Vogue Hombre

La copa más codiciada,

- Texto ARTURO LEZCANO

He aquí la crónica anticipada de Rusia 2018, un Mundial de fútbol en el que nada está escrito.

SI CADA MUNDIAL SE SALUDA COMO LA FIESTA MAYOR DEL FÚTBOL, EL DE RUSIA 2018 TIENE AIRES AÚN MÁS ESPECIALES PORQUE MARCA EL FINAL DE UNA ERA Y EL INICIO DE OTRA

Para empezar, será la primer Copa del Mundo con tecnología aplicada al juego, con la utiliza- ción del Video Assistant Referee o VAR, es decir, el procedimie­n- to que permitirá al árbitro ayu- darse del video para decidir juga- das dudosas. La decisión es una revolución en un deporte poco proclive a los cambios estruc- turales. Pero no será el único: la de Rusia puede ser la última Copa del Mundo disputada por 32 equipos. La siguiente, que se celebrará en Catar en 2022, tiene grandes posibilida­des de ser la primera en reunir a 48 seleccio- nes, como ha pedido la Confede- ración Sudamerica­na de Fútbol. El de 2026 ya tendrá con seguri- dad el formato ampliado, y con ello una forma de entender los Mundiales se habrá acabado.

El viejo orden puede terminar- se pero respeta la nómina habi- tual de seleccione­s favoritas de las últimas citas: Alemania, Bra- sil, Francia, España. Más atrás, Argentina, Bélgica, Inglaterra y Portugal, según las apuestas internacio­nales, termómetro de pronóstico­s en el fútbol actual. Es tan grande el deporte más popular del mundo que los dos mejores jugadores de la última década, monstruos que ya están en la historia, no pertenecen —a priori— a seleccione­s del primer escalafón. Porque aun- que Messi fue subcampeón con Argentina en 2014 y Cristiano Ronaldo alzó la última Euroco- pa con Portugal, el fútbol toda-

vía sigue siendo un deporte en el que prepondera el colectivo. Bien lo saben las estrellas de ilustres seleccione­s ausentes, otro de los puntos calientes de Rusia 2018: Italia, Holanda, Chile y Estados Unidos lo verán desde su casa. Y como siempre, también aguardan las sorpresas, los tapados de cada cita, habitualme­nte seleccione­s africanas y asiáticas.

La Copa del Mundo sirve tam- bién de escaparate a las estrellas en ciernes que buscan su consa- gración o incluso jóvenes desco- nocidos para el gran público que se destapan bajo los focos mun- dialistas. Ejemplos hay sobrados a lo largo de la historia. Por eso, más allá de los consabidos Messi, Ronaldo, Neymar, Luis Suárez, Iniesta, Kroos, Lewandowsk­i, Hazard, James Rodríguez, Mo- dric o Griezmann, interesa poner la lupa sobre algunos nombres con menos recorrido e incluso glamour: el brasileño Gabriel Jesús, el francés Mbappé o el in- glés Delle Alli ya son estrellas en sus equipos, el Manchester City, el PSG y el Tottenham, respecti- vamente. Otros jóvenes pueden tener protagonis­mo en grandes seleccione­s, como Julian Weigl o Draxler en Alemania, Isco o Asensio en España o Dembelé en Francia. O, en seleccione­s de menor nombre, el egipcio Salah, el nigeriano Iwobi o el mexicano Hirving Chuky Lozano.

En México, precisamen­te, es- peran llegar, al menos, al ansiado quinto partido. No lo tendrá fácil por el cruce de grupos. Si clasifica en su zona, llamada de la muerte ( junto a Alemania, Suecia y Co- rea del Sur), en octavos de final le esperarían Brasil, Suiza, Costa Rica o Serbia. Lo que no le fal- tará al Tri en Rusia es su legión de seguidores. Pese a la distancia, sus hinchas son los séptimos más compradore­s de entradas, y eso sin contar a los compatriot­as que

llegarán del otro lado de la fronte- ra (Estados Unidos es el sexto, y su selección no compite). Por en- cima aún están, además del país anfitrión, Colombia, Brasil, Perú y Alemania. Se da la circunstan- cia de que en Rusia, un país que pide visado entre otros a todos los países de la Unión Europea, no hará falta más que poseer la entrada y tramitar el Fan ID, una especie de pasaporte para el fanático que evita tener que ges- tionar un visado o cualquier otro engorro migratorio. A través de la página www.fan-id.ru y con solo seguir unos sencillos pasos, el extranjero con entrada podrá retirar, incluso en su país de ori- gen, este salvocondu­cto para su estadía en Rusia, que vence, claro está, una vez terminada la cita.

Rusia es un país especial, por cultura, extensión y también por la actualidad que genera. Llega el Mundial en medio de una gue- rra diplomátic­a entre las grandes potencias y el Kremlin, debido al envenenami­ento de un ex espía ruso en Inglaterra y por la guerra en Siria. La tensión se prevé que también aflore, por motivos más prosaicos, en las gradas y las ca- lles de las once sedes, ubicadas en un radio tolerable para la ex- tensión del país, con Moscú en el centro. En la pasada Eurocopa se vivieron escenas tremebunda­s de violencia de los ultras, especial- mente la de los rusos enfrentado­s a los ingleses. Por eso se prepara un dispositiv­o de seguridad enor- me, para contener las pasiones mal entendidas y, también, para evitar ataques terrorista­s. Es, al fin y al cabo, un evento planeta- rio, que promete atraer a miles de millones de telespecta­dores y generar otros tantos dólares en retransmis­iones y publicidad, y al que no le falta sus canciones oficiales. De momento la más escuchada es Colors, de Maluma y Jason Darulo. ¡Comienzan las apuestas mundialist­as!

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