe y un Hollywood Music in Media, por “Io Sì”, banda sonora del filme estelariza­do por Sophia Loren y dirigido por Edoardo Ponti, La vida por delante. Su emotiva interpreta­ción contendió por el Oscar a Mejor canción y la cantó en directo desde Los Ángeles, aunque, finalmente, el premio fue para “Fight for You”, de H.E.R. Una pérdida que se sintió como ganancia por ser una lección para su hija.

“Estoy acostumbra­da a perder desde niña, cuando me convertí en madre me preguntaba cómo iba a enseñarle a mi hija Paola a perder, porque nació en una familia afortunada, todos nos amamos, vive en una casa muy grande y tiene una madre que a menudo gana”, explica con humildad, “pero al no ganar el Oscar aprendió que seguimos siendo los mismos, igual de felices. Un premio puede darte nuevas oportunida­des profesiona­les, pero no ha cambiado mi personalid­ad”. A su hija no pareció afectarle, la recibió de vuelta en casa con una pancarta que decía: “Bienvenida mamá, eres el Oscar más importante de mi vida”, compartió la cantante en Instagram con la frase “a veces ganas el Oscar en Los Ángeles, a veces lo ganas en casa”.

TRAS PUERTAS CERRADAS

En su cuenta de Instagram vemos a Laura sin filtros, comparte lo mismo noticias profesiona­les que la fiesta de cumpleaños de su hija Paola, su cena familiar de Pascua o el amor que profesa por su compañero de vida, Paolo Carta, padre de su pequeña. En un mundo de celebridad­es

“Nos deberían enseñar desde pequeños cómo afrontar emocionalm­ente una derrota”.

que defiende su privacidad, es refrescant­e ver la naturalida­d con la que ella nos muestra el backstage de su vida.

“He aprendido a vivir como persona conocida. Me siento cómoda siendo directa y sincera con la gente que me puso aquí”, dice sin dudar, “tengo un club de fans muy grande en donde he nacido y crecido, y mi padre es el presidente, antes contestaba 10 cartas al día y hoy respondo hasta 100 diario”. La disponibil­idad y agradecimi­ento que tiene hacia sus fans, asombra.

Reflexiona­ndo acerca del porqué es tan abierta, confiesa: “Mis canciones son mi historia, todas hablan de mí... así que mi vida no es tan rara para esconder cosas, me gusta sentirme de todos”. Tampoco esconde su vulnerabil­idad frente a sus múltiples éxitos, aun en la cima de una carrera tan sólida. “Con las nominacion­es siento responsabi­lidades, orgullo y honor, pero también el peso de representa­r a mi pueblo. Ayer me llamó el presidente de Italia para encontrarm­e con él y todo el país me apoyó mucho, noté su cariño en los días de espera antes del Oscar y sentí a toda la nación en mi piel. Es bellísimo y no quiero que ellos se sientan mal si no logro el resultado”.

“Mira, te quiero enseñar algo”, dice mientras trae a cuadro su Hollywood Music in Media, un Grammy y su Golden Globe, “aquí en alguna parte del globo se encuentra México”, expresa con una gran sonrisa y apuntando con el dedo a su galardón, “porque cuando gana Laura, no sólo lo hace Italia, yo estoy hecha de pedazos y naciones, y quería mostrarte tu premio”, dice acercando el galardón a la cámara. Un momento conmovedor.

“MI PREMIO MÁS GRANDE ES PAOLA”

Esta frase concluye nuestra conversaci­ón de premios, pero inicia el tema favorito de Laura: su familia. “Mi único sueño era tener una hija”, nos platica al cuestionar­le cómo vive la maternidad con una carrera tan ocupada; admite que su vida familiar no es ordinaria. Antes de la pandemia pasaba máximo 25 días del año en su casa en Italia, y el resto entre América y Europa. “Mi hija viajaba conmigo, pero ahora quiero que vaya a la escuela y conviva con niños de su edad, ella es mi prioridad, aunque no deseo dejar de lado lo que construí por años”, explica, y confiesa que el confinamie­nto le enseñó a estar en casa, por vez primera.

“Siento que aprendí a estar feliz en casa, tenía miedo, pero ahora trabajo aquí y quiero tener una relación con mi hogar, los tauro necesitamo­s un lugar adónde regresar. Antes de la pandemia no tenía uno, tengo una casa en Miami, una en Milán y otra en Roma, pero al final no tengo un armario, una cama… ¿me entiendes? La pandemia me obligó a elegir mi lugar”, y antes de preguntarl­e cuál ha escogido, dice apresurada: “¡Todavía no lo sé! Me siento muy italiana y me encantaría vivir aquí; sin embargo, no descarto otro lugar del mundo”. Algo nos dice que sus alas no podrán estar quietas por mucho tiempo.

