CREACIÓN PERFECTA
Sir James Dyson es un apasionado de la ingeniería, quien dirige una de las compañías de referencia en innovación y diseño industrial
Futurista es el primer adjetivo que se viene a la cabeza al observar cualquier producto Dyson. Esto no es de extrañar, porque Sir James Dyson está considerado como uno de los mejores y más originales inventores del mundo. “Nos esforzamos por la perfección, no queremos hacer lo que todo el mundo hace”, declara. Cree que llevamos unas vidas demasiado complicadas y su objetivo es ofrecer productos que nos hagan la vida más fácil y saludable. “El reto es darle al consumidor lo que necesita antes de que sepa qué es lo que necesita. Ahí está el riesgo y eso es lo que hace nuestro trabajo apasionante”, señala. Uno de los mantras de Dyson es que el fracaso es el motor del progreso y que la tecnología es lo que nos abre las puertas del futuro. Su metodología es plantear problemas y buscar soluciones. “Cada uno de nuestros productos es fruto de varios años de investigación y del trabajo de miles de personas”, acuña. Para el desarrollo de la secadora de pelo se han dedicado cuatro años de investigación, 70 millones de dólares y se construyó un laboratorio para estudiar el cabello humano, donde se han usado 1.625 kilómetros de fibras
capilares de todos los tipos para las pruebas. “No pretendemos cambiar solo un aspecto del producto, queremos cambiar todo, desde su fisonomía a la experiencia de uso. Se trata de pensar mejor las cosas, revolucionarlas y hacerlas más eficientes utilizando la lógica. Por ejemplo, vimos que las secadoras de cabello convencionales llevan el motor en la parte alta y trasera del aparato, lo que hace que sean inestables y el brazo se canse al sujetarlas durante un tiempo. Por eso pensamos que era mucho mejor colocar el motor en el mango, lo que le daba mucha más estabilidad y la hacía más ligera. Pero para conseguirlo hemos tenido que desarrollar un nuevo concepto de motor inspirado en la industria aeronáutica y eso nos ha llevado años”, explica.
Hace unos años Sir James Dyson se propuso formar a los mejores ingenieros del mundo y para ello ha construido un campus dentro de su sede central en Malmesbury, en el oeste de Reino Unido. Allí los estudiantes pueden compaginar sus estudios con el trabajo junto a experimentados ingenieros y científicos. También tiene una fundación donde “trabajamos con los niños de las escuelas para encaminarlos hacia la ingeniería. Desarrollamos su potencial haciendo que piensen diferente y que cometan errores. También hacemos un concurso a nivel mundial para estudiantes. El tema es resolver un problema y cada año vemos mejores ideas. Los jóvenes son muy buenos en la resolución de problemas, me encanta ver cómo piensan y las ideas que se les ocurren”.