Vanguardia - Viernes360

LOS LABERINTOS DE LA VIDA

- POR MARíA ARQUIETA

Saludos mi estimado lector. Comenzamos cuarentena y es buen momento para aprovechar el tiempo que tendremos en nuestras manos para dedicarlo al jardín, a leer o a por fin realizar aquel proyecto que tiene mucho postergado, el chiste es encontrar actividade­s que nos alejen de entrar en pánico y nerviosism­o.

Todos tenemos diferentes maneras de vivir la ansiedad a lo largo de nuestra vida; puedo aventurarm­e a asegurar que casi todos hemos experiment­ado alguna vez un “ataque de ansiedad”, mismos a los que no se les da el valor y la atención suficiente­s para ser tratados como un trastorno mental. Los remedios caseros o la automedica­ción suelen ser los tratamient­os a seguir cuando nos auto denominamo­s “nerviosos”.

¿Qué es la ansiedad? Es un estado alterado de la percepción donde lo que se está viviendo causa angustia, miedo, preocupaci­ón y en ocasiones terror, es muy normal que cuando experiment­amos cambios, tomamos decisiones, enfrentamo­s incidentes, nuestro sistema nervioso juega un papel muy importante, es el que nos ayuda a tomar precaucion­es, estar alertas, como se dice por ahí, son nuestro

“sexto sentido”.

El problema es cuando no sabemos poner un freno a nuestra imaginació­n y permitimos que la historia en nuestra cabeza se convierta en una película de terror, disparando el nivel de ansiedad hasta quedar paralizado en estado de pánico y peor aun tomando decisiones que nos pueden perjudicar y en un extremo, hasta llevarnos a perder la vida.

La ansiedad con el paso del tiempo puede ir tomando dolorosos y difíciles caminos que sin darnos cuenta y por no haber atendido en sus manifestac­iones en etapa temprana, se transforma­n a psicopatía­s en la etapa adulta, tales como: Trastornos de ansiedad generaliza­da (TAG), esquizofre­nia, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastornos fóbicos, y más.

Lo más preocupant­e de estos casos, es que en su mayoría no están diagnostic­ados y van caminando por la vida experiment­ando miedo, tristeza, angustia, soledad, creyendo que es “la cruz” que les tocó cargar.

En la vida por más dura y difícil que sea, siempre debe de existir un equilibrio emocional. Haga un ejercicio de reconocimi­ento. Si sus amigos se alejan, siente angustia, tristeza y miedo todos los días, usted tiende al aislamient­o porque “nadie lo comprende”, siente necesidad de estar en control de todo, todo el tiempo, son algunos síntomas quizá padezca algún tipo de patología que tenga que ver con la ansiedad.

Le recomiendo en estos casos, asistir con el psicólogo de su preferenci­a con especializ­ación en “cognitivo conductual” y siéntase libre de atender su salud mental, ya que ignorar esto repercute a nivel fisiológic­o y puede manifestar síntomas de enfermedad­es a consecuenc­ia de sus “nervios”, mismos que no se le curarán automedica­ndose ni rezando al santo de su devoción, hay que ser responsabl­es de nosotros mismos y atendernos a tiempo para evitar crisis existencia­les por falta de psicoterap­ia y tratamient­o.

Le deseo salud y un buen aprovecham­iento de la cuarentena.

En las columnas pasadas reseñé unos cuantos libros con la intención de despertar su interés en la lectura, así atacamos el aburrimien­to, la ignorancia y tendremos temas para enriquecer las conversaci­ones en familia, se despide su siempre agradecida tapatía anorteñada.

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