Intenta hacer memoria
Crea una lista de todas las emociones que conoces y escribe situaciones en las que hayan estado presentes en tu vida; repítelo situando a otros en esas emociones, recordando el lugar, el contexto, las reacciones, el lenguaje corporal y las personas presentes.
Retoma el control
Recuerda un momento específico en que hayas experimentado una emoción poderosa; si es positiva, permítete revivirla físicamente y si es negativa, date la oportunidad de cambiarla, ingeniando nuevas formas de actuar que te lleven a un resultado positivo -de manera ficticia-.
Ejercita la empatía
Recrea una situación que se te haga familiar pero en la cual no hayas sido protagonista; intenta ponerte en los zapatos del otro para que puedas vivir desde ahí sus emociones.
Deja que fluyan
Permítete hablar de tus emociones en persona, por teléfono o videollamada, siendo preciso y claro a la hora de expresarte; hacer esto en voz alta te permitirá retroalimentarte.