Mezclas temerarias
Agua y aceite; Superman y kriptonita; alcohol y medicamentos... hay algunas combinaciones que no resultan muy exitosas, es mejor evitar riesgos.
Las consecuencias de la interacción entre alcohol y las medicinas van de leves a verdaderos peligros para tu salud; hay varias aristas clave a tomar en cuenta con esta mezcla.
“Una situación que hay que considerar es que la gente que normalmente está tomando algún medicamento es porque tiene alguna enfermedad, entonces, hay que ver también cuál es el efecto del alcohol sobre esa propia enfermedad”, señaló Sergio Guerra Landavazo.
Ejemplificó con el caso de la diabetes: las personas que la padecen pueden tener descompensaciones al ingerir bebidas alcohólicas, debido a los azúcares que contienen.
“Si bien es cierto que el alcohol no se combina con muchos tipos de medicamentos, también es cierto que no necesariamente su consumo justifica suspender el tratamiento en pacientes con enfermedades crónicas”, señaló: “generalmente, es más peligroso suspender el tratamiento que el hecho de tomar alcohol y medicamentos juntos”.
¿Qué sucede?
La explicación es que tanto el alcohol como muchos activos de los medicamentos se metabolizan y eliminan del cuerpo a través de las vías hepáticas; al mezclarlos, las sustancias compiten en el hígado para ser procesados.
“Al eliminarse menos el alcohol, más rápido te emborrachas, más rápido puedes tener náuseas, vómito. En otras ocasiones el alcohol bloquea la vía por la que se elimina el medicamento y entonces, se pueden presentar concentraciones mayores en sangre del activo, puede producir que tengas efectos secundarios del medicamento: náuseas, vómito, mareo, sueño”, describió.
Existen también grupos de medicamentos con los que definitivamente no debes combinar bebidas alcohólicas, porque la interacción produce el efecto antabús: náuseas, vómito intenso, dolor de cabeza fuerte, inclusive pérdida del estado de conciencia.
“Un grupo muy particular son los medicamentos que tomamos para los parásitos: metronidazol, secnidazol, tinidazol”, puntualizó.
Otra consecuencia de la mezcla es que el alcohol interfiera en la vía intestinal con la absorción de ciertos activos, provocando así que se pierda el efecto terapéutico.
“No es exclusivo del alcohol, hay algunos medicamentos que no se llevan bien con alimentos, por ejemplo, el jugo de toronja interfiere con el procesamiento de muchos medicamentos”, compartió.
Los sedantes y antidepresivos también representan una combinación de riesgo, ya que tanto estos activos como el alcohol deprimen el sistema respiratorio; en grandes cantidades, el efecto se potencializa.
“La regla general es no combinar el alcohol con medicamentos, es lo más seguro y se evitan riesgos; pero si eres un enfermo crónico que está tomando medicamentos tienes que valorar, tampoco es buena idea suspender el medicamento”, finalizó. Contacto
Dr. Guerra Landavazo sergioguerra55@hotmail.com