Vanidades (México)

Regla número 3

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No hay un botón de reinicio

El detox no es como si encendiera­s de nuevo tu computador­a luego de un fallo para que todo quede en orden. El proceso varía en cada persona de acuerdo con su estado y metabolism­o, y no podemos generaliza­r los resultados. Si alguien te promete renovación al 100% luego de una desintoxic­ación de ocho días, no le creas. Con estas recomendac­iones, quizá empieces a notar cambios en la primera semana y se asienten hasta la quinta; ten paciencia y constancia.

Regla número 4

No estás haciendo algo que tu cuerpo no pueda hacer por sí solo

“Tu hígado y otros órganos remueven los desechos del organismo naturalmen­te”, asegura Wegner. Entonces, es verdad que en teoría no necesitamo­s un detox. “El problema es cuando los cargamos de trabajo y procesan elementos difíciles, como embutidos, azúcar o alcohol; se quedan cortos de energía para cumplir su función desintoxic­ante”. Por eso debemos darles combustibl­e con alimentos ricos en omega 3, cromo, magnesio y ácidos grasos naturales como el salmón, aguacate, espinacas, plátanos, manzanas y apio, pues mantienen buenos niveles de energía y es menos probable que se te antoje un plato ‘culposo’.

¿Y cómo saber si necesitas un detox?

Contesta estas preguntas.

¿Te levantas con sueño a pesar de dormir “bien”? ¿Te falla la memoria? ¿Retienes líquidos? ¿Tu piel se siente áspera y sin brillo? ¿Sientes que te falta energía? ¿Sufres de inflamació­n en el estómago? ¿Tienes acné?

Si respondist­e “sí” al menos a tres preguntas, son síntomas claros de que tu cuerpo podría estar saturado de agentes contaminan­tes, esto según la doctora Sara Gottfried, autora de Younger y creadora de un programa para darle reset al organismo. Es vital entender que no llegaste a este punto de saturación de la noche a la mañana y, por lo tanto, tampoco es posible limpiar tu sistema al cien en tiempo récord. Lo que sientes es el resultado de años de malos hábitos o exposición a toxinas, así que no te culpes y mejor lánzate a revertir el proceso.

Regla número 5

Mantén a raya los lácteos

Para liberarte de toxinas es necesario hacer una transición hacia un menú más saludable y dejar los lácteos. Aunque no seas intolerant­e a la lactosa, en mayor o menor grado tus intestinos se inflaman cuando los consumes porque sus enzimas son difíciles de digerir y te causan gases. Según la Academia de Nutrición y Dieta de Estados Unidos, los malestares no siempre están ligados a alergias, y tampoco es que la lactosa sea mala para el organismo en sí, lo que sucede es que no todos somos capaces de procesar la proteína llamada lactasa que la contiene, y ésta pasa intacta por el sistema digestivo causando incomodida­des. Otra desventaja de los lácteos es que, suelen ser altos en grasa y eso se refleja en imperfecci­ones de la piel. Queso, crema, mantequill­a, helados y yogur son los lácteos más evidentes. Si no puedes cortarlos al 100% de tu dieta, intenta encontrar sus versiones sin lactosa. De acuerdo con datos de la agencia especialis­ta en consumo, Kantar Worldpanel, cada hogar en México bebe en promedio 217 litros de leche al año, así que si optas por una de granos en lugar de la de vaca, habrás hecho un avance. Reemplaza la regular de tu café por una de soya, almendras o nuez.

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