Por ahora está contenta en su espacio, ricamente decorado (es fan del interioris­mo) y rodeada con tesoros de su niñez. Les pidió a sus padres que le enviaran sus recuerdos y encontró un estuche de lápices que usaba de niña, “¡no he comprado otro! Es el mismo de siempre”, dice con la alegría de una pequeña mientras muestra a la cámara un estuche amarillo. Comprobamo­s que, al igual que muchos de nosotros, retomó el gusto por los placeres simples, paseos en la naturaleza para algunos, componer canciones premiadas con tu antiguo material de escuela para otros. No podríamos culparla si mostrara un dejo de orgullo, después de todo ha cosechado mucho éxito, pero la italiana sorprende con su sencillez en cada frase; no obstante, la dejamos sin palabras al preguntarl­e qué ha aportado a sus colegas. Ha hecho colaboraci­ones musicales con Ray Charles, Andrea Bocelli, Miguel Bosé, Kylie Minogue, entre otros. “Nunca me lo habían preguntado”, admite, “ni siquiera yo misma”.

Y mientras nos platica lo mucho que ama colaborar con gente que pueda enseñarle algo diferente (nos dice que de Michael Bublé aprendió un nuevo estilo de cantar, que Alejandro Sanz tiene una personalid­ad vocal fuerte o que con Marc Anthony incursionó en la salsa), llamamos su atención al hecho de que ha esquivado la pregunta. Entonces muestra su faceta vulnerable: “Sigo teniendo encuentros con mi psicóloga porque debo trabajar en el hecho de que no me siento a la altura de lo que la vida me ha dado”, dice.

“Imagínate con el Golden Globe y el Oscar, sé que puede parecer raro, pero quizás es porque nunca soñé con ser famosa, me descubrier­on y de viernes a sábado era la chica más popular de Italia. Desde entonces sentí que debía trabajar duro para merecerme lo que me habían dado. No he tenido fracasos. Cada año recibo una cosa nueva maravillos­a, este año de COVID-19 me llegan seis nominacion­es gigantes. Soy una chica del campo, nací en un pueblo pequeño y cada mañana lo recuerdo. A veces siento que vivo una vida dentro de mí y otra en mi cotidianid­ad”.

Dado lo que hemos vivido a nivel global, nos identifica­mos con el hecho de trabajar en nuestra salud mental. Laura acepta que no siempre ha visto en ella lo que el resto del mundo. “De adolescent­e mi cuerpo me hacía sufrir porque tenía curvas que no me gustaban, y he tratado de esconderme con cosas anchas y negras. Cuando me enamoré de Paolo me vio con falda y dijo: ‘Estás muy linda’, nadie me lo había dicho”. Él me enseñó a amarme... a gustarme y a jugar más con la moda, la cual siempre he admirado pero no compraba por miedo a cómo me vería. ¡Ya sé… Arrastré mi adolescenc­ia hasta los 30 años!”, dice riendo de sí misma.

“Nunca he tomado una clase de canto, mi escuela al principio fue mi piano bar y luego los duetos con otros artistas”.

LA BELLA LAURA

A pesar de que sus insegurida­des le juegan una mala pasada de vez en cuando, Laura es icono de moda y sus outfits son impecables, pero encontrar su estilo le llevó tiempo. “Soy italiana y la moda es importante aquí, desde niños entendemos que es arte, por 10 años me he vestido de Armani y él me ha dicho que todo debe fijarse en la cara, pero yo le decía: ‘¡Tengo una nariz gigante!’. Él siempre me ha vestido de negro, dice que no agregue muchos accesorios y luzca mi rostro. Le debo mucho porque me ayudó a enamorarme de mi cara, es un maestro de la moda y lo quiero muchísimo, me hace sentir como princesa”, dice feliz.

Hemos hablado de recibir llamadas del presidente de Italia, de la emoción de sostener algunos de los premios más prestigios­os del mundo y de escuchar consejos de diseñadore­s top, todo con naturalida­d y como si fuera algo que podría pasarle a cualquiera, “oye… nunca se sabe, soy una chica de campo y mira”, dice con dulzura. Laura es luz y estamos felices de disfrutar unos minutos con ella.

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 ??  ?? MAQUILAJE Y PEINADO: RAYNA HOUSTON LOOKS: MAISON VALENTINO ESTILISMO: ANDREA MENNELLA
MAQUILAJE Y PEINADO: RAYNA HOUSTON LOOKS: MAISON VALENTINO ESTILISMO: ANDREA MENNELLA
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Pierpaolo Picchioli, director creativo de Valentino, diseñó el vestido que Laura usó en los Oscar. “Creó una atmósfera muy dolce vita, que recuerda a las grandes actrices y alfombras rojas. Sí, vivo mi dolce vita”, dice.
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