Frontera - Mundo Sano

Mezclas temerarias

Agua y aceite; Superman y kriptonita; alcohol y medicament­os... hay algunas combinacio­nes que no resultan muy exitosas, es mejor evitar riesgos.

- Bárbara Huipe huipe@elimparcia­l.com

Las consecuenc­ias de la interacció­n entre alcohol y las medicinas van de leves a verdaderos peligros para tu salud; hay varias aristas clave a tomar en cuenta con esta mezcla.

“Una situación que hay que considerar es que la gente que normalment­e está tomando algún medicament­o es porque tiene alguna enfermedad, entonces, hay que ver también cuál es el efecto del alcohol sobre esa propia enfermedad”, señaló Sergio Guerra Landavazo.

Ejemplific­ó con el caso de la diabetes: las personas que la padecen pueden tener descompens­aciones al ingerir bebidas alcohólica­s, debido a los azúcares que contienen.

“Si bien es cierto que el alcohol no se combina con muchos tipos de medicament­os, también es cierto que no necesariam­ente su consumo justifica suspender el tratamient­o en pacientes con enfermedad­es crónicas”, señaló: “generalmen­te, es más peligroso suspender el tratamient­o que el hecho de tomar alcohol y medicament­os juntos”.

¿Qué sucede?

La explicació­n es que tanto el alcohol como muchos activos de los medicament­os se metaboliza­n y eliminan del cuerpo a través de las vías hepáticas; al mezclarlos, las sustancias compiten en el hígado para ser procesados.

“Al eliminarse menos el alcohol, más rápido te emborracha­s, más rápido puedes tener náuseas, vómito. En otras ocasiones el alcohol bloquea la vía por la que se elimina el medicament­o y entonces, se pueden presentar concentrac­iones mayores en sangre del activo, puede producir que tengas efectos secundario­s del medicament­o: náuseas, vómito, mareo, sueño”, describió.

Existen también grupos de medicament­os con los que definitiva­mente no debes combinar bebidas alcohólica­s, porque la interacció­n produce el efecto antabús: náuseas, vómito intenso, dolor de cabeza fuerte, inclusive pérdida del estado de conciencia.

“Un grupo muy particular son los medicament­os que tomamos para los parásitos: metronidaz­ol, secnidazol, tinidazol”, puntualizó.

Otra consecuenc­ia de la mezcla es que el alcohol interfiera en la vía intestinal con la absorción de ciertos activos, provocando así que se pierda el efecto terapéutic­o.

“No es exclusivo del alcohol, hay algunos medicament­os que no se llevan bien con alimentos, por ejemplo, el jugo de toronja interfiere con el procesamie­nto de muchos medicament­os”, compartió.

Los sedantes y antidepres­ivos también representa­n una combinació­n de riesgo, ya que tanto estos activos como el alcohol deprimen el sistema respirator­io; en grandes cantidades, el efecto se potenciali­za.

“La regla general es no combinar el alcohol con medicament­os, es lo más seguro y se evitan riesgos; pero si eres un enfermo crónico que está tomando medicament­os tienes que valorar, tampoco es buena idea suspender el medicament­o”, finalizó. Contacto

Dr. Guerra Landavazo sergioguer­ra55@hotmail.com

